Jeremy miró su reloj, se impacientó porque Lauren no había bajado, entonces decidió subir a buscarla.
Lauren buscó su bolso, luego salió al pasillo y se encontró a Verá, ella acababa de hablar con Jeremy en la sala; la mujer se acercó a Lauren y le dijo:
—No deberías seguirle la cuerda a Jeremy en su locura, él no tiene idea de lo que hace, está desmemoriado, deberías rehusarte a ir a ese tribunal, eres su esposa, debes luchar por él. —Lauren puso una experiencia cargada de resentimiento.
—Jeremy no desea estar conmigo, todo de mí le causa vergüenza, ¿Tú te quedarías con un hombre así? ¿Qué te menosprecie hasta por cómo te peinas? —Vera puso una expresión compasiva, a Lauren se le aguarón los ojos—. No quiero que Jeremy siga hiriendo mis sentimientos, prefiero alejarme de él para siempre. —Sollozó, Vera la abrazó.
—Lo siento hija. —Lauren tenía mucha tristeza y lloró, en ese momento Jeremy llegó al pasillo, se escondió detrás de una columna cuando las vio hablando, sabía que su charla se trataba de él.
Lauren agregó:
—Me dolió mucho cuando creí que él estaba muerto, pero habría preferido jamás enterarme de que estaba vivo, Jeremy regresó para romperme el corazón, para causarme decepción. A veces pienso que se casó conmigo solo por un juego, no sé qué pretendía.
—No creo que lo haya hecho por jugar, él se veía muy enamorado de ti, por eso te digo que deberías luchar por tu matrimonio, deben intentar estar juntos, ser felices; hace rato le dije a Jeremy que deberían tener un hijo, eso une a las parejas.
—No me quedaré con Jeremy, tampoco pienso tener hijos con un patán como él, ahora que ha mostrado su verdadera forma de ser no, no me agrada, el Jeremy que amé está muerto para mí. Perdóname por hablar así de él.
—Entiendo tu resentimiento, yo también pasé por momentos muy difíciles cuando me casé con Fred, pero aprendí a ser fuerte y me gané el respeto de todos los Remington, no dejé que me doblegaran, tú deberías hacer mismo, no dejar que te dobleguen ni te venzan con sus malas actitudes, si de verdad lo amas lucha por él.
—No lo amo, como ya te dije, el Jeremy que amé está muerto, él sigue en esa tumba, el que regresó es un completo extraño para mí.
Jeremy tragó saliva al oír esas palabras, luego sin hacer ruido se regresó por donde vino antes que él par de mujeres lo descubrieran.
Lauren bajó a la sala, encontró a Jeremy muy callado y con el ceño fruncido, no tenía idea de qué le sucedía ahora, menos podía imaginar que él había escuchado parte de la conversación.
—Ya estoy lista. —El ojeó su atuendo, notó que no se había dignado a cambiarse de ropa, aunque eso ya no importaba.
—Sí claro, ya estás lista.
—No empieces otra vez.
Se fueron juntos al tribunal donde se habían casado. Por todo el trayecto no dijeron ninguna palabra.
Entraron al edificio, Jeremy era conocido por varios abogados y otros trabajadores del lugar, todos lo trataron con sumo respeto. El prefecto los recibió en su despacho.
—Siéntense señor y señora Remington, ¿en qué puedo servirles? —Se sentaron, Jeremy le dijo lo que tenía pensado hacer y las extrañas circunstancias en que se dieron las cosas que lo condujeron a casarse con Lauren. El prefecto lo escuchó detenidamente; después que Jeremy expuso su caso él le dijo:
—Existen causales para anular el matrimonio, como el tiempo, cuando el matrimonio no se ha consumado. La cláusula del tiempo ya no es valedera en su caso, todos conocen a la señora Lauren como su legítima esposa, en cuanto a la consumación sólo ustedes pueden jurar que no han llegado al acto sexual. —Lauren agachó el rostro. Jeremy sintió enojo, pero mantuvo la compostura.
—¿Me está diciendo que no es posible anular este matrimonio?
—No se puede, en su caso se debe proceder con el divorcio. —Jeremy en un mal tono le dijo:
—Pero yo no recuerdo haberme casado con ella, ¿No es eso suficiente razón para acabar con toda esta tontería?
—Pero usted se casó con ella voluntariamente. —Jeremy se puso de pie y señaló a Lauren con la mano.
—¡Mírela doctor, usted me conoce de toda la vida, ella no es mi tipo, Lauren no es la mujer que yo en mi sano juicio escogería para casarme, debí estar loco o drogado! —Lauren se levantó de la silla y se alejó de Jeremy, sintió que le clavaron mil espinas en su corazón.
—Lo siento señor Remigton, la única opción que tienen es el divorcio, eso tardará algún tiempo.
—¿De qué tiempo estamos hablando?
—Eso depende.
—¿Depende de qué?
—Su abuelo siempre contrató los servicios de mi bufete, aún no se ha leído el testamento, pero hay una cláusula específica en cuanto a la esposa del heredero que él anexó antes de que usted se casara con la señora Lauren.
—¿Qué?
—No puedo decirle todo hasta que se abra el testamento delante de todos los miembros de la familia Remington. —Jeremy se agarró el cabello.
—Vine a este tribunal a acabar con este absurdo matrimonio, pero ahora resulta que Lauren tiene que ver con el testamento de mi abuelo.
—Si, de hecho usted mismo persuadió a su abuelo para que ella saliera beneficiada.
—¿En qué sentido sale beneficiada?
—Es una cláusula de protección.
—¡Le exijo que me la diga! —Jeremy cerró el puño y dio un leve golpe sobre el escritorio, Lauren les dijo:
—No me importa ese beneficio ni nada de lo que diga ese testamento, prefiero divorciarme. —Jeremy miró con dureza al prefecto.
—¿Vio? ella también quiere acabar con esto.
—Le diré cuál es la cláusula: si se divorcia de su esposa antes de cumplir tres años de casados, ella se llevará la mitad de la herencia de su abuelo. —Jeremy arrugó todo el rostro.
—¿Qué?
—Su abuelo para protegerla decidió meter esa cláusula un día antes de la boda. —Jeremy con un movimiento lento meneó la cabeza y se rió amargamente.
—Esto es una broma.
—No señor, usted también quiso protegerla y condicionó su matrimonio, en caso de divorcio debe darle la mitad de su fortuna personal además de la mitad de la herencia de su abuelo.