Lauren se quedó pensando en las actitudes de Jeremy, su personalidad ahora era tan distinta a la del hombre dulce que ella había conocido; ahora se comportaba como un pedante y un mandón; sin embargo consideraba que era muy pronto para juzgarlo y dictar un veredicto, pensó que debía comprenderlo por su condición mental.
Debía vestirse y bajar cuanto antes a cenar con la familia, ello no le entusiasmaba, pero no quería causarle un disgusto a Jeremy haciéndole el desplante a su tía Vera. Abrió su maleta para ver qué usar para la ocasión. Lauren no conocía las costumbres de los Remigton, no tenía idea de que la hora de la cena era un acto solemne, y que todos usaban costosos atuendos, joyas y perfumes como si se tratara de asistir a una gran fiesta. Sobre todo las mujeres, que se presentaban en la mesa muy elegantes y maquilladas, con sus cabellos bien arreglados. Ella no tenía ropa fina, no poseía joyas costosas, ni acostumbraba a usar maquillaje cuando estaba en casa, además en ese momento, su cabello era un desastre.
Hurgó entres sus cosas buscando algo apropiado para ponerse; había llevado solo algunas prendas sencillas y frescas. Estaba tan emocionada con la noticia de que Jeremy se encontraba con vida que no se fijó mucho en lo que había empacado, y no metió precisamente sus mejores atuendos.
Se puso lo mejor que consiguió, un vestido de tela fresca color marrón floreado que le llegaba hasta las rodillas, se lo puso con un par de zapatos color negro sin tacón. Medio acomodó su cabello y se aplicó solo un poco maquillaje.
Cuando ya estaba lista se miró al espejo y sonrió, después salió de la habitación y tomó el pasillo, caminó hacia las escaleras, en el rellano se detuvo por algunos segundos, de allí observó a la familia que se encontraba en la sala; suspiró tomando fuerzas para aparecer delante de todos.
Despacio y en silencio comenzó a bajar escalón por escalón hasta que llegó a la sala, todos dirigieron sus miradas hacia ella, de inmediato juzgaron su atuendo. Lauren parecía recién salida de un orfelinato, su modo de vestir no cumplía en lo absoluto los requisitos de la acaudalada familia Remington.
Algunos la miraron como a una atracción de circo, otros pusieron una sonrisa malévola en sus rostros; los menos maliciosos sintieron pena ajena, y Jeremy sintió vergüenza.
Eran como veinte personas allí presentes, sin contar a los niños. Hermanos, tíos, sobrinos, primos y demás.
Jeremy se indignó con Lauren, no podía creer que ella tuviera tan mal gusto para vestirse, menos entendía cómo podía haberla hecho su esposa. Entre los dientes para que más nadie escuchara le dijo a Alan:
—Parece una sirvienta cuando tiene el día libre. —Alan la observó y sintió pena por ella y comentó:
—La pobre no tenía la culpa, ¿Por qué no le dijiste que usara ropa apropiada?
—Yo que me iba a imaginar que iba a presentarse con esas fachas.
—Tenías que explicarle a tú mujer. —Vera interrumpió la embarazosa escena.
—Bueno, ya que estamos todos aquí, pasemos al comedor.
En el comedor todos tomaron sus puestos habituales, Lauren no sabía dónde sentarse y Jeremy no se preocupó en señalarle en donde debía ir ella como su esposa, ya que él estaba a la cabecera en lugar de su difunto abuelo. Vera al notar la actitud descuidada de su sobrino, miró a Lauren y le dijo:
—Siéntate al lado izquierdo de tu esposo. —Lauren se dirigió hacia la silla que la tía le indicó, Vera miró a Jeremith con reproche y le dijo:
—¿Qué esperas para sacar la silla de tu esposa? ¡Qué mal educado regresaste de la tumba!
Jeremy sintió rabia con el mal comentario de su tía, sin embargo obedeció y sacó la silla para Lauren.
—Gracias. —Le dijo ella tímidamente mientras se sentó, él no contestó nada y evitó verla a los ojos.
Megan que no soportaba a su cuñada pobre, sin disimulo ojeó su vestido, con objetivo era incomodarla, lo cual fue muy efectivo, pues Lauren se percató y comprendió la situación en la que se encontraba, su ropa sencilla demostrabanlo distinta que era a esa familia, hasta su esposo resplandecía con su traje caro de color negro, ella parecía una indigente al lado de todos ellos.
Megan no podía perder la oportunidad de humillar a Lauren, delante de todos se dirigió a Jeremy y le dijo:
—Hermano, debes comprarle ropa a tu esposa urgente, es evidente que mi pobre cuñada necesita un nuevo guardarropa. —Lauren se ruborizó y agachó su cara de la vergüenza. Jeremy miró a Megan con deseos de matarla, ella sabía que después él se desquitaría y le haría reclamos por su mal comentario, pero logró su objetivo de humillar a Lauren, eso hacía que valiera la pena hacerlo enojar.
Lauren deseó salir corriendo de esa mansión y no regresar jamás, se percató de que todos la observaban y miraban su vestido, se sentía acorralada, en las miradas de algunos había reproche, en las de otros había lástima. Algunos solo tenían una sonrisa burlona; los más sensatos como Anni, Ethan, Alan y el esposo de Megan, escondieron sus miradas y se mantuvieron en silencio. Pero todos en sus pensamientos concordaban en que Lauren no encajaba en esa familia, la diferencia entre ella y Jeremy era abismal;
La mala expresión de Jeremy fue la gota que rebasó el vaso, Lauren no pudo ignorarlo, le dolió que su esposo estuviera haciendo lo mismo que los demás.
De pronto y sin previo aviso se puso de pie y salió del comedor sin siquera pedir permiso, se sentía horrible y tenía ganas de llorar.
Subió corriendo las escaleras y se metió en la habitación, en cuanto cerró la puerta estalló en llanto. Lloró con rabia a la vez con dolor por la actitud de Jeremy, los demás no le importaban, tenía claro para ese momento que él la rechazaba por ser de otra clase social. No comprendía por qué, se suponía que él era un hombre que no le importaban las diferencias de las clases sociales impuestas por el hombre, pero ahora parecía darle mucha importancia.