¡ Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]

Capítulo 4: Promesa.

Ayleen.

Bebé, te amo con todas mis fuerzas. Eres lo más hermoso que tendre en esta vida y seras por siempre el mejor delito que pude cometer.” acaricie mi vientre luego de verbalizar estas palabras.

Y tan solo un minuto después Alán salio del baño, solo con una toalla cubriendo su desnudez.

Delicioso. Exquisito.

Ese caramelo es totalmente chupable.

Masticable y por supuesto que follable.

—Montero por si no sabias, que presentarte ante mi solo con una toalla cubriendo tu desnudez cuenta como provocación. Ahora lo sabes. Así que apartate de mi vista antes de que me lance sobre tí y reclamé por ley lo que me toca.

—Loca del demonio, no te atrevas a acercarte a mi.

—No me tientes porque soy capaz de chuparte el pe…

Alán abrió los ojos como platos y me interrumpió antes de que pudiera terminar de hablar.

—Si no me equivoco y por lo que puedo ver, tienes un caramelo largo y gordo. Así que sería un placer llevarmelo a la boca.

Montero abrió los ojos como platos tras escuchar mis palabras.

Y horrorizado dijo. —¿No te da vergüenza hablar tan vulgar?

—Pense que a los hombres les encanta que les hablen sucio.

—Pensaste mal, princesa boca sucia.

Antes era Barbie y ahora soy la princesa boca sucia.

—¿Cuando empezaras a hacerme tu heredero?

Alán no dudo en contestar.

—Hoy.

¿Hoy?

»Hoy se goza, se baila hasta la madrugada y se llena la canoa. ¡Vamos Ayleen, que tu puedes! -Dijo mini diabla jocosamente.

»Ayleen, piensa las cosas bien. No le des rienda suelta a los deseos, reprimelos. -Se atrevió a decir mini angelito con toda la paz que la caracteriza.

—Entonces porque no empiezas desde este momento.

—Porque todo se hara por inseminación artificial.

¿Qué?

—¿Por que no me quieres tocar?

Alán cerro los ojos y en cuanto abrió la boca me daño de la forma más dolorosa que puede existir.

—Porque tu no me gustas Ayleen. Solo me casé conmigo porque mi padre me obligó.

No me gustas Ayleen.

Me casé conmigo porque mi padre me obligó.

No me gustas Ayleen.

—Solo te dire que te vas arrepentir de esto Montero. Y cuando ese momento llegue me dare el gusto de verte ante mi suplicando.

—Eso no pasara nunca.

—Nunca digas nunca.

Tras estas palabras me marché.

—Me dañaste montero. Me dañaste. -susurre en cuanto entre al baño y las lagrimas no dudaron en salir de mis ojos.

—Ayleen.

—¿Qué quieres?

—Te esperare en la sala para que vallamos donde el doctor.

—¡No me jodas Montero…! Y vete al mismísimo infierno.

—Deja el drama de una vez por todas.

¿Drama?

En este momento me moría por gritarle a todo pulmón que mi dolor no se trataba de un simple drama.

Pero mejor opte por callar lo que siento. Y dejar que él piense que solo es un berrinche de niña rica.

Me sente en el retrete y sin pensarlo me lleve una de mis manos al vientre.

—Tú padre es un caso especial bebé. Pero no te preocupes que yo lo enamorare y cuando eso suceda seremos una gran familia.  Tú, él y yo estaremos juntos por siempre. Te lo prometo.

“Nunca prometas algo que no estas segura que vas a poder cumplir.”










 

Entre al consultorio del doctor mirar a nadie. Y en cuanto  coloque mis ojos en la persona que me atendería, los abrí como platos al ver a una de mis amigas del la preparatoria.

—¡Luci!

—¡Ayleen!

Acorte nuestra distancia para fundirnos en un fuerte y caluroso abrazo.

—Pense que no te volvería a ver.

—Oh no nena, lo de nosotras no puede quedar en el olvido.

—Oh si bebé. -me atreví a dejar un beso en la mejilla de Luci, a lo que ella sonrió con ganas. —El destino tenía que volver a juntarnos si o si, porque tenemos muchos hombre a los cuales cazar y sacarles…

—Ayleen.

Escuché la voz de Montero justo detrás de nosotras y yo no dude en rodar los ojos.

—Tenemos que planear una salida para fornicar Luci. Vamonos de rumba y cojamos hasta que salga el sol.

Luci se atrevió a susurrarme un par de palabras.

—Veo que conseguiste tu talón de Aquiles pecadora.

—Suelta algo bomba para que ese idiota se arrepienta de no querer llenarme la vagina de fluidos.

—Tengo un amigo que te dejara de todas maneras menos bien Ayleen. Con decirte que volvió adicta al sexo a una pobre y desamparada monja. Ese hombre es el verdadero animal.  La bestia sexual le dicen.

Dijo de manera exagerada Luci solo para que Alán escuchará.

Y al parecer las palabras que ella dijo surgieron efecto. 

—Doctora.

—Oh, lo lamento.

—No se preocupe doctora.

Luci escaneo a mi hombre y un minuto después me guiño uno de sus ojos.

—Tomen asiento por favor.

Le di una mala mirada a Montero y este se atrevió a ignorarme por hacerse el gracioso con mi amiga.

—Ire directamente al grano doctora.

Antes de que pudiera Alán continuar yo hable.

—Que injusta la vida, él va al grano pero no me deja disfrutar de ese grano.

—Di lo que quieras Ayleen.

Hice un puchero a lo que Luci enarco una ceja.

—¿Qué desean de mi señores?

—Deseamos tener un hijo. -contesto Alán sin dudar. Y esto logró que Luci colocara sus ojos en mi para luego hacer una mueca. —Y queremos que sea por fertilización invitro.

—Más bien, tú eres el que desea no metermelo.

Él abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por su teléfono.

Montero saco el teléfono de su chaqueta y sin pensarlo dos veces se disculpó antes de salir del consultorio.

—Disculpe doctora pero tengo que tomar la llamada con urgencia.




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