Mestiza

EL AMANECER

- ¡Auxilio¡- Estoy corriendo lo más rápido que puedo. La sensación de pánico y terror recorre cada célula de mi cuerpo.

No sé cuándo empecé a correr. No se hacia dónde. Y no sé porque lo sigo haciendo.

Estoy corriendo a través de un bosque con árboles tan altos que no me permiten ver su final, tan anchos que sería para mi fácil esconderme detrás de uno de ellos, pero me sorprende que por más que quiero no logro detenerme. Veo a lo lejos una roca y mi salvación que es más o menos dos veces más alta que yo. Me siento atrás de está escondiéndome, pero no sé de qué. Mi corazón late a un ritmo alarmante y lucho por controlar mi respiración.

  1. estará bien- palabras que ni yo misma creo.

-Lamento desilusionarte- una voz teñida de burla suena junto a mi oído causando que mis nervios se pongan de punta.

Antes de darme cuenta ya me tiene sujeta por la espalda. Lucho para zafarme de su agarre pero me resulta imposible, así que opto por morder su antebrazo y siento en mi boca el sabor metálico de la sangre.

-¡Idiota!-gruñe exasperado.

Sin más intento correr tan lejos como sea posible, pero antes de dar un paso siento como me empujan contra la roca golpeando mi cabeza haciendo que mi visión se nuble. Caigo en el suelo y miro al cielo donde me encuentro con una luna carmesí. Empiezo a ver puntos negros y rojos avisándome que estoy por perder la conciencia cuando a lo lejos escucho una melodía conocida para mí, que es la del… despertador.

Despierto con agitada con sudor corriendo por todo mi cuerpo. Volteo a mira el aire acondicionado que está en máximo y lo encuentro extraño pero no peor que despertar en el suelo al lado de mi cama. Empiezo a repasar mi sueño o pesadilla diría yo que es la misma de siempre, pero últimamente es demasiado real para mi gusto.

-¿Sabes qué hora es?- mi mama abre la puerta de repente haciendo que salte en shock.

-No…-contesto perdida en mis pensamientos cuando uno llega a mi cabeza como un rayo- ¡La universidad voy a llegar tarde!

-El desayuno está listo baja a comer- se va omitiendo la pregunta de qué porque estoy en el suelo.

Camino rápido a la parada de autobús antes que lo pierda. Me detengo frente al vidrio de una tienda para ver mi apariencia que consiste en unos vaqueros negros con un suéter blanco con la palabra dark en letras negras impresa en la parte delantera y mis converse azul oscuro a juego. El cabello recogido en un moño alto donde a unos mechones se escapan cayendo por mis mejillas. Escucho el bus estacionarse y me subo para buscar un puesto junto a la ventana. Cuando una mirada se fija en mí pero no logro ver de donde proviene así que no le doy mucha importancia. Enciendo mi mp3 y coloco mis audífonos para escuchar Ah-ash a todo volumen.

Al llegar a la universidad veo a lo lejos un chico que conocí ayer y me acerco a saludar.

-Hola vale estas guapísima- ruedo los ojos a su comentario no hace falta decir porque tiene el título de “Don juan”

 

-¿Viste a carolina? –le pregunto por mi mejor amiga no sería exagerado decir que se pega a cualquier chico sexi que le pase por delante.

Mientras hablo con él siento una punzada en el pecho y una voz en la cabeza que me dice -Ya vienen por ti tienes que estar lista mi niña-la sangre abandona mi rostro y mi corazón va a mil por hora, mis manos sudan y no puedo respirar. Una sensación como la de mis sueños.

 

-No. Pero te propongo algo- me mira con cara de tonto-¿Quieres ver la luna roja el domingo?.

 

Quedó paralizada. ¿Luna roja? No sabía de ninguna. De pronto recuerdo mi sueño esa gran luna roja colocarse en el cielo. Mientras estoy en mis pensamientos una mano toca mi hombro y yo quedo totalmente paralizada mientras un escalofrío recorre mi espalda.

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.