Mestiza

VIII

-¿Daniel?- Estoy segura que es él. El chico que discutía con Derek ese día.

-¿La conozco?- Pregunta claramente desconcertado, bueno estoy segura de que cualquiera lo estaría así después que un extraño dice tu nombre.

En ese momento escucho mi teléfono sonar y al tomarlo veo el nombre de Caro en la pantalla y sin dudarlo contesto.

-¡Donde estas estoy fuera de tu casa y no hay nadie!

-Lo siento no te puede avisar pero no puedo ir contigo hoy, estoy resolviendo unas cosas- Miro disimuladamente a Daniel que ya parece exasperado esperando mi respuesta mientras yo hablo por teléfono.

-Se puede saber que “cosas” son más importantes que estar con tu mejor amiga- El enojo en sus palabras me hace sentir culpable, pero no le puedo contar nada estoy segura que le diría a mi madre y ahí sí que se armaría la de Troya.

-Te prometo que te lo contare luego-Corto antes que pueda contestar.

Estoy a punto de hablar cuando noto que Daniel se ha ido a atender otra mesa. Intento acercarme cuando otro chico me avisa que ya empezará mi entrevista y me hace seguirlo.

 

Estoy nerviosa no tengo idea de cómo me fue en la entrevista, pero trato de ser positiva y pensar que me fue de lo mejor. Así que solo me queda esperar la llamada ganadora como dice mi madre.

Estoy saliendo del café cuando veo a Daniel sin su uniforme a unos pasos de mí. Intento seguirlo pero camina muy rápido, veo como cruza en un callejón. Voy caminando lo más rápido que puedo para llegar a ese callejón, al llegar veo que no hay salida pero, no hay nadie. Voy a dar la vuelta cuando de repente siento unas manos en la espalda y quedo petrificada. Me doy cuenta que no puedo mover ni un musculo. Alguien me tiene sujetada contra su pecho, que por cierto se siente firme y bien trabajada, parezco idiota no debería pensar en eso ahora.

-¿Por qué me sigues?

-¡Suéltame idiota!- Lucho con todas mis fuerzas pero me resulta imposible liberarme, este tipo tiene una fuerza aterradora.

- Yo no soy la idiota que se cree detective- Quizás en eso tenga razón pero no pienso aceptarlo.

-¡Suéltame! O quieres que empiece a gritar- Lo último lo diga en tono amenazador aunque estoy muerta de miedo

- Te aseguro que nadie te escuchara – Lo dice tan seguro que le creo .Veo su mano en mi cuello y hago lo primero que se me cruza por la mente.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Estas demente!-Sus gritos me importan un comino, lo sigo mordiendo con toda la fuerza que tengo hasta que siento que afloja su agarre.

Me separo lo más rápido que puedo de él y me volteo para quedar cara a cara con él lo que veo me sorprende. Antes no había distinguido bien como era pero esto hace que me tiemblen las piernas aunque no lo quiera admitir es sorprendentemente sexy. Su cabello negro combinaba perfectamente con su chaqueta de cuero, sus vaqueros moldeados a su largas piernas .Cuando subí la mirado no pude evitar perderme en sus ojos totalmente negros como la noche que me hacían imposible apartar la vista pero su voz me hizo despertar de la ensoñación.

-Te gusta lo que ves fiera-Lo dice en tono burlón lo que hace que me salga de mis casillas.

-He visto mejores- miento – Y me llamo valentina no fiera- veo como su expresión cambia con la mención de mi nombre pero rápidamente vuelve a la normalidad.

-Volveré a repetírtelo ¿Por qué me sigues?-su mirada fija totalmente en mí mando escalofríos desdé la plantas de mis pies por todo el cuerpo.

-Escuche la conversación que tuviste con el idiota de Derek fuera de mi casa-Solté la verdad enseguida quería respuesta y no me iba a ir sin tenerlas.

-Así que tú también piensas que es un idiota- Claramente piensa que la idiota soy yo al no darme cuenta que está cambiando el tema.

-No cambies el tema. Ustedes hablaban sobre mí y quiero saber de qué- Su expresión se hunde de inmediato y antes que pueda responder toma mi mano y me empuja hacia delante.

-¡Corre! ¡Rápido!

Me jala hacia delante y me hace correr mientras sujeta mi mano. Miro hacia atrás y noto unas personas vestidas de negro que nos persigue, pero eso no es lo que me aterra si no lobos con pelajes negros y blancos veo sus ojos y nada son solo dos pozos oscuros que no albergan vida. Uno de los hombres les da unas órdenes a los lobos.

-¡Síganla y mátenla! ¡Quiero su cabeza!- esas palabras hacen que se me encoja el estómago del terror.

-¡No te quedes hay corre ¡

Daniel me trae de vuelta a la realidad y no lo pienso dos veces antes de empezar a correr. No sé si es el miedo pero las personas de la calle se ven borrosa para mí. Cruzamos por un callejón detenemos a descansar estoy segura de que si sigo corriendo perderé la conciencia.

-¿¡Quienes son eso tipos porque me persiguen!?- Le grito a Daniel. Estoy harta de todo esto.

-Este no es el momento para explicarte.

- ¿Cundo lo será? ¿Cuándo este muerta sin saber porque? sabes que me largo mi madre debe estar preocupada por mí – sin más doy media vuelta para irme pero veo algo borroso acercarse a mi demasiado rápido como para que logre esquivarlo.

-¡Daniel!-veo como se interpone entre lo que veo es una daga y yo. La daga plateada se incrusta en su hombro haciendo que suelte un gruñido por lo bajo- ¿Estas bien?




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