Mi amigo, Jonathan (maj)

Capítulo 2: El chico del útlimo pupitre

—¿Eres Deian cierto?

 

—Así es, ¿y tú eres…? —cuestioné viendo a un chico de aspecto simpático con cabellera rubia clara, ojos azules y una piel pálida que me recordó mucho a Jack Frost de “El origen de los guardianes”.

 

—Perdón no me presente primero, soy Jonathan, Jonathan Smith —respondió con un poco de tartamudeo en su habla.

 

—¡Un gusto Jonathan! —alegre le extendí mi mano, pero en vez de estrecharla parecía confundido.

 

—¿Quieres estrechar las manos conmigo? —preguntó como si tuviera una enfermedad o algo parecido.

 

—Si, ¿qué tiene?

 

Se me quedó viendo unos segundos y entonces puso su mano en su frente soltando una risa como si hubiera comprendido algo. ¿A este que le picó?

 

—Perdón es que recordé que eres nuevo y no sabes mucho de mi reputación…

 

—¿Reputación? ¿Acaso eres el matón de la escuela? —dije y como si hubiera contado el chiste del siglo de nuevo comenzó a reír, pero con ganas, literal se le salieron las lágrimas.

 

—¿Yo? ¿El matón? —expresó con ironía como si fuera un chiste —¿Me has visto bien? ¿Tú crees que tengo la apariencia para serlo?

—¡No lo sé! ¡Podrías ser cualquier persona! —exclamé confundido mientras alzaba mis brazos.

 

—Tienes razón, pero me sorprende que creas que yo sea…—estaba por terminar de decirlo cuando su risa lo interrumpió y la verdad nunca suelo juzgar a la gente por mis primeras impresiones, pero este chico enserio, ¿qué le picó?

 

—¡De verdad que no le encuentro la gracia!

 

—Verás… yo soy el chico medio alto, flaco, con cara de niño bobo y sin carisma ni personalidad según mis compañeros—explicó secando sus lágrimas con las mangas de su suéter azul.

 

—¿Cara de niño bobo? ¿Sin carisma ni personalidad? —repetí como si quisiera entender de donde sacaron todas esas conclusiones solo por verlo por fuera, que a decir verdad me di la tarea de inspeccionarlo con agudeza de pies a cabeza tratando de encontrarle sentido a lo que decían de él.

 

—¿Qué haces? —preguntó retrocediendo un poco al ver que me estaba acercando demasiado a su rostro.

 

—¡De dónde te vieron cara de niño! —exclamé aturdido ladeando un poco mi cabeza como si eso me diera la respuesta.

 

—Y bueno acerca de tu carisma y personalidad no puedo decir nada, no te conozco lo suficiente para juzgar eso.

 

—Vaya, eres la primera persona que me dice eso, casi siempre creen todo lo que les dicen a los nuevos estudiantes —dijo Jonathan con una sonrisa de alivio.

 

—¿Por qué dejas que digan de ti lo que quieran?

El muchacho parecía sorprendido por mi pregunta y por la forma en que desvió la vista parecía no tener la respuesta o tal vez no quería decírmela.

 

—Solo dejo que hagan y digan lo que se les da la gana para evitar problemas…

 

Quise poder entenderlo, pero definitivamente no era yo esa clase de persona.

 

—Acaso… ¿alguien te acosa? —le cuestioné dudando sobre si era correcto haberlo dicho.

 

De nuevo se quedó callado un buen rato, pensando en una respuesta.

 

—No creo que necesites saberlo Deian —respondió en seco con una mirada seria, pero bajé un poco la vista y noté que se estaba brotando las manos, creo que fui muy intenso e invasivo.

 

—Oh, ya veo, lo siento si te incomodé demasiado… —me disculpé tocando mi nuca avergonzado por mi comportamiento de niño curioso.

 

—No por favor no te disculpes, perdóname tú por ser tan cerrado…

 

—¿Qué tiene de malo? Apenas nos conocemos, es normal que no quieras decírmelo todo, de hecho no deberías. —comenté tratando de aligerar el ambiente incomodo que se formó gracias a mi intensidad.

 

—Gracias… 

 

Bajé de nuevo mi vista para ver si había dejado de frotarse las manos, y gracias a Dios dejó de hacerlo.

 

—De hecho, quería preguntarte algo, ¿puedo? —preguntó Jonathan en un tono tímido.

—¡Claro!

 

—¿Te gustan los deportes?

 

Pensé en dos respuestas, una era decirle que no podía responder eso devolviéndole en forma de broma que no me haya contestado, pero podría ofenderlo o herir sin sentimientos así que elegí la segunda opción; responder con la verdad.

 

—Sí, en especial el baloncesto, ¿por qué? ¿eres un cazatalentos?

 

—¿¡Enserio!? —exclamó un poco sorprendido y agregó de una forma que mentiría si no dijera que sus ojos parecían estar resplandeciendo mientras lo decía — Entonces, ¿Te gustaría unirte al equipo de baloncesto?

 

«Que directo»

 

—No estoy seguro… es decir, me encantaría, pero es mi primer día en la escuela… —titubee tratando de digerir su propuesta tentadora, pero apresurada.

 

—Si te inscribes te ayudaría mucho, pues te da puntos extra.

 

Ahora se había vuelvo una propuesta irresistible, dado que esto podría beneficiar a mi beca. Porque estoy seguro de que tarde o temprano reprobare matemáticas.

 

—Pero entiendo si no quisieras entrar pues es algo demandante… —Jonathan iba a continuar, pero lo interrumpí sin previo aviso.

 

—¿Dónde firmo?

 

—¡Me alegra que hayas aceptado! —expresó con alegría juntando sus manos y se levantó de su asiento poniéndose la mochila encaminándose a la salida —Te puedo explicar en la cafetería lo demás, lamento haberte robado tanto tiempo.

 

—Sin ofender, pero la verdad ya estaba pensando en una excusa para ir corriendo al comedor, ¡Me estoy muriendo de hambre!

 

—¿Te parece si vamos juntos? De paso te enseño donde queda.

 

—¡Vamos! —exclamé levantándome de mi pupitre. Y tomando mi mochila lo seguí hasta el comedor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.