Lauren subió a buscar su bolso mientras que Jeremith se quedó esperando por ella. En el pasillo se encontró a Ethan.
—¿Cómo estás Lauren? Anoche no pude hablarte, siento mucho lo que Megan te hizo, fue muy injusto.
—No te preocupes Ethan, de todos modos hoy mismo me iré.
—¿Jeremith te echó?
—No, pero iremos ahora mismo al tribunal a solicitar la anulación del matrimonio.
Ethan ya conocía las intenciones de Jeremith, estaba aliviado, porque le quedaría el camino libre para conquistarla. Disimuló su alegría.
—Lamento que esto esté sucediendo.
—Es lo mejor, prefiero así las cosas.
—Tus ojos me dicen lo contrario. —Ella agachó la mirada.
—No pienso oponerme, Jeremith no es el mismo, ese hombre que regresó es un total extraño para mí, lo amo cuando pienso en él, pero cuando lo tengo cerca siento deseos de alejarme, es como si lo amara y lo rechazara a la vez. —Ethan puso una sonrisa amigable y le agarró la mano.
—Cuenta conmigo, sabes que soy tu amigo.
—Gracias Ethan —suspiró—. Aún recuerdo las veces que me dijiste que Jeremith era un engreído, no te creí, pero tenías razón.
—Bueno, al fin mostró su verdadero ser delante de ti.
—Sí, supongo. Ya voy por mi bolso.
—¿Qué te parece si vamos hoy en la tarde a comer esos helados que tanto te gustan?
—No lo sé, es que...
—Invitaremos a Annie, ya sabes, entre los dos podemos darte ánimos.
—Está bien, le diré que nos acompañe.
***
Jeremith se impacientó porque Lauren no había bajado, entonces decidió subir a buscarla.
Lauren fue por su bolso, luego salió al pasillo y se encontró a Vera, ella acababa de hablar con Jeremith en la sala; la mujer se acercó y le dijo:
—No deberías seguirle la cuerda a Jeremith, en su locura, él no tiene idea de lo que hace, está desmemoriado, pero tú estás bien de la cabeza, deberías rehusarte al divorcio, eres su esposa, debes luchar por él. —Lauren habló con una voz cargada de resentimiento:
—Jeremith no desea estar conmigo, le causo vergüenza, ¿Te quedarías con un hombre así? ¿Qué te menosprecie hasta el modo cómo te peinas?
Vera puso una expresión compasiva, a Lauren se le aguarón los ojos.
—No creo que él amor se haya acabado tan rápido. —A Lauren se le aguaron los ojos.
—Creo que nunca lo amé, me enamoré de un Jeremith que no existía; todos decían que era diferente por ese accidente que tuvo en la avioneta, pero luego se curó y volvió a ser el verdadero —tragó saliva con esfuerzo—. Anoche me dí cuenta que no lo amo, no puedo amar a un hombre como él. Quizás eso me hace una mala mujer, pero ya no me importa, estoy muy decepcionada, ojalá jamás me hubiera enterado de que apareció vivo, porque habría preferido sufrir su muerte, y no sentir esta decepción tan grande. Quiero alejarme de él para siempre. —Jeremith llegó al rellano de las escaleras y oyó que estaban hablando de él, entonces se escondió para oír lo que decían.
—Sollozó, Vera la abrazó. Lo siento hija, lo siento. Entiendo tu resentimiento, yo también pasé por momentos muy difíciles cuando me casé con Fred, pero aprendí a ser fuerte, me gané el respeto de todos los Remington, no dejé que me aplastaran. Tú deberías hacer lo mismo, no dejar que ellos te venzan con sus malas actitudes. Si de pronto te das cuenta que amas a Jeremith, lucha por él.
—No lo amo, el Jeremith que amé está muerto, él sigue en esa tumba, el que regresó es un completo extraño para mí.
Jeremith tragó saliva al oír esas palabras, luego sin hacer ruido se regresó por donde vino. Lauren bajó a la sala, encontró a Jeremith muy callado y con el ceño fruncido, no tenía idea de qué le sucedía, menos podía imaginar que él había escuchado la conversación.
—Ya estoy lista.
Él miró su atuendo, notó que no se había dignado a cambiarse de ropa, aunque eso ya no importaba.
—Sí claro, ya estás lista.
—No empieces de nuevo a criticar mi ropa.
Se fueron al tribunal donde se habían casado. Por todo el trayecto no dijeron ninguna palabra.