De regreso a mi oficina, nos encontramos en ella con el agente Layton, quería decirnos que en dos de los hombres pudo notarse un tatuaje que por ser extraño era fácil de distinguir, se trataba de una araña con cabeza y cola de escorpión, generalmente lo usaban en el antebrazo, la nuca, el cuello o en el dorso de la mano, nos explicó el agente.
El hombre que le colocó el pañuelo en la nariz a Hoa lo tenía en el dorso de su mano y el otro que ayudó a subirla a la parte trasera de la camioneta lo tenía en la nuca, agregó que varios de los fallecidos en los allanamientos de los lugares que cerraron lucían el mismo tatuaje, no podían definir si el jefe era ruso o italiano, ya que los detenidos principales eran de ambas nacionalidades.
A medida que el agente aportaba datos, me sentía peor, he leído sobre esos grupos y su crueldad no tiene límites, no quiero ni imaginarme a Hoa bajo el control de esos tipos, deseo con todas mis fuerzas que no la hayan tocado.
***
[Hoa abrió nuevamente los ojos, sentía todo el cuerpo entumecido, tenía escozor en las zonas donde le rozaba la cuerda con la que habían atado sus pies y sus manos; le dolían los hombros por la posición; le parecía que llevaba más de un día encerrada, pero aún entraba luz de día.
Escuchó pasos como en algo metálico y luego voces, se abrió la puerta y dos hombres entraron, uno de ellos con un vaso en una mano y un envoltorio de papel en la otra. El de las manos libres le desató los brazos mientras el otro extendió el envoltorio y el vaso: Come –le dijo y se apoyaron ambos en la pared, observándola, el que la desató le sonrió y le dijo:
–Parece que estarás mucho tiempo con nosotros, podríamos comenzar a divertirnos.
–Olvídalo, el jefe la reservó, se la quedará un tiempo y luego cuando ya esté bien entrenada, la enviará a uno de los clubes.
–Yo puedo ayudarlo a entrenarla, tiene buenas caderas la condenada, me la imagino entregándome ese enorme trasero mientras la sostengo por el cabello.
–Cállate, si viene alguien y te escucha, le puede decir al jefe y despídete de tu lengua, ya él dijo que nadie la toca.
–Siempre se queda con lo mejor, pero si esta no es virgen, él no sabrá lo que hice.
–Yo lo sabré y no voy a cubrirte, así que mejor te muerdes la lengua.
–¿Qué te pasa?, ¿ahora le cuidas la mercancía al jefe?
Por toda respuesta el que le había mandado a callar sacó su arma y le apuntó disparando de una vez. Hoa se paralizó, sintió arcadas al ver el rostro del hombre que cayó muerto muy cerca de ella, tenía los ojos abiertos y un hilo fino de sangre salía por el agujero en su frente.
–Lo siento, sigue comiendo, este hombre me estaba hartando con su plática.
Hoa solo temblaba incapaz de ver hacia otro lado que no fuera la cara del hombre que parecía mirarla fijamente, el hombre se dio cuenta y agarrando por los pies el cuerpo de su compañero, lo arrastró fuera del lugar, llegaron dos más y le preguntaron sobre el disparo que habían oído, él tranquilamente dijo:
–Habló de más y no lo soporté.
Se volvió hacia Hoa y con tono autoritario le dijo: “termina el sándwich y bebé todo el contenido del vaso, vamos.” Ella obedeció, aunque aún temblaba un poco, cuando terminó, el hombre la ató y le despejó el rostro de cabello, colocándoselo detrás de las orejas, tenía sangre seca a un lado de la frente, él solo rosó con su índice alrededor de la herida y volvió a ponerse de pie frente a ella, la observó hasta que Hoa volvió a quedarse dormida luego de acabar con el contenido del vaso.
Se quedó allí unos minutos más considerando si la próxima vez que la viera despierta le permitirá asearse, puede que necesitara ir al sanitario, se reprochó semejante debilidad, no podía permitírselo, salió de allí rabioso por haber siquiera pensado en darle una oportunidad a su rehén.
Desde que la vio se sintió atraído por la exótica belleza de Hoa, por eso decidió que nadie la tocaría y la reservó enseguida, no todos los hombres de su equipo sabían quién era el verdadero jefe, así se había mantenido a salvo por mucho tiempo.
Vio su reflejo en la pantalla de la computadora, arrugó su frente y sus cejas pobladas se unieron, el acero de sus ojos se hizo más intenso, se mordió el labio inferior hasta casi hacerlo sangrar, no podía pensar en otros términos con respecto a la mujer que había secuestrado, eran solo negocios, un intercambio para reabrir sus locales, tomó el último trago de su vaso y se levantó para dirigirse a su apartamento, manejó velozmente hasta el lugar solitario donde estacionaba y subía a otro automóvil con chofer, esa era su rutina casi a diario. El chofer lo observó en silencio y esperó indicaciones, él solo le dijo: “llévame a casa”. Al llegar lo recibió su mayordomo:
–¿Cómo estuvo la oficina hoy señor Spencer?
–Nada nuevo Richard y, ¿por aquí?, ¿algo interesante en los noticieros?
–Siguen con lo del secuestro de la novia del ministro de Justicia, que parece que no es su novia sino una amiga, en fin, luego de aclarar eso, ahora están a la expectativa porque los secuestradores no han pedido rescate, se ha ido todo el día en esa noticia, creo que Crímenes Mayores que es una división de élite en la policía es la que está haciendo las investigaciones, claro al estar involucrado el ministro era de esperarse.
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Editado: 22.05.2024