Me Fallaron Los Dos - "La Traición"

Capítulo #3-2"Las Caras De Las Mentiras"

El taxi se detuvo frente a su edificio y Valeria salió con un suspiro de alivio. La lluvia había cesado, dejando el aire fresco y limpio. Mientras subía las escaleras hacia su apartamento, la suave brisa nocturna le acariciaba el rostro, guiándola hacia la puerta de su hogar.

Mientras subía las escaleras hacia su apartamento, Valeria luchaba con la tentación de responder al mensaje desconocido. ¿Qué había querido decir con "las caras de las mentiras"? ¿Había cometido alguien un error al enviarle ese mensaje? Las preguntas se agolpaban en su mente, pero una parte de ella se resistía a ceder a la curiosidad.

Una vez dentro de su apartamento, se quitó el abrigo empapado y colgó las llaves en el perchero. Se dirigió al dormitorio y comenzó a desvestirse lentamente, dejando que cada prenda cayera al suelo con un susurro apenas perceptible.

Mientras se desnudaba, su mente divaga entre preguntas sin respuesta. ¿Quién podría estar detrás de ese número desconocido? ¿Y por qué había elegido contactarla a ella? Una sensación de inquietud se apoderó de ella mientras se desprendía de la última prenda y se dirigía al baño para darse una ducha reconfortante.

Bajo el chorro de agua caliente, Valeria dejó que sus pensamientos vagaran una vez más. La sensación del agua tibia contra su piel era reconfortante, pero no podía sacarse de la cabeza la idea de que alguien la estaba observando, esperando en las sombras con respuestas que ella no podía imaginar.

Terminó la ducha y se envolvió en una toalla suave antes de regresar al dormitorio. Se dejó caer en la cama con un suspiro, sintiendo el peso del día en sus hombros. Pero incluso en la comodidad de su propia habitación, la sensación de intriga y peligro la seguía acechando, recordándole que aún quedaban preguntas por responder y secretos por descubrir.

Con un suspiro resignado, apagó la luz y se acurrucó bajo las sábanas, dejando que el sueño la envolviera en su abrazo reconfortante. Pero incluso en la oscuridad de la noche, el eco de las palabras del mensaje desconocido resonaba en su mente, recordándole que el peligro estaba más cerca de lo que creía.

Al despertarse al amanecer, Valeria fue recibida por la luz suave que se filtraba por las cortinas de su habitación. Al estirarse en la cama, tomó su teléfono y se encontró con el mensaje de "Buenos días" de Lucas, seguido de un corazón emoji. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras respondía con un mensaje similar.

Después de eso, revisó los mensajes de su amiga, quien le enviaba un GIF divertido acompañado de un "¡Despierta, dormilona!". Era un recordatorio constante de la alegría que su amistad le proporcionaba.

Sin embargo, el tono cambiaba cuando leyó el mensaje de su jefe, solicitando algunos documentos importantes antes del inicio del día laboral. Eso la sacó de su momento relajado, y se apresuró a levantarse de la cama.

Mientras preparaba el desayuno, respondió a los mensajes, alternando entre la familiaridad cómoda de su amiga y la formalidad profesional exigida por su trabajo. Una taza de café humeante la acompañaba mientras terminaba de leer los correos electrónicos pendientes y se preparaba mentalmente para el día que tenía por delante.

Valeria emergió de su apartamento con determinación, envuelta en un vestido negro que abrazaba cada curva con elegancia. Sus pasos resonaban con confianza en el pasillo, los tacones haciendo eco en el suelo de mármol. Al entrar a la oficina, fue recibida con una mezcla de admiración y respeto. Sus compañeros la saludaron con sonrisas cálidas y gestos de aprecio. Con una sonrisa en los labios, se dirigió a su escritorio, donde la luz del sol matutino se filtraba a través de la ventana, iluminando su rostro con un brillo radiante. Con determinación, se sumergió en el trabajo, dejando que la emoción del desafío y la satisfacción del logro llenaran su corazón mientras completaba las tareas asignadas por su exigente jefe.

Ella avanzó con paso firme hacia su escritorio, pero una inquietud sutil se agitaba en lo más profundo de su ser. A pesar de la apariencia de normalidad, algo en el ambiente parecía tenso, como una corriente subterránea que amenazaba con romper la superficie en cualquier momento. Mientras se acomodaba en su silla, sacó su teléfono celular y lo desbloqueó con un gesto nervioso. Los mensajes de buenos días de Lucas y su amiga estaban allí, pero entre ellos, había una sombra de intriga que la dejaba inquieta.

Valeria deslizó su dedo por la pantalla de su teléfono, buscando entre los mensajes el que había recibido la noche anterior. Lo encontró fácilmente y lo leyó una vez más, sintiendo cómo un nudo se formaba en su estómago. "¿Quién eres?", rezaba el mensaje de aquel número desconocido.

Su mente era un torbellino de pensamientos. ¿Debería responder? ¿Qué significaba ese mensaje? ¿Acaso se había equivocado de destinatario? Dudaba entre la curiosidad y el miedo, entre el impulso de averiguar más y la precaución de no meterse en problemas. Por un momento, se quedó allí, con el dedo suspendido sobre la pantalla, debatiéndose entre dos caminos inciertos.




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