Mi Adorable Cascarrabias

CAPÍTULO 22: Sorpresas y más sorpresas.

A mediados del mes de noviembre, llamaron a Roberto y a Lucía Fernanda del Bienestar familiar, para una entrevista de rutina, sobre el caso de la niña que tienen a cargo, fue una entrevista muy provechosa, les dijeron que ya estaban los documentos listos, que solo faltaba que ellos contrajeran matrimonio, para legalizar la adopción de la bebé y así lograr la legitimación; sólo era cuestión de tiempo, que después del matrimonio, que debía celebrarse cuanto antes, la niña sería legítima hija del matrimonio Montemayor-Benavides. Ellos les dijeron que el matrimonio era el 31 de diciembre, pero ellos respondieron que tenía que ser antes, a fin de mes si era posible, que no se preocuparan porque a Lucía Fernanda el juez le daba una autorización firmada por sus padres y así se podía celebrar la boda. Salieron felices, por un lado, porque Antonella, ya sería legalmente su hijita, pero preocupados por el otro lado, tenían poco tiempo para celebrar el matrimonio y no tenían muchas cosas preparadas.

- amor mío, ¿y ahora, que hacemos? – pregunta Roberto con cara de preocupación.

- vamos a casa y lo hablaremos con mis padres y mis hermanos, ellos son expertos en planear celebraciones con poco tiempo de anticipación – le dice ella con seguridad, además les tenemos que dar la gran noticia de la adopción de nuestra bebé y también del resultado de las pruebas que ya están casi al llegar. Se dirigen a la casa de la familia Benavides Maldonado.

Al otro lado de la ciudad, en la oficina del Fiscal de Distrito, Julio, está hablando con el empresario Alfredo Lineros, que estaba buscando la máxima pena para un empleado que le había robado mucho dinero, cuando en eso entra una joven delgada y con mala cara.

- papá, tienes que dejar de apoyar a ese rector de pacotilla, porque les hace favores a sus alumnas y se acuesta con ellas, ¡imagínate, un rector de universidad! Ahora tiene como amante a una puta roba novio, es la que se le metió a mi novio por los ojos, figúrate.

- Jaqueline, basta – la regaña el señor – estás en el despacho del Fiscal, respeta el lugar, niña.

- pero papi, tienes q… - su padre la interrumpe cuando le entra una llamada al señor.

- ¿sí dígame? Era el rector de la universidad – sí – siguió escuchando y la expresión de su cara cambió a una de felicidad – ¿de verdad? ¡Es un milagro y una gran noticia, que este año se lleven la medalla de calidad! – movía la cabeza como el perrito que colocan en los taxis – Cómo se llama la joven con esa inteligencia, una súper-genio? ¿Lucía Fernanda Benavides? Muy bien quiero conocerla, porque tendrá el mejor regalo que haya tenido en su vida. Muy bien. Adiós.

- ¿Qué sucede con mi hermana? Preguntó julio – la chica que acaba de nombrar.

- ¿ella es su hermana? Preguntó asombrado el señor

- sí. Ella es la menor de nosotros, ¿Qué pasa con ella? No entiendo

- es que era el rector de la Universidad Cooperativa de Colombia, me acaba de confirmar que, a través de esta joven, la universidad se acaba de ganar la medalla de calidad en las pruebas ECAES.

- no puede ser, a mí hermana le faltan cuatro semestres para terminar la carrera – dijo Julio que no entendía nada, aunque pensándolo bien, podría ser.

- ¡esa es la perra que me robó a mi novio – de la joven escuálida

- has el favor de respetar a mi hermanita – le dice Julio rabioso.

- cállate Jaqueline, no sabes lo que dices – la regaña el señor

- no papá, ella es la que se acuesta con los profesores, para que le pasen el semestre – grita ella fuera de sí. Julio se le abalanza para zarandearla, pero el señor Lineros, lo hace primero y le da una bofetada.

- te he dicho que te calles, largo de aquí – se vuelve hacia Julio y le dice – disculpe, señor Fiscal, mi hija se ha desquiciado después que Roberto le terminó y culpa a todo el mundo.

- ¡espere un momento! ¿Ella era la prometida de Roberto Montemayor? ¿La que apuñaló a mi hermana? No puede ser. ¡ella intentó matar a Lucía Fernanda!

- ¿esa era la joven? No sabía nada, de verdad – dice el señor todo compungido y preocupado –

- ¿sabe que ella puede ir a la cárcel? ¿verdad?, porque yo puedo hacerlo – le aseguró Julio y ahora pensándolo bien, estaba enojado con Fer por esconderle que iba a presentar esas pruebas – y lo voy hacer, ya verá, ahora, ¿me puede hacer el favor de retirarse? – le ordenó enojado – tengo cosas que hacer. El señor se marchó cabizbajo y asustado, porque conoce bien a la familia del Fiscal, era una familia muy pudiente y tenían muchos contactos, no lo puede creer que su hija se haya metido con un miembro de esa familia, y ¿ahora que iba hacer?

Julio llama a su asistente y le dice que se encargue del despacho, mientras va a la casa de sus padres. Se sube a su coche y se dirige hacia la avenida Libertador, en eso se le viene a la mente una chica de ojos castaños que lo tiene loco desde que la conoció, habían tenido un altercado y no había podido arreglarlo, pero eso tenía que esperar, tomo una ruta alterna, porque había mucho trancón y ya estaba entrando al barrio donde vivía sus padres; al llegar voy estacionado el auto de Roberto, él y Fer, que estaban entrando a la casa, pero al escuchar un coche, se detienen a mirar quién era, dándose cuenta que era él, lo esperan en la entrada.

- ¡vaya! A ti era a quien quería ver – le dice Julio – Lucía Fernanda Benavides Maldonado, ¿Cómo es posible que me haya enterado por ese señor, ex suegro de Roberto que te acabas de ganar las pruebas ECAES? ¿Por qué no me lo dijiste?




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