Alan reprochó a Megan.
—Lo que hiciste fue de muy mal gusto.
—¿Acaso no es verdad?
—Este no era el lugar ni el momento para que hicieras ese comentario, hiciste sentir mal a Lauren e hiciste que Jeremy se enojara.
—Perdón por decir la verdad, en cuanto a Jeremy se lo merece, quién lo mandó a casarse con ella. Tenía una novia espectacular que pertenece a nuestra clase y la cambió por esa que no sabe ni vestirse. —Vera agregó:
—Estoy de acuerdo con Alan, debiste guardar tus palabras Megan.
—Ay tía ya lo que fue, fue, deberían agradecerme que no vamos a tener que cenar con ella.
Después de la cena Megan buscó a Jeremy en el estudio y le dijo:
—Sé que estás enojado conmigo, pero mira el espectáculo que hizo ella con sus fachas, no debiste llevarla así al comedor.
—Fue la tía la que insistió en que ella estuviera en la cena con nosotros. En realidad el espectáculo lo hiciste tú, como si no pudieras tener la boca cerrada?
—Alguien debe enseñarle a tu esposa a vestirse y a comportarse como es debido en esta casa, te casaste con mona chita, ahora a todos nos tocará pasar vergüenzas con ella, imaginate cuando tengas que llevarla a un cóctel de negocios o a una cena con los inversionistas; no sabe vestirse, tampoco comportarse, tú mismo te diste cuenta de cómo es de insolente, hasta se atrevió a levantarse de la mesa cuando un no habíamos empezado a comer. —Jeremy mostró su cara de enojo y le habló con dureza.
—Mientras Lauren viva en esta casa yo soy el que voy a corregir sus actitudes y su forma de vestir, no vuelvas a meterte con ella.
—¿Acaso piensas dejarla vivir aquí? mira la vergüenza que te hizo pasar.
—Eso no se repetirá, no te preocupes, mañana mismo la enviaré a comprarse un guardarropa nuevo. —Jeremy salió del estudio y se fue hacia las escaleras, Megan lo siguió.
—No tienes por qué comprarle nada, sólo échala de tu vida y acaba con tu desgracia, no olvides que Bridget llegará pronto a reconciliarse contigo.
—Déjame en paz, no estoy para seguir con esta conversación.
—No olvides que ahora eres el presidente de Remington Deluxe, ¿Cómo se supone que una vulgar como ella será tu esposa? Es Bridget quien debería serlo.
—Por supuesto que Bridget lo será, que de eso no te quepa alguna duda; pero Lauren permanecerá en esta mansión hasta que todo este asunto de la boda sea esclarecido, después de eso anularé el matrimonio.
—No olvides que Bridget llegará en unos días.
—Eso lo tengo muy presente, no veo la hora de tenerla frente a mi y recuperarla. —Megan sonrió.
—Así será hermano, Bridget te ama y comprende que todo esto ha sido una confusión, su amor es genuino; en cambio Lauren, seguramente está solo por tu dinero
—No sé qué pensar de ella, parece una chica muy inocente.
—Que no te confunda su apariencia.
—Basta ya, no necesito que te comportes como si fueras el abuelo.
—Solo intento cuidarte.
—No necesito que lo hagas, ya estoy muy grande para eso.
***
Lauren se encontraba triste a la vez que indignada, estaba esperando que Jeremy se apareciera en la habitación, sabía que él también estaba molesto. En sus adentros pensó:
“Me iré de este lugar, no me importa si Jeremy está o no de acuerdo con mi decisión, no pienso quedarme.”
Aún estaba pensando en ello cuando de pronto Jeremy entró, ella se sentó al borde de la cama. Por la forma como él ingresó en la habitación confirmó lo que ya esperaba, Jeremy estaba furioso.
—¿Me puedes explicar por qué bajaste con esas fachas? —Ella con una voz calma respondió:
—No tenía idea de que debía lucir como para una fiesta de gala.
—Me dejaste en vergüenza delante de todos, no quiero que eso vuelva a suceder. —Sacó la billetera, de esta extrajo una tarjeta dorada y la puso sobre la cómoda.
—Mañana irás con Anni a comprar un guardarropa apropiado, ella te enseñara a vestirte como una dama y a peinarte ese cabello. —Lauren se ruborizó.
—¿Cuál es tu problema con mi cabello?
—¿No te has visto en el espejo? pareces una bruja. —Rous furiosa respondió:
—A lo mejor si lo soy. —Jeremy se rió con sarcasmo.
—¿Por qué te has vuelto tan engreído? Antes eras dulce y tierno. Extraño al otro Jeremy. —Él miró a todas partes.
—¿Y dónde está ese otro? Deberías presentarmelo.
Lauren sintió coraje, pero se contuvo y volteó la cara a otra parte buscando la serenidad. —De pronto Jeremy sintió una involuntaria fascinación por el dulce carácter de Lauren, se percató de que ella era serena, a la vez un poco salvaje y fuerte, muy distinta a las demás. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras que sus ojos la observaban.
Lauren sentía que el hombre que tenía frente a ella no era su cariñoso esposo, este no parecía tener su dulzura ni su carácter, para entonces deseaba marcharse de inmediato, ya no tenía nada por hacer en esa mansión.
Se levantó de la cama, se acercó a la cómoda y tomó la tarjeta, luego se la acercó a Jeremy.
—Llévate tu tarjeta, lo que soy tu dinero no lo puede cambiar.
—Tu origen no es el ideal de mi familia, pero al menos podrías esforzarte en ganar un poco el respeto de todos.
—Sé que no lo recuerdas, pero antes de casarnos tú y yo hicimos un trato.
—¿Qué trato?
—Yo jamás me inmiscuiría en los asuntos de tu familia, y tú jamás me obligarías a convivir con ellos, compraste una casa para vivir sólos los dos.
—¿En dónde se supone que está esa casa?
—En Lakewood.
—No me iré contigo a ese lugar, por Dios, es una locura.
—¿Siempre has sido así?
—¿Así cómo?
—Orgulloso, prepotente.
“Y un idiota.”
Pensó en sus adentros pero prefirió no exteriorizar ese último pensamiento.
—¿El que odie vivir lejos de mi casa me hace orgulloso y prepotente? ¿Acaso no sabes que estoy a cargo de una gran empresa? —Ella entrecerró los ojos.