Mi bella traición

Capítulo 28

23 de agosto del 2018.

 

Cuando un pájaro está vivo, se come a las hormigas. Cuando el pájaro está muerto, las hormigas se lo comen a él. El tiempo y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento. No subestimes o lastimes a nadie.

Puede que hoy seas poderoso, pero recuerda que el tiempo es más poderoso que tú.”

Durante toda mi vida había escuchado hablar del karma. De esas vueltas que da la vida y de cómo la gente lo detesta por que terminan quemándose en su propio fuego. Solo que nunca lo había vivido tan de cerca.

Santiago quiso vengar la muerte de su hermana, al igual que los años que su hermano pasó en la prisión por culpa de mi padre, se llenó de rabia y de odio. Yo misma pasé por lo mismo al enterarme de lo de Marina, quería hacer pagar a mi padre por todo eso. Éramos dos simples hormigas.

Y lo único que ganamos de todo esto fueron momentos amargos. Los dos nos quemábamos por dentro. Sin tratar de comprender que el tiempo es el único capaz de curar las heridas, y de arreglar las cosas entre todos nosotros.

Mi padre murió dos días después de nuestra última plática. Fue otro ataque al corazón lo que lo terminó por matar. Los médicos tenían razón, no iba a soportar otro infarto. Ahora el cadáver del ave es él.

Los primeros días fueron difíciles. Y no lo digo porque me doliera, al contrario. Fueron difíciles porque no sentí nada, ni la más pequeña emoción. Lo único que pude sentir fue paz. De haber hablado aunque sea una sola vez con él. Paz de saber que ya le iba tocar pagar por todo lo que hizo.

El velorio fue en la capilla de la hacienda, al igual que su misa. Nadie estuvo ahí más que Samantha, Santiago, el padre Damián y algunos empleados. No asistió mi familia, ni siquiera Maya. Mucho menos Ana, quien fue detenida al morir mi padre, ahora mismo va a tener que enfrentar dos juicios por asesinatos. Y en cuanto a sus hijos… ninguno de los tres se presentó al velorio, creo que se encuentran con unos familiares en Tepatitlán. Casandra y Tobías se encuentran en una casa hogar en la misma ciudad, hasta que se arreglen los papeles de adopción. Lo sorprendente de esta situación es que sus nuevos padres van a ser los míos. Maya y Ben se están encargando de adoptarlos.

Sin duda la vida da muchas vueltas.

— ¿Alguna idea sobre cómo darle la noticia a mi madre? —me pregunta Santiago apagando el motor de su camioneta. Los dos nos encontramos afuera de la casa de su familia.

— ¿Creía que tu ibas a decírselos? —por acción inmediata comienzo  sentir ñañaras dentro de mi estómago. Decírselo a mi familia era una cosa, ¿pero decírselo a mi suegra? Si, este es el momento en que entro en pánico.

— ¿No sería mejor decírselo en una plática entre mujeres? —arqueo una ceja al escucharlo decir eso —. Ustedes logran entenderse mucho mejor.

— ¿Conveniente para ti, no es cierto? —me cruzo de brazos al ver que no responde —. ¿Tienes miedo de decirle a tu mamá?

—Ponte en mi lugar, lo primero que va a hacer es regañarme. Mi madre es de las personas que no está de acuerdo con el sexo prematrimonial —quedo sin aire al oír eso. Eso es lo malo de estar acostumbrado a la forma de ser de Maya. Uno espera que todos miren el mundo igual que una —. Y ahora agrégale un nieto en camino.

—Me estás asustando, Santiago —volteo a ver el mural que hay afuera de la casa. Temo que con solo mirarme, adivine lo que está pasando —. ¿Se molestara mucho?

—Si se lo digo yo, el diablo será un santo a comparación de la furia de mi madre —quedo con la boca abierta. Ya me estoy temiendo lo peor —. Pero si se lo dices tú, las cosas serían distintas. Si te has vuelto su adoración. Ya hasta te quiere como una hija.

— ¿Y qué madre no regaña a una hija?

—No tienes de que preocuparte. Contigo será más tolerante —toma mi mano y la lleva a sus labios. Besa con suavidad mis nudillos —. No tienes de que preocuparte.

— ¿Puedo preguntarte algo? —asiente con la mirada —. ¿Tu mamá sabe todo sobre nosotros? ¿Me refiero a quien es mi padre, y lo de Marina?

—Sí, lo sabe. ¿Por qué el interés?

—Sé que acordamos dejar las cosas atrás. Solo que hay algo que aún no logro olvidar. Tu hermano mayor terminó en la cárcel por culpa de Oliver, ¿tu madre no guarda ningún tipo de resentimiento hacia mi persona?

—Mi madre es distinta a nosotros dos. Ella perdona siempre. De hecho, ella siempre me aconsejó que hablara contigo sobre todo ese problema, sobre todo cuando el padre Damián habló conmigo. Ella me dijo que hablara contigo antes de que te enteraras por otra persona, y de otra manera. No quería que salieras herida —tomo su mano y la aprieto con fuerza —. Por eso mismo te digo que si se lo dices tú, las reacciones serian distintas.

— ¿Qué te parece si le decimos sobre la marcha? —sonríe antes de salir del auto, para después abrirme la puerta.




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