Mi Adorable Cascarrabias

CAPÍTULO 3: ¡PERO, QUE CHICA TAN…!

En el consultorio de Roberto, entró furioso y cerró de un portazo. Esa niña es desesperante. Pero él era el culpable, se suponía que él es el profesional, el adulto, que debía saber lidiar con pacientes difíciles y testarudos, pero esa chica lo hacía sacar de sus casillas fácilmente, no sabía por qué se sentía así cuando estaba junto a ella. ¡qué barbaridad! No tenía que analizar esos sentimientos, ya que ella es una chiquilla y él es un hombre adulto, que tenía novia y dos hermosos hijos que lo esperaban en casa junto a su hermana Ana.

Caminó hacia la nevera que tenía a un lado de la biblioteca para sacar una botella de agua, la destapó y se tomó casi todo el contenido, se asomó a la ventana y alcanzó a ver salir a la chiquilla, con su mamá y el hermano, suspiró y trató de relajarlos músculos de los hombros – ¡Dios mío! Qué día tan tenso he tenido hoy, pero qué chica tan…. La puerta se abre y entra su secretaria.

-Doctor, llegó la señorita Lineros. – Roberto se tensa de nuevo, pero logra cambiar de semblante antes que entre – ¡Jaqueline! ¿y ese milagro? ¿qué te trae por acá? – le sonríe y se acerca a darle un beso en la mejilla.

- hola querido, no es un milagro, quedamos que, al salir de tus consultas, saldríamos a cenar y por ese motivo he venido a recogerte.

- ah, - gruño maldiciendo para sus adentro, porque no se acordaba de esa cita. Con los problemas que había tenido con la chiquilla del accidente, se le había olvidado ese pequeño detalle. – claro, ya casi estoy terminando, espérame en la sala de espera mientras hago algunas cosas que me faltan, ¿sí?

- pero no te demores, cariño, no quiero que nos demoremos con el tráfico que hay hoy – lo miró un poco seria, porque se dio cuenta que se le había olvidado la cita. Ella tiene que convencerlo para que se casen, ya que la posición de Roberto le daba la clase de vida que ella quería y que se merece. Salió del consultorio y se sentó en uno de los sofás que estaban en la sala de espera.

- Mildred, hágame un favor – dijo Roberto a su secretaria – revise bien la historia clínica de la paciente de habitación VIP2, y quiero que me averigüe la dirección de ella para mañana, ¿vale?

- sí, señor, para mañana a primera hora tiene consultas y en especial esa paciente que tiene el tumor en la columna está pendiente para cirugía. También está…  - siguió Mildred – la niña que tiene el fémur fracturado y la paciente que tiene pendiente cirugía de cadera, estas son las más importantes de mañana.

- Está bien, Mildred, entonces prepárame todo para mañana y ya te puedes ir, voy a cenar con Jaqueline, ¿sabes dónde es? – ella le pasó un papel donde estaba a dirección del restaurante, previendo que al doctor se le había olvidado.

Roberto se quita la bata y toma la chaqueta, se dirige a la puerta para encontrarse con su novia en la sala de espera, ésta al verlo salir, se levanta del sofá para irse con él.

 

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En casa de Lucía Fernanda, ésta entra a la sala ayudada por su hermano Andrés que la lleva en brazos, en eso se escuchan pasos rápidos y Fer ve a su hermana Laura Sofía correr hacia ella.

- ¡Fer! – grita emocionada – Te he extrañado un montón – y la abraza – la señora Yolanda le advierte.

- ¡cuidado la lastimas, tiene un brazo enyesado – y Sofi la abrazó con mucho cuidado.

- no la voy a lastimar, mamá – la llena de besos y sigue pegada a ella.

¡no fuiste a verme a la clínica, mala hermana! – le dice Fer, aunque ella sabe que a su hermana le da pánico los hospitales.

- tu sabes por qué, así que no me reclames, pero ya estás aquí y me voy a ocupar de ti, ya verás – sonríe, aunque se le hace agua los ojos al ver a su media mitad toda magullada – ¡oye! – lanzó un grito - ¿qué le pasó a tu precioso pelo? Está todo sucio y opaco, ¿no te dejaban bañar en esa clínica?

- no podía, aunque la enfermera muy amable me decía que ella me ayudaba, pero yo le dije que cuando llegara a mi casa lo hacía – la mira con ese cariño que se tienen y la conexión que siempre hay entre ellas como gemelas iguales.

- lo se cariño mío, no te preocupes te lo voy a dejar como nuevo, ya verás – le contesta con rapidez y la abraza de nuevo para demostrarle lo feliz que estaba por su llegada. Ella le dice a su hermano que la lleve a la habitación, para ayudarla a cambiarse para llevarla al baño. Laura Sofía le quitó toda la ropa y la metió en la ducha para lavarle el pelo con mucho cuidado, utilizando todos los productos que ellas usaban para mantener ese cabello bien hidratado y hermoso.

Lucia Fernanda se dejó hacer de todo de su hermana, sabía que podía confiar en ella, Sofi levantó un poco el brazo derecha de Fer y esta se quejó del dolor y la otra le dijo;

- solo tengo que lavarte un poco aquí abajo, aguanta un poco Fer. Ella asintió y contrajo la boca en una mueca y cerró ojos. Después de un buen rato, ya estaban en la habitación con su pijama y acostada en su cama.

- ¡qué alivio es estar en mi cama cómoda – dijo Fer a su hermana – estaba muy mal en esa clínica, aunque era como una suite de cinco estrellas.

- vaya que suerte tuviste, - se ríe Sofi y Fer la mira con cara de pocos amigos, - no te enojes conmigo, solo bromeaba, sabes que estoy de tu lado, ¿vale?




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