Me EnseÑaste A Amar

CAP. 20 ROGANDO POR SU PERDÓN

[Gaspar subió a su habitación, los niños estaban dormidos, generalmente en época escolar se acostaban temprano, se duchó y antes de vestirse se observó en el espejo de su vestidor, desde siempre cada mañana se tomaba tiempo para ejercitarse y no habiendo ningún código de conducta que le impida apreciar sus atributos físicos comenzó a detallar los mismos: su cuerpo está muy bien definido, tiene un rostro bastante atractivo, está consciente de que atrae miradas femeninas, le gustó la forma en que Hoa lo devoró cuando apareció sin camisa en la casa del lago, sonrió ante su imagen porque definitivamente si tenía con qué enamorar a una mujer y al estar vestido lucía muy elegante ya que sus trajes eran hechos a la medida ajustando en cada parte correctamente, cuando iba al club se lo confirmaban las chicas, ya que notaba la disputa que formaban mientras él seleccionaba a su acompañante del momento.

Se puso un bóxer y un pantalón de pijama y fue a las habitaciones de sus hijos a besarlos y desearles buenas noches, cuando regresó a su alcoba y se acostó, exclamó:

            –Vamos a enamorarnos Hoa Thi Smith.]

***

[Hoa se despertó por la insistencia del llamado del intercomunicador, al atender el portero le dijo que había una entrega para ella, autorizó el acceso y esperó al repartidor quien llegó rápidamente a su puerta cargando una caja que al abrirla contenía: café, chocolate, jugo de naranja, wafles, panecillos, tostadas, mermelada, mantequilla, tocino, huevos y frutas. Hoa alternaba su mirada entre la caja y el repartidor que solo le dijo que necesitaba su firma para confirmar la encomienda, pero ella antes de firmar le preguntó:

            –¿Quién me envió esto?

            –Hay un sobre debajo de toda la comida, tal vez ahí esté la respuesta a su pregunta, ahora por favor firme aquí –le señaló un recibo y el espacio para estampar su firma, así lo hizo y el chico se despidió educadamente.

Hoa de inmediato pensó en Francesco, por lo que comenzó a disfrutar del abundante desayuno sin ningún remordimiento, hacía mucho tiempo que no degustaba algo así antes de salir a trabajar, siempre es un café y un panecillo recalentado. Justo debajo del envase de frutas había un sobre, lo abrió y encontró la siguiente nota:

Estoy seguro de que, a pesar de tener un restaurante, nunca te detienes a comerte un buen desayuno, hoy quise ofrecértelo, espero que lo disfrutes. Rogando por tu perdón, Gaspar Davis.

 

“Así que el señor Davis está rogando por mi perdón, sepa que sí me comeré el desayuno, pero no lo voy a perdonar por vagabundo”. Siguió consumiendo con avidez todo lo que le cupo, guardó lo sobrante y se dispuso a tomar una ducha para irse a su restaurante. Decidió usar un vestido rojo ajustado a sus generosas curvas hasta la rodilla, donde se abría en un volado que le llegaba a media pierna, tenía mangas cortas aglobadas y un escote en V poco profundo, zapatos nude y bolso a juego, su cabello atado en una coleta baja y maquillaje sencillo con delineado oscuro en sus hermosos ojos, salió de su apartamento directo al estacionamiento, subió a su automóvil y rodó por la autopista tarareando una canción que colocó al azar de su play list, al llegar a su local había cierto movimiento de seguridad en la entrada y al acercarse a la puerta se encontró con el joven ministro que se había convertido en asiduo visitante de su restaurante, él la miró con admiración y una gran sonrisa se dibujó en su atractivo rostro, le tendió la mano mientras le explicaba:

            –Hoa tengo una reunión muy importante y están remodelando mi oficina, pensé realizarla aquí, solo que creo que vine muy temprano, le ruego me perdone.

 

“Bueno, segundo hombre que ruega mi perdón hoy” –pensó Hoa, seguidamente le pidió al ministro que la siguiera y le ofreció su espacio personal para su reunión.

 

Cerca de allí uno de los hombres de confianza de Octavio, le remitía las fotos que había tomado, él las recibió y enseguida escuchó la voz de su jefe apremiándolo:

            –¿Qué supiste?

            –Acaba de llegar a su local, ya estaba allí el ministro de Justicia y ella lo hizo pasar aun cuando llegó mucho antes de la hora de apertura.

            –Sí, lo he visto allí antes, aunque no me gusta mucho que la visite con frecuencia, porque siendo ministro de Justicia puede tener enemigos y pondría en peligro a Hoa.

            –Si claro, esa es la única razón –comentó Octavio burlándose de su jefe, quien le dedicó una de sus gélidas miradas borrándole la sonrisa de una vez.

***

 

[El nuevo plan de Gaspar y que contaba con el total respaldo de Octavio, era obsequiar a Hoa con detalles que fueran suavizando su enojo con él, no se atrevería a invitarla directamente a una cita hasta no haberle sacado algunas sonrisas con sus atenciones, por primera vez en su vida estaba dispuesto a utilizar todos los trucos y sugerencias disponibles para conquistar el corazón de una mujer, específicamente el de Hoa.

 

Tal vez algo que a ella no le gustaría mucho sea el hecho de que la estaba espiando, pero se justificaba diciendo que necesitaba conocer todos sus movimientos para poder ofrecerle apoyo o halagarla si era el caso.




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