Capitulo 6
Diosidencias
Cuando los hilos invisibles de Dios tejen una historia de amor y restauración.
De pronto, un día la miré diferente. Yo había decidido luchar por nuestra relación, por nuestra familia, y sentí que ella también empezaba a cambiar. Al principio era muy extraño, pero su carácter fue cada vez más suave. Existía un ambiente de calma en nuestro hogar.
Para variar, mi impaciencia me llevó a preguntar. Ella me contó que estaba iniciando un curso. Hoy sé que se llama Clínica de Vida, y no es un curso, sino un programa de restauración en una iglesia cristiana. Al principio me agradó la idea, pero yo tenía un concepto muy tergiversado de lo que hacían en esos lugares, así que luego me negué rotundamente a que fuera. Sin embargo, con el tiempo agradecí que no se saliera, y al contrario, empezó a invitarme.
Primero solo la acompañaba hasta la puerta, en ocasiones la esperaba afuera. Sus ojos llorosos después de cada clase me molestaban, pero ella casi no me contaba todo lo que pasaba allí, solo algunas cosas. No sabía exactamente lo que sucedía en su interior, pero fue un proceso que duró varios meses. El resultado sería algo que nunca imaginé.
Lo mejor es que ella había decidido no volver a tomar, y ya que el alcohol era un enemigo en común, eso me agradó. Mejoró en tantos aspectos que no podría nombrarlos todos. Seguía conservando su esencia dulce, graciosa y cariñosa, pero ahora su temperamento y su carácter estaban en perfecta armonía y calma.
Yo, por otro lado, empecé a sentirme desplazado. No podía encajar. Algo no estaba bien. ¿Por qué había cambiado tan radicalmente? Era mi duda constante. Así que decidí preguntarle, y ella me invitó a una reunión. Poco a poco me interesé más por ese nuevo ambiente. Ya había probado tantas cosas, que decidí seguir el mismo proceso que ella... y no me arrepiento.
Fue un encuentro conmigo mismo, y eso era lo que necesitaba. Ahí aprendí que no existen las coincidencias: eso no existe. Se llaman Diosidencias, porque fue Él quien nos llevó hasta ese lugar. Después de varios meses, entendí mejor por qué ella había cambiado tanto: Dios la rescató primero a ella y luego a mí.
Qué gran verdad me fue revelada: no podía amar a alguien si no conocía el verdadero amor. ¿Cómo puedes dar algo que no tienes? En ocasiones, esa falta me causó tantos conflictos internos. Aprendí a amarme, y en esos días conocí lo que es capaz de hacer alguien por amor. Solo entonces mi fórmula estuvo completa para amar a mi esposa.
Año 2018
Fue un año lleno de bendiciones para nuestro hogar. A pesar de que el tema laboral era un estrés y las preocupaciones nos alteraban, ahora todo estaba en paz. Mejoró nuestra vida en todos los aspectos: emocionales, de salud y económicos. Por fin sentí una estabilidad completa. Mi familia estaba bendecida, y yo, feliz.
El tiempo siguió su marcha y todo iba bien... hasta que las pruebas del Señor empezaron a llegar.
Mi hija sufrió un accidente de tránsito, y la vida se me fue al suelo. Estaba muy desconcertado. No podía entender lo que pasaba, y el odio casi se apoderó de mí. Pero agradezco haber tenido a Dios en mi corazón en ese momento, pues la fe fue más grande que la prueba, y mi pequeña se recuperó. Fueron meses muy complejos. Esta desesperante situación puso a nuestra relación en un punto muy crítico, pues mi hija estaba con mi esposa cuando esto sucedió.
Nunca la culpé. Algo dentro de mí me decía que los accidentes pasan cuando menos lo esperas.
Los meses siguientes fueron una prueba tras otra. Sentíamos que la vida se ponía cuesta arriba. Mi cuñado cayó preso por acompañarnos a una manifestación. Salimos a protestar por el alza de los combustibles, pues nuestra fuente de trabajo era el transporte. Al ser nosotros quienes estábamos con él, era nuestra responsabilidad acompañarlo en todo el proceso. Sin embargo, incluso ahí tuvimos algunos conflictos.
El tema económico era una locura, y eso ponía a la familia en jaque. Pensaba: Qué difícil se ha puesto todo... Con las últimas fuerzas, terminamos el año rogando por un nuevo año mejor. Ese era el anhelo de nuestros corazones.
Y parecía que así sería. Enero y febrero fueron geniales; agarramos impulso. Digamos que aprendimos a lidiar con las pruebas.
Hasta que llegó marzo.
Teníamos tantos planes a futuro...
> "No imaginábamos que ese 14 de marzo de 2019 marcaría un antes y un después en nuestras vidas.
Ese día, todo cambió."