Mi corazón no te pertenece

16 Sobre mi cadáver

Lauren llegó a la casa de su familia, Sasha salió a recibirla, al ver su semblante comprendió que algo no andaba bien.

—¿Qué sucedió? —Lauren pasó hacia su habitación.

—No quiero hablar en este momento.

Subió más escaleras y se encerró.

Sasha les contó a los demás que Lauren se veía mal.

—Ella está como cuando creímos que Jeremith estaba muerto.

—¿Qué habrá pasado? —Preguntó su madre.

***

Jeremith fue a la oficina he iba furioso. Cuando entró vio a Alan, él estaba revisando un montón de carpetas que la secretaría había puesto sobre el escritorio.

—Llegaste rápido, ¿cómo te fue?

Jeremith le contó todo lo sucedido, Alan se quedó desconcertado.

—Entonces Lauren es una verdadera cazafortunas. Ahora no nos quedan dudas. ¿Pero por qué el abuelo la beneficiaría de esa manera, se supone que él la detestaba.

—Ahora sí sí entiendo el afán que ella tenía de divorciarse de mí, por momentos llegué a creer que de verdad no le importaba mi dinero, parecía desinteresada, pero ya todo quedó claro, esa mujer sólo desea robarme la mitad de lo que me pertenece… pero no lo voy a permitir, aunque me toque vivir con ella bajo el mismo techo durante tres malditos años.

—Será muy difícil la convivencia. —Jeremith apretó los dientes con enojo, luego respondió:

—No me importa vivir con ella, juro haré la vida imposible a esa zorra, haré que se arrepienta mil veces de haberme conocido, y si se descubre que ella está involucrada en mi secuestro e intento de asesinato, irá a la cárcel y perderá todos sus derechos.

—Me parece increíble todo esto, es demasiada maldad en una sola mujer.

—Tú mismo me dijiste que era una cazafortunas.

—Si, pero estos días logré verla más de cerca, y de verdad Lauren no parece ser una mala persona.

—Es una mosquita muerta.

***

Megan llamó a Bridgette por teléfono y le contó las nuevas noticias que tenía. Bridgette estaba sentada recostada sobre un sofá, charlando con Megan mientras devoraba un racimo de uvas.

—Dime Megan, qué noticias me tienes.

—Hoy mi hermano fue con esa al tribunal, Jeremith no soporta a esa mugrienta ni un minuto más y va a divorciarse. Debes regresar cuanto antes a Chicago, mi hermano te quiere como siempre.

—Mis padres no quieren que regrese a Estados Unidos, ellos dicen que debería esperar a que Jeremith se divorcie, debo estar segura de que no volverá a hacerme daño.

—Debes regresar, no le des chance antes a esa loba de envolverlo de nuevo, mi hermano está solo, confundido, le atormenta su memoria, él no recuerda nada de los últimos tres meses de su vida; Lauren podría aprovecharse de su vulnerabilidad para engatusarlo de nuevo.

—¿De verdad crees que debo volver?

—Por su puesto, regresa antes que esa te lo quite de nuevo.

***

Lauren salió de la habitación y bajó las escaleras, vio a Charlotte su madre y a Sasha en la sala, se quedó parada en el rellano de las escaleras, Charlotte se levantó de la poltrona y se acercó a ella, no hizo falta palabras, Lauren con su expresión lo dijo todo, había una gran tristeza en sus ojos. Su madre la abrazó, Lauren no pudo contener más su dolor y se destapó a llorar como una niña.

—¿Qué sucedió con Jeremith?

Por más que lo intentara, Lauren no podía hablar, cuando intentaba hacerlo sólo salían gemidos de dolor.

Charlotte se limitó a abrazarla y la dejó que llorara. Sasha cabizbaja por la aflicción de su hermana se quedó sin decir una palabra.

Cuando Lauren se repuso un poco, se sentaron en el sofá.

—Dinos qué está pasando. —preguntó Charlotte.

Les contó que había perdido la memoria y todo lo demás.

—Ella sollozando les dijo:

—No sé cómo explicar lo que sucede, es que Jeremith ya no es el mismo de antes, es otro, se comporta distinto, ahora es pedante, se jacta de su apellido, de su clase social, me humilla porque no soy como él. —Charlotte no lo podía creer.

—Él no tiene ningún derecho de tratarte así.

—Me detesta porque soy pobre, dice que no recuerda nuestra boda, que él en su sano juicio jamás se habría casado con alguien como yo… es un patán.

—Es un pedante desgraciado.

—Se comporta contigo igual que su familia —se puso de pie—. Lo peor es que siento que lo detesto, no lo soporto. Me siento culpable, no se supone que de un momento a otro comience a detectarlo.

—Si ahora se comporta como su familia, es evidente que se ha vuelto detestable, no te sientas culpable.

Lauren se limpió las lágrimas.

—Hoy fuimos al tribunal a pedir la anulación del matrimonio.

Sasha con voz de lamento le preguntó:

—¿Te pidió eso?




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