Capítulo #3-3"Las Caras De Las Mentiras"

Valeria se encontraba inmersa en un mar de pensamientos tumultuosos, donde las dudas se entrelazaban con las esperanzas y los temores con los anhelos. Mientras redactaba informes y respondía correos electrónicos, su mente divagaba entre dos mundos: el de la realidad cotidiana de su trabajo y el de la incertidumbre provocada por aquel mensaje misterioso.

Por un lado, intentaba convencerse a sí misma de que aquel mensaje no era más que un error, una confusión sin importancia. Después de todo, ¿por qué alguien le enviaría un mensaje así? Sin embargo, por otro lado, una voz en su interior le susurraba que había algo más detrás de esas palabras, algo que no podía ignorar. ¿Y si se trataba de alguien importante de su pasado, alguien que había vuelto para desenterrar secretos olvidados?

Mientras luchaba por concentrarse en su trabajo, su mente seguía dando vueltas en círculos, atrapada en un laberinto de emociones contradictorias. Cada gesto, cada palabra, cada interacción con sus colegas parecía resonar con un eco de incertidumbre, recordándole la fragilidad de su realidad.

El jefe se acercó a su escritorio, interrumpiendo sus pensamientos con una petición urgente. Valeria asintió con la cabeza y se esforzó por mantener una expresión profesional, aunque por dentro sentía que su mundo estaba a punto de desmoronarse. Mientras entregaba los trabajos solicitados, su mente seguía dividida entre el deber y la intriga, entre la necesidad de cumplir con sus responsabilidades y el deseo de desentrañar el misterio que la acechaba.

El día transcurría con la monotonía característica de una jornada laboral rutinaria. Valeria se sumergía en sus tareas, buscando refugio en el bullicio de la oficina para distraer su mente de las preguntas sin respuesta que la habían acosado desde la noche anterior.

El sonido de las teclas de su computadora era casi hipnótico, una melodía repetitiva que la transportaba a un estado de concentración casi meditativo. Sin embargo, debajo de esa apariencia de calma, su mente estaba en plena ebullición, revoloteando entre dudas y ansiedades que se negaban a ser ignoradas.

Cada vez que desviaba la mirada de su pantalla, su corazón daba un vuelco al recordar el mensaje de la noche anterior. ¿Qué significaba? ¿Por qué esa persona había decidido contactarla después de tanto tiempo? Las respuestas a esas preguntas seguían escapándosele, como sombras esquivas que se desvanecían en la penumbra de su mente.

A pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura, la intriga y la incertidumbre la consumían, tejiendo una telaraña de pensamientos que amenazaban con atraparla en su red. A cada momento, se preguntaba si debía responder al mensaje, si debía indagar más o simplemente dejar las cosas como estaban y seguir adelante.

El mensaje de Lucas llegó como un destello de luz en medio de la oscuridad, rompiendo el silencio que había envuelto su teléfono desde la noche anterior. "Hola Valeria, espero que tu día haya ido bien. Estuve muy ocupado en el trabajo y no pude contestarte antes. ¿Cómo estás? ¿Te gustaría cenar juntos esta noche?".

La sensación de alivio que recorrió el cuerpo de Valeria fue palpable. Aunque una parte de ella seguía atormentada por la incertidumbre del mensaje anterior, la voz tranquilizadora de Lucas la reconfortaba y le recordaba que no estaba sola en este torbellino de emociones.

Mientras respondía con una sonrisa forzada y un "Claro, me encantaría", Valeria no pudo evitar preguntarse si este era realmente el final del misterio que la había estado persiguiendo. Sin embargo, por ahora, la perspectiva de pasar tiempo con Lucas era suficiente para calmar sus inquietudes y alejar sus temores.

Con un suspiro de alivio, se sumergió de nuevo en su trabajo, sabiendo que, por lo menos por esta noche, tendría la distracción y la compañía que tanto necesitaba. Aunque el futuro seguía siendo incierto, al menos por ahora, podía dejar de lado sus preocupaciones y disfrutar del momento presente.

La intriga se había convertido en una sombra que acechaba en la mente de Valeria, tejiendo susurros de incertidumbre que se deslizaban entre los recovecos de sus pensamientos. Cada tarea realizada en la oficina se veía interrumpida por la persistente sensación de que algo no estaba bien, como un rompecabezas cuyas piezas se negaban a encajar.

Mientras el tiempo avanzaba inexorablemente, el mensaje de la noche anterior se convertía en un enigma sin resolver, un misterio que la obsesionaba y la consumía con la misma intensidad con la que el sol consume la oscuridad de la noche. ¿Quién era la persona detrás de ese número desconocido? ¿Y por qué había decidido contactarla justo en ese momento?

Cada intento por despejar las dudas solo parecía sumergirla más en un abismo de especulaciones y conjeturas. ¿Acaso era un amigo del pasado, alguien que buscaba retomar el contacto después de años de silencio? ¿O tal vez era un completo desconocido, un intruso en su mundo que se había atrevido a irrumpir en su intimidad sin previo aviso?

La posibilidad de que fuera Lucas, su pareja, no dejaba de rondar en su mente, como una sombra acechante que se deslizaba en las grietas de sus pensamientos. ¿Y si él era el autor del mensaje? ¿Y si estaba tratando de comunicarse con ella por algún motivo desconocido?

Aunque intentaba desestimar esa idea, una pequeña semilla de duda se había plantado en su mente, germinando lentamente y alimentando sus temores más profundos. ¿Podía confiar en Lucas? ¿O acaso él también guardaba secretos que aún no había revelado?

Con el corazón latiendo desbocado en su pecho, Valeria intentaba mantener la compostura mientras continuaba con sus labores, pero cada gesto, cada movimiento, estaba impregnado por la sombra de la incertidumbre. Mientras tanto, el reloj seguía avanzando implacable, marcando el ritmo frenético de sus pensamientos mientras el misterio que la rodeaba continuaba creciendo, como una espiral de oscuridad que amenazaba con engullirla por completo.