Me EnseÑaste A Amar

CAP. 35 ME GUSTARÍA QUE TE QUEDARAS EN MI CASA

Suena mi alarma y aun medio atontado por el sueño siento que no puedo moverme mucho en la cama, abro los ojos y me encuentro a mis tres hijos conmigo, sonrío al ver lo acróbatas que pueden volverse al dormir, trato de acomodarlos porque presiento que les dolerá todo cuando despierten.

Al mismo tiempo viene a mi mente Hoa y tengo la certeza de que a ella también le parecería tierno y gracioso despertar rodeada de mis hijos, me dispongo a arreglarme porque me gustaría verla y saber cómo se siente antes de ir a mi oficina.

Al salir de mi habitación doy aviso de que los niños están en mi cama, hoy volverán a su rutina diaria en el colegio, desayuno con Octavio y salimos a encontrarnos con Adán y el resto de mi equipo de seguridad, pido que me lleven a la clínica y Adán como siempre, me pone al día con los últimos eventos deportivos, varios deportes llaman mi atención, pero difícilmente he podido ver un partido con tres niños reclamando juegos diferentes.

Llegamos a la clínica y al entrar a la habitación veo a Hoa sentada en la cama con mejor aspecto, lo cual me alivia instantáneamente, me acerco y la saludo con un beso en sus labios que he extrañado mucho, en ese momento sale Dafne del baño y apenas me saluda para preguntarme por Aitana, le cuento que ella y sus hermanos amanecieron en mi cama y reímos los tres.

Dafne me informa que Lucio se fue muy temprano a la oficina por una llamada de Grecia, luego Hoa me dice:

            –Dafne me contó lo sucedido, lamento que hayan pasado por esa terrible angustia por causa de mi amistad con Mauricio.

            –No te sientas responsable Hoa, sí fueron horas de mucha tensión, pero en ningún momento pensamos que tú eras culpable de lo sucedido, ya lo superamos y ahora solo queda que te recuperes totalmente para que salgas de aquí pronto.

            –¿Mis padres se habrán enterado?, quiero revisar mi teléfono.

            –No hemos recuperado tu teléfono ni el bolso que tenías ese día, pero me ocuparé de que hoy mismo tengas un nuevo celular, por tu identificación hablaré con el agente Layton –le explicó Gaspar.

Tocaron a la puerta y Octavio se asomó, Hoa le sonrió y lo invitó a pasar, él llegó acompañado de dos hombres, a quienes presentó como sus nuevos escoltas.

            –Buenos días señorita Smith, me complace verla mejor, ellos son Sergio y Rodrigo, sus nuevos escoltas.

            –Mucho gusto, gracias Octavio, dime por favor, ¿cómo sigue Germán?, Dafne ya me puso al tanto de todo y lamento mucho la muerte de Cesar.

            –Germán necesita terapia física por un tiempo ya que tuvo fractura de clavícula, pero está recuperándose satisfactoriamente.

            –Hoa, trata de descansar, yo debo ir a la oficina, pero avísame si te dan de alta para venir a buscarte, me gustaría que te quedaras en mi casa hasta que estés realmente bien –intervino Gaspar.

            –Me gustaría saber la opinión de Aitana primero.

            –¿En serio?

            –Muy en serio.

            –¡Válgame Dios!, eso si no me lo imaginé. De acuerdo, le preguntaré.

Me despedí con un suave beso y me perdí unos segundos en sus bellos ojos, agradeciendo que nuevamente está conmigo.

***

[–Entonces señor Spencer, ¿a qué debo el honor de su visita? –preguntaba Mauricio al tener frente a él al empresario.

–Debo confesar que vengo a aprovecharme de una circunstancia fortuita, debido a los acontecimientos de ayer me fue imposible contactarlo, pero ya no pude esperar más. Verá tengo algunos amigos en los cuerpos policiales y me han informado que recientemente cerraron algunos locales de dudosa operatividad, yo quiero saber qué posibilidades tengo de adquirir esos locales para invertir y convertirlos en negocios legales y lucrativos. Además, debo agregar que toda la colaboración que obtenga de su parte será debidamente reconocida y recompensada.

–Me gusta que vaya al grano señor Spencer, sin embargo, esos locales aún no están disponibles ya que se encuentran en proceso judicial, una vez se lleve a cabo el juicio respectivo, se someterán a una evaluación exhaustiva antes de poder disponer de ellos. Lamento decirle que es un trámite bastante largo.

–¿Y cómo va ese proceso judicial?

–Es imposible que le revele esa información.

–Entiendo, ¿pudiera contactarme si hay algún cambio?, le dejo mi tarjeta.

–Aunque sé que no será pronto, le prometo que le avisaré cuando esos locales estén disponibles. Fue un placer señor Spencer.

–Igual digo, que tenga buen día y gracias por recibirme sin previo aviso.

Los hermanos estrecharon sus manos y se despidieron cordialmente, Thomas Spencer no muy satisfecho y Mauricio Carlisle quedó con una buena impresión de su visitante. Una vez solo en su oficina, le hizo una llamada a Gaspar para saber sobre la salud de Hoa:

Buenos días Davis, quisiera saber cómo está Hoa.

–Está muy bien, gracias por preguntar.

–¿Podría decirle que llamé y estoy pendiente de ella?




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