El murmullo del público flotaba en el aire, mientras las luces titilaban sobre el escenario, proyectando sombras danzantes de los artistas que se preparaban para el estreno.
Elian permanecía de pie en un rincón, vestido con su traje de acróbata y el rostro cubierto por el maquillaje de escena. Observaba cómo sus compañeros intercambiaban sonrisas, repetían en voz baja sus diálogos, o repasaban las coreografías. La energía en el ambiente era vibrante, contagiosa… o al menos debería serlo.
Respiró hondo, tratando de recordar lo que significaba estar ahí, lo que una vez había sentido al formar parte de ese mundo. Pero en su interior solo había un vacío persistente, una sombra que se aferraba a su pecho y lo mantenía atado a la sensación de estar incompleto.
Con 19 años sentía que su vida se había truncado.
La señal de inicio resonó con el sonido de la música elevándose. Ya no había vuelta atrás. Subió al trapecio con la misma agilidad de siempre. Los niños lo señalaban con emoción, los adultos contenían el aliento en los momentos más arriesgados, las luces seguían sus movimientos como si fueran parte de la coreografía. Los aplausos explotaron a su alrededor, que normalmente lo habría llenado de orgullo, y habría hecho latir su corazón de euforia.
Quiso cerrar los ojos y absorber la emoción de los niños, la admiración en los rostros del público, la magia que flotaba en el aire y que antes lo hacía sentirse invencible, pero cuando trató de aferrarse a ello, todo se desvaneció como arena entre sus dedos.
Sintió un nudo en la garganta. Quiso llorar, pero no por tristeza. Anhelaba volver a emocionarse, porque necesitaba recuperar ese fuego en su interior que se había apagado.
Luego de una reverencia mecánica, salió apresurado.
Solo se detuvo cuando encontró un rincón apartado, un pequeño espacio detrás de la carpa principal, donde la noche se sentía más serena y el aire más liviano.
Cerró los ojos y, desesperado, formuló un deseo como cuando fue niño y sopló las velas de su torta de cumpleaños, creyendo que cada deseo se cumpliría.
Había pedido volar.
Había pedido conocer el mundo.
Había pedido un futuro con el amor de su vida.
Y sin embargo, todo se había roto en mil pedazos, desvaneciéndose como si nunca hubiera existido.Sin entender por qué, se preguntó qué había hecho mal.
¿Era un castigo? ¿O una lección que aún nocomprendía?
Miró sus manos vacías, sintiendo el peso de su propia impotencia. Tal vez había sido demasiado ambicioso y había esperado demasiado de la vida. Por eso, esta vez no pedía nada imposible. Solo pedía fuerzas para vivir y comprender.
Para aceptar el dolor sin dejarse consumir por él.
Inspiró hondo, dejando que el aire fresco llenara sus pulmones:
_Quiero vivir...
Esperaba que el destino le concediera una última oportunidad para no volver a caer.
...
La temporada fue un éxito. Cada función agotó las entradas y el público aplaudió con entusiasmo a los artistas que brillaron en escena.
Elian también había cumplido su papel, ejecutando cada movimiento con la precisión que lo caracterizaba, a pesar de que el vacío seguía intacto.
Se esforzaba por mantenerse presente, por no dejar que los pensamientos oscuros lo arrastraran a un pozo sin fondo. Trataba de controlar el peso de la tristeza, a convivir con ella sin dejar que lo aplastara. No podía decir que estaba mejor, pero al menos podía sostenerse de pie.
El problema era que los demás también lo notaban. Sus compañeros se habían acostumbrado a su aislamiento, a su silencio, a la sombra de quien había sido. Nadie intentaba acercarse demasiado, no querían incomodarlo.
Elian, por su parte, tampoco hacía nada por cambiarlo.
El jefe del circo sabía que, aunque Elian estuviera allí, su chispa se había apagado. Y aunque nadie podía reemplazarlo, podía buscar algo que trajera de vuelta la esencia única del Circo Clown. Por eso, cuando terminó la temporada, anunció la audición para elegir una nueva cantante.
—Necesitamos una voz que haga vibrar el escenario —les dijo al equipo—. Alguien que pueda transmitir lo que hace especial este lugar.
Por ese motivo, la nueva temporada del Circo Clown se retrasó. El proceso parecía que sería largo, y si bien eso podía haber resultado frustrante, para Elian significaba, de alguna forma, un alivio. Con tiempo de sobra antes del estreno, tal vez —solo tal vez— lograría recuperar un poco de sí mismo.