Mi Adorable Cascarrabias

CAPÍTULO 24: EXTRA Luna de miel descubriendo los poderes

Después de despedirse de sus familiares y amigos asistentes en la recepción, Roberto y Lucía Fernanda, salieron hacia el aeropuerto, ya que viajaban a Cancún, porque la familia Benavides Maldonado les regalaron los tiquetes y reserva por una semana y por eso ellos decidieron aceptar y pasarla en grande. Se presentan con los tiquetes y sus pasaportes, con una sonrisa en los labios, dando a entender la felicidad que irradiaban. Les dan el pase para que puedan embarcarse, encuentran sus asientos y se acomodan asegurando sus cinturones de seguridad. Fer mira por la ventanilla y da un suspiro para liberar la tensión, se voltea a mirar a su hermoso y atractivo esposo, le sonrió y se acercó para darle un beso y él le correspondió con mucho amor y deseo.

- Mi chiquilla hermosa, ¡Mi bella esposa! – la abraza muy fuerte, luego se aleja un poco, le toma su mano derecha, cuando sienten que el avión comienza a moverse – ahora vamos hacia Bogotá y debemos esperar hasta que sigamos a Cancún – el viaje a Bogotá duró 1 hora 20 minutos y les tocó esperar dos horas más, para salir y para colmo de males, estaban tan cansados y Fer se sentía malgeniada culpando a sus hermanos por no averiguar primero a qué hora salía el vuelo. Al fin, se embarcaron a las cinco de la mañana, durmieron las tres horas que duró el vuelo, llegando a Cancún a las ocho y treinta de la mañana, en recepción dieron sus nombres, les dieron las llaves y un botones les ayudó con las maletas, llevándolos a la habitación que se encontraba en el octavo piso. Lucía Fernanda se soltó del abrazo de Roberto y corrió al balcón para mirar las vistas tan impresionantes, se veía el mar con su agua azul verdoso y ese aire delicioso que al sentirlo respiró profundamente cerrando sus ojos para despejar la mente y sintió que su cuerpo se relajaba, en ese momento unos brazos la rodearon por la espalda y se recostó al torso de su esposo.

- Es hermoso este lugar, amor – le dijo a Roberto – el mar tiene un color muy bonito ¿cierto? y él le susurró al oído

- Lo más hermoso lo tengo delante de mí – sintió que ella se estremeció al momento de rozarle el lóbulo de la oreja – el color del agua del mar es igual a tus bellos ojos, princesa hermosa – luego le da la vuelta para tenerla de frente y le dice – bueno, ¿te duchas tú primero? O ¿voy yo?

- ve tu primero, amor mientras voy buscando la ropa que nos vamos a poner, aunque… - mirándolo pícaramente – debemos vestir pijamas porque necesito dormir un poco más – Roberto también sonríe viendo esa mirada traviesa de su diablilla

- creo que si deberíamos dormir un poco – le guiña un ojo y se va para el baño, ella también ríe y camina a donde están las maletas para sacarla y ubicarlas en el vestier, tanto las de ella como las de su atractivo y bello esposo. Él sale del baño envuelto con una bata blanca, se encuentra esperando que saliera con sus cosas personales y entra corriendo antes que Roberto la abrazara y con una sonrisa entró al baño, pasa unos veinte minutos cuando la puerta del baño se abre, dando paso a un ángel caído del cielo, Roberto se queda mirándola y no lo puede creer lo que ve, Lucía Fernanda está vestida con un babydoll blanco recubierto de encaje semitransparente con flores estampadas, siente que el corazón le salta muy rápidamente y la respiración se le acelera; ver a su chiquilla y hermosa esposa con esa indumentaria para su noche de bodas, es para que le dé un ataque al corazón, se acerca a ella lentamente mirándola de pies a cabeza.

- ¡Ay mi amor! ¿quieres matarme con esa cosita tan sexy? – la acerca a él con sus manos en la cintura, ella levanta las manos hasta su pecho y va subiéndolas hasta sus hombros y, por último, las sube a su cuello entrelazándolas entre sí, logrando así acercarse más para darse un beso muy apasionado, Roberto la levanta en sus brazos y hace que le abrace sus caderas con sus piernas, camina hacia la cama y se sienta con ella a ahorcajada sin despegar sus bocas, se retiran un poco para tomar aire y él le dice - ¡qué hermosa estás mi chiquilla, te amo con todo mi corazón – se tumba con ella encima y ruedan por la gran cama hasta que él se posiciona encima de ella, sigue besándola, va recorriendo de besos su mandíbula hasta llegar a su oreja y le da pequeños mordiscos haciendo que ella se le erice la piel, con sus manos va acariciando su cintura y sube hasta llegar a sus pechos, toma uno de sus pezones con sus dedos y les da masajes hasta ponerlos duros sobre el corpiño del babydoll, en ese momento ya no puede aguantar más y comienza a quitárselo, le da una mirada a esos hermosos pechos con un enorme deseo, lleva su boca a uno de ellos y lo succiona suavemente, siente que Fer da un leve gritito, eso es como música para sus oídos, ya que ese sonido lo excitó más.

- Rober…to, cariño siien…to que me estoy queman..do – dice Lucía Fernanda – y me estoy derritiendo – él le mira su carita y la ve toda ruborizada. ¡se ve tan tierna!

- Estamos igual, cariño – Él toma de la mesa de noche un preservativo que tenía listo y se lo pone, luego se acerca a su linda esposa para terminar de quitarle esa pequeña tela que le faltaba, la toma suavemente de las piernas y va acariciando desde los tobillos hasta llegar a su sexo, toca con suavidad sus labios íntimos y nota que está muy húmeda, acerca su boca para probarla y Fer da un pequeño brinco cuando siente la lengua de su marido tocar su intimidad, Roberto trata de darle placer a su esposa y siente uno de sus espasmos, sube hasta su vientre, sus pechos y por último la besa en la boca profundamente, con una de sus manos dirige su masculinidad hacia la entrada de la vagina de Lucía Fernanda, juega un poco para motivarla más y comienza a entrar en ella.




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