–Señor ya logró su propósito, Mauricio Carlisle es el nuevo alcalde de Los Ángeles.
–Así es, ahora por favor prepara todo para ofrecerle un merecido homenaje.
–Esta es la oportunidad que esperaba, ¿no es así?
–Exactamente Richard, ya le puedo revelar a mi hermano nuestra relación y una buena parte de mis planes con él.
***
[Dos días después de ser envestido como alcalde de la ciudad de Los Ángeles, Mauricio Carlisle acudía a una cena con Thomas Spencer.
–Gracias por aceptar mi invitación.
–Imposible rechazarte, luego de la gran participación que tuviste en la campaña que me colocó en la Alcaldía de la ciudad núcleo de la industria cinematográfica y televisiva del país, lo que la hace manejar grandes capitales, aunque la convierta en una ciudad muy costosa para el común de los mortales, estoy complacido y sumamente agradecido por tu apoyo.
–Esta invitación, aparte de homenajearte privadamente por tu triunfo y consolidar nuestra sociedad, es para revelarte la verdadera motivación que he tenido para ubicarte dónde estás ahora.
–¿La verdadera motivación?, ¿a qué te refieres Thomas?
–¿No has reparado en nuestros ojos?
–Sí, pero…
–Pero te resultó más cómodo ignorarlo ¿verdad? –lo interrumpió Thomas, haciéndolo removerse inquieto en su asiento–. Mauricio, voy a contarte algo, te aconsejo que prestes mucha atención y no me interrumpas: Hace algunos años existió un hombre que trataba con las mafias rusa, italiana y japonesa, les proveía todo el licor que consumían haciéndose absurdamente rico, presumía siempre de sus poderosos amigos. En ese tiempo, él realmente no era un mujeriego, pero contra toda lógica les entregó su amor a dos mujeres al mismo tiempo, en Japón vivía un gran romance con Emma Spencer, mi madre y en Italia hacía exactamente lo mismo con Martina Carlisle, tu madre. Este hombre cuyo nombre era James Fabricatore, murió trágicamente y aunque no me he interesado mucho en los detalles de su muerte, siempre supuse que uno de esos grupos acabó con él. Después de su muerte cada mujer recibió una generosa cantidad de dinero en su nombre sin mayores explicaciones y ninguna supo nunca de la existencia de la otra. Por tu expresión, puedo estar seguro de que ya dedujiste nuestra conexión, ambos somos hijos de James Fabricatore, por cierto, tú eres mayor que yo por solo dos días.
–Yo tenía 8 años cuando mi madre recibió el dinero y finalmente tuvimos una casa, tres comidas sobre la mesa, ropa nueva y mis estudios pagados, yo nunca pregunté y ella obviamente no le iba a explicar a un niño de dónde había salido todo ese dinero. Antes estábamos un poco estrechos, con escasos fondos, mis abuelos rechazaron a mi madre porque ella nunca reveló el nombre de mi padre, así que su conclusión fue que se había metido con un hombre casado y eso era imperdonable para ellos, la echaron de casa y estuvimos en varios lugares hasta que comenzó a trabajar en una posada y allí vivíamos.
–Yo tuve entonces mejor suerte, mi madre pudo mantenerme y cuando recibió el dinero, lo guardó hasta que cumplí 18 años, entonces me lo entregó, pero ya yo tenía fortuna propia, desde muy pequeño me he dedicado a los negocios, en ese aspecto creo que me parezco más que tú a nuestro padre –señaló con una sonrisa irónica en su rostro.
–¿Por eso hiciste todo esto?, porque somos hermanos.
–Sí, nosotros seremos los amos de California por ahora, luego avanzaremos, aunque la figura pública siempre serás tú, yo me mantendré como hasta ahora.
–¿A qué te dedicas realmente Thomas?
–En este caso, la información sobre mí no te dará poder, por el contrario, sería muy peligroso para ti conocer más de lo necesario, confórmate con saber que tengo muchísima influencia y que tan fácil como llegaste a la Alcaldía, lo harás a la Gobernación, nuestra meta final es la oficina oval, no se te olvide.
–¿Eres un mafioso?
–Más que eso hermanito, mucho más que eso y como ya te advertí, no es sano ser tan curioso. Ahora salgamos que la cena debe estar servida.]
***
Las máquinas a las que estaba conectada comenzaron a emitir alarmas, por lo que rápidamente entraron dos enfermeras, una de ellas me decía que me tranquilizara, que tratara de respirar calmadamente, pero yo sentía que tenía algo que atenazaba mi garganta y me aterraba esa sensación, poco a poco fui sintiendo que me desvanecía.
[Hoa había despertado, pero se alteró mucho porque estaba intubada y trató de hablar, la sedaron levemente para retirarle el tubo ya que sus niveles de oxígeno estaban normalizados y podía respirar por sí misma al estar despierta, el médico esperó a que se estabilizara y le pidió que levantara su brazo derecho, que moviera los dedos de su mano izquierda y además hizo prueba de sensibilidad en cada uno de sus pies.
Ella trató de hablar, pero solo emitió un gruñido ronco que le causó dolor de garganta, el doctor le pidió que no intentara decir nada ya que por estar intubada su tráquea y cuerdas vocales estaban en extremo sensibles. Le notificó que les avisaría a sus familiares, pero que aún no les permitiría visitarla hasta que le hiciera una evaluación más exhaustiva, ella asintió con la cabeza mientras las lágrimas le corrían por las sienes.]
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Editado: 22.05.2024