Ayleen
Seis años antes.
Estoy enamorada. Muy enamorada de ese sexi hombre.
Alán Montero, es sin duda es el amor de mi vida.
—Te quiero tonto, te quiero -inquirí mientras lo observaba tomar el sol en una tumbona.
—Con que te gusta ese idiota, Ayleen.
Giré sobre mis pies nerviosa y para mí mala suerte me encontré con Alexander Salvatierra. Mi jodido hermano.
—Alex, yo…
—No te preocupes pequeña, sabes que tu secreto está a salvo conmigo. -Alexander me abrazó y yo deje un beso en su mejilla.
—El señor te quiere proponer una locura, y bien se que aceptaras.
—¿De que se trata?
Él negó con la cabeza.
—Todo a su devido tiempo pequeña -Alexander se atrevió a pellizcar una de mis mejillas. —Ahora actúa normal, porque viene tu amado.
¿Qué?
¡Me muero! Llamamen a los paramédicos.
Alguien que me haga RCP, porque me estoy muriendo.
—Deja el drama pequeña.
—Drama, llamas drama al estar a punto de tener al amor de tu vida cara a cara por primera vez, sin que no puedas verbalizar palabra alguna.
Alexander como era de esperar rodo los ojos.
Los hombres y su cosas.
—Alexander necesito que me ayudes con lo que te pedí.
Trate de actuar normal luego de escuchar estas palabras provenientes de Alán. Pero me fue imposible.
¿Por qué me coloco tan nerviosa ante la presencia de él?
—Alán Montero deberías dejar de pensar en el trabajo y divertirte más a menudo. Busca la compañía de alguna chica y sal por hay a disfrutar la vida.
—No tengo tiempo para perderlo disfrutando la vida, como dices Alexander.
Tomé el valor que me falta para girar sobre mis pies. Y en el momento justo en que lo hice los hermosos ojos de Alán se colocaron en mi.
Tragué saliva antes de hablar.
Pero por mis nerviosismo todo fue un verdadero caos.
—Yo… he……
Alexander pellizco dismiladamente mi brazo. Logrando que yo le diera una mirada fulminante.
— Alex si estas ocupado puedo volver en otro momento.
—No estoy ocupado.
—Entonces te pido que hables con tu superior sobre lo que te comente. -dijo Alán sin dejar de mirarme. Y yo para este punto estoy en las nubes.
—Te ayudare con una condición.
Alán desvío sus ojos hacia mi hermano.
—¿Cuál?
Mi querido y dulce hermano sonrió para luego mirarme.
—Si quieres que te ayude tienes que salir con mi hermana.
¿Qué?
—De ninguna manera saldré con ella.
—Entonces no te ayudaré Montero.
Alán formó sus manos puños y traa darle una mala mirada a Alexander habló.
—Pasare por ti a la ocho, Ayleen.
—Veo que elegiste bien Montero.
—¿A donde me llevarás?
—A tu lugar favorito.
¿Como él sabe de mi lugar favorito en todo el mundo?
¿Sera que Alán me observa más de lo que me puedo imaginar?
—Te veo a las ocho, Salvatierra.
Después de omitir estas palabras giro sobre sus pies y empezó a caminar hacia la salida.
—Se nota a leguas que le gustas a ese tonto hermanita.
—Lo que yo noto es que… tendre una cita con él. Alán Montero sera mi cita esta noche. -dije con entusiasmo. —Tengo que arreglarme el pelo, las uñas. Pensar en el traje de baño, en depilarme y…
—Alto hay señorita… No quiero enterarme que te aprovechaste de la situación con Alán. Porque si algo así llega a pasar te juro que no la vas a contar Ayleen.
—Hermano tengo veintitrés años, ya tengo la edad suficiente para decidir si quiero o no entregarle el tesoro Alán, así que sáltate la parte de aconsejarme sobre el sexo.
—Si no quieres que tome represarías contra él, ni se te ocurra tener sexo con Alán, Ayleen. Porque las consecuencias seran muy malas para ti.
Rode los ojos.
—Pensare en las consecuencias después de que cometa el pecado hermano mío.
“Sin pecado no hay condena.”
Antes de que Alexander dijera palabra alguna empece a caminar.
Deseo que Alán Montero sea el primero en mi vida sexual.
Quiero entregarme a él en cuerpo y alma.
Se que parecerá un capricho de una niña inexperta y con las hormonas revoloteadas. Pero esta es mi decisión.
Deseo esto. Quiero esto. Anhelo que él sea el primero.
—Te quiero Alán Montero.
Nervios.
Siento tantos nervios que ya no se que más hacer para controlarme.
—¿A donde vas hija?
Escuché la voz de mi madre justamente a mis espaldas.
—Tendre una cita con Alán mamá. -dije mientras giraba sobre mis pies.
—Me alegra que por fin te hayas acercado a él.
Negué con la cabeza.
—Obtuve esta cita por Alexander. -mamá enarcó una ceja. —Alex prácticamente obligo a Alán a salir conmigo pero eso no me importa.
—Cuidado lo que haras Ayleen.
—Sera mejor que digas madre, cuidado con lo que no harás hija.
—Tengo miedo de lo que pueda pasar esta noche Ayleen.
Antes de pudiera decirle algo a mi madre, escuché a una de las chicas que ayudan en la casa decir que Alán estaba fuera de la casa.
—Nos vemos en unas horas madre. Deséame suerte.
—Lo que te deseare es que no cometas una locura esta noche.
—No prometo nada madre.
Dije antes de salir corriendo de la sala.
—Nada de sexo señorita. -Alexander emitió estas palabras justamente antes de que saliera de mi hogar.
—Si que habrá sexo, hermano mío. Mucho.
Sali de la casa después de verbalizar estas palabras.
Divise a Alán recargado en su auto y sin pensarlo camine hacia él..
—¿Por qué estas vestida de esa manera?
—Mi lugar favorito es la playa, Montero.
—Pense que tu lugar favorito era la tienda más cara de la ciudad.
Esto es inaudito.
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Editado: 20.08.2024