Capítulo 3

¿Alguna vez han sentido como si un camión los atropellara? Como si cientos de bloques les hubiera caído encima. A mí nunca me ha pasado, pero así me siento en estos momentos.

Abro los ojos poco a poco; la claridad me molesta. Al abrirlos por completo trato de levantarme, pero un fuerte dolor de cabeza me obliga a recostarme.

—Cuidado, señorita Parker. Déjeme ayudarle—dice una voz desconocida.

Veo como alguien me ayuda a levantarme y me extiende un vaso de agua. Mientras bebo miro a mi al rededor. Estoy en un tipo de habitación de dos pisos. Las paredes están cubiertas por libros y objetos extraños. Las mesas repletas por frascos, tubos de ensayo, plumones, mapas, y otros objetos de los cuales desconozco. En el segundo piso se puede observar que hay más cosas y en el balcón un telescopio. Me sentía tranquila y relajada. Hasta que mi mirada se posa en el señor que tengo al frente. Que por cierto se parece a Dumbledore.

Recuerdo que antes de llegar aquí estaba callando por un pozo. Oh por Dios...¿Esto es el cielo? ¿Morí? Mi respiración y ritmo cardíaco se aceleran. Miro que el que se parece a Dumbledore me observa extraño. Así que digo lo primero que se me viene a la mente.

—¿Dios?

—¿Qué?—me pregunta.

—¿Usted es Dios? ¿Estoy muerta?

—Oh, no. Mi nombre es Elías Harrelson, protector de este mundo. Y no está muerta.

Por lo menos estoy viva.

—¿Desde cuando la Tierra tiene un protector?

—Pues verá señorita Parker, precisamente no estás en la Tierra, estás en Lightland—responde.

Trato de no reírme pero lo hago.

—Perdón, perdón, es que el nombre me causa un poco de risa.

—Todos lo dicen. Mis ancestros no eran bueno eligiendo nombres.

—Ya veo...entonces no estoy muerta, estoy en Lightland. Por lo que significa que caí en coma, estoy alucinando y usted es parte de ella.

—Lamento informarle que tanto Lightland y yo somos reales.

Mi mente comienza a trabajar y a unir todo lo que ha dicho.

No estoy muerta, no estoy en coma y estoy en un lugar completamente desconocido. Por lo que, lo único que pienso es que me secuestraron.

¡Estoy secuestrada! Katherine y Asher tenían razón. ¿Y si a ellos también los secuestraron? Mi sistema se pone en alerta y rápido busco una salida. Veo una puerta abierta y empiezo a correr hacia ella. Sin embargo, estas se cierran por un fuerte viento.

—No está secuestrada señorita, no del todo—suelta un suspiro—Esto será difícil de explicar y entender. Tome asiento—dice y veo como una silla llega donde mí.

¿Cómo...?

—¿Lista?—me pregunta.

—Eso creo—respondo.

El asiente y comienza a explicar...

—Hace años, cuando yo era más joven. La reina vino un día a este lugar pidiéndome ayuda. Me dijo que presentía que algo malo iba a suceder, no sabía si en un futuro cercano o lejano; solo que nada bueno venía con el. Tuvimos miles de ideas de como buscar o hacer algo que nos ayudara a protegernos, pero ninguna era lo que buscábamos. No nos dimos cuenta cuando ya era de noche y la reina se tuvo que ir. Mientras dormía, algo interrumpió en mis sueños, una...

—¿Qué cosa?—él me mira mal.—Está bien, continúa.

—Una pequeña niña, jugaba en el patio con una pelota y otros niños. Uno de ellos se cayó y comenzó a llorar. Los otros se pusieron tristes, menos la niña. Ella caminó hacia el niño y lo ayudó a levantarse. Le regaló una sonrisa, una sonrisa mágica; de otro universo. Al instante el niño dejó de llorar y le devolvió la sonrisa. Con una simple sonrisa cambió la tristeza de niño y el de los demás. Luego de esa noche, cada sueño fue interrumpido por esa niña, pero en cada uno hacía algo diferente. Tocaba instrumentos, pintaba, cantaba; en todos les sacaba una sonrisa a las personas, los ayudaba. Así fueron los siguientes 6 días, hasta el último sueño.

—¿Qué pasó en el sueño?—pregunto.

—Vi a la niña, pero joven. Lo más curioso es que estaba aquí, en Lightland; al frente del castillo. Después la joven se volteó y cuando estaba apunto de decir algo, el sueño se esfumó. Sentí que esa niña tenía que ver con lo que había presentido la reina, que era ese algo que buscábamos. Traté de soñar otra vez y de buscar a esa niña casa por casa. Sin embargo, en ninguna estaba. La única opción que tenía era buscarla al otro mundo.

—¿Al otro mundo?

—Sí, al de usted señorita Parker.

—Oh...

—Le conté a la reina sobre mis sueños, ideas y de lo que tenía planeado. La reina no estaba completamente segura, pero teníamos que arriesgarnos. Esa niña era nuestra única opción, nuestra salvación; si mis pensamientos eran los correctos y el plan marchaba al pie de la letra. Así que la reina llamó a su hijo mayor de 7 años, el príncipe. Le contamos lo que tenía que hacer y buscar.

—¿Y...?

—¿Te dijieron que eres curiosa?

—Sí soy—digo y encojo los hombros.

—El príncipe tenía que ir al otro mundo y entregarle a la niña un collar que creé, para así identificarla y traerla a Lightland cuando sucediera lo que reina esperaba.

—¿El príncipe logró encontrarla? ¿Qué pasó después?

—Sí. Después...llegó el día. Hace 4 años la tierra tembló, el cielo se tornó de gris y un extraordinario relámpago cayó de él.  Gritos se escuchaban y personas corrían. Algunos decían advertencias que apenas se entendían por tanta algarabía. Otros buscaban refugio, decían que el fin se acercaba. De repente un silencio reinó en el lugar y una carroza se acercó. Un hombre alto bajó de el, con su sonrisa perversa y maliciosa. Transmitía superioridad. Su mirada pasó por la de todos los habitantes. Hasta que habló, nos dijo que el sería el nuevo y único rey. Cambiaría las reglas y todo lo que tuviera que ver con Lightland.

—Pero el no podría ser rey, ya Lightland tenía reyes y príncipes ¿no?

El baja la cabeza y luego me mira entristecido.

—Minutos después de que los habitantes les lanzaran preguntas, los escoltas bajaron de la carroza dos grandes bolsas. El que dijo ser llamado nuevo rey las mandó a abrir. Al abrir y ver lo que había, un fuerte grito se escuchó y luego llantos.