Mi destino después de una noche

Una sorpresa inesperada.

Es un muy buen día, una mañana tranquila, tan tranquila que siento como si fuera el único en este planeta. Cierto ayer por la noche Alexa me llamo, nos la pasamos casi tres horas escribiéndonos, de que, pues de cosas sin sentido, cosas como; “como estuvo tu día hoy”, “cuanto papeleo”, incluso hablamos de cosas tontas, como si fuéramos dos chiquillos enamorados.  Es tanto el gusto que tengo por ella, que olvide por completo lo que paso el pasado sábado. Me alegra, ya que me sería imposible poder dormir si aún recordara aquello. Bueno supongo que ya es hora de ir a ver a Alexa.

La verdad es que no sé qué decir, ayer hablamos mucho por teléfono, y todas las cosas que tenía planeado decir se han disuelto completamente, algo se me ha de ocurrir y si no, pues tendré que pensar en algo cuando llegue, tengo tiempo antes de que ella aparezca, nos viéremos hasta las 10, aún tengo 30 minutos para pensar en algo.

--O tal vez no.

Exacto, era ella, sentada en una de las mesas del café, se veía tan hermosa detrás de aquel cristal, lo rayos del sol que traspasaban el cristal, al tocar sus cabellos estos destellaban como si fueran finos hilos de oro, sus ojos, tan hermosas esmeraldas; su color verde claro con una combinación tan perfecta de gris y azul, su piel; tan blanca como la nieve, o dios, ella es tan hermosa, de solo verla todo a mi alrededor desaparece.

Toc toc

De repente volví en mí, era Alexa, quien tocaba a través del cristal, haciéndome señas de que entrara al lugar, que vergüenza, seguramente me quede tan embobado viéndola, que incluso tuvo que tocar.

--Hola, como estas, has llegado temprano—Salude a  Alexa con un abrazo un beso en la mejilla—

-Hola, Daniel. Si, hoy quise ser la primera en llegar, moría de nervios por que no vinieras.

--¡Yo!, porque lo haría, se supone que fui yo quien te dijo que nos viéramos aquí, ¡ah! Ya veo, lo dices por lo del domingo, lo siento ese día no me sentía muy bien, y me llamaron de la oficina, por lo que no pude ir a verte…

-Lo sé, tenías razón en dejarme plantada, bien merecido me lo tenía.

--No, te equivocas, de verdad, no podía ir, y perdona por no avisarte, pero olvide mi móvil en mi casa, pero en serio, no fue por venganza. Admito que si me sentía mal, y me sentía un poco molesto, pero no fue porque realmente quería.

Y si, realmente no quería dejarla plantada, aunque la noche anterior tenía esa idea, al día siguiente había cambiado de idea, quería verla, pero de repente me llamaron de la oficina, para que sustituyera a Ed, él se encontraba en cama, según él estaba con mucha temperatura, si, como no, si no lo hubiera visto ir de fiesta con los compañeros la noche anterior, por supuesto creería su gran mentira. Pero como era de esperar, solo yo podía tomar su lugar aquel día, era el único que estaba perfectamente bien y quien por fortuna tuvo suerte de revisar todos los documentos que se supone tenía que arreglar y presentar el domingo. Pero no todo es malo, ya que gracias  a él tengo tres días completamente libres, y el tendrá que trabajar hoy, no solo eso, gracias a eso hoy tengo todo el día para ver a Alexa.

-¿De verdad? Me alegra mucho que no me guardaras rencor,  ya que Víc me comento un poco de ti.

--No me digas, que fue lo que te conto de mí—Ya verás Víctor—no fue nada malo, ¿cierto?

-No te preocupes, solo dijo cosas buenas de ti, aunque también dijo que eres un mal humorado, que siempre te molestas con él por cosas insignificantes, que eres muy rencoroso. Solo esas cosas, todo lo demás son cosas como: que eres un muy buen chico, y me dijo muchas otras cosas más.

--Oh, te conto todo eso de mí—Solo espera a que llegue lunes, solo espera un poco más Víctor idiota—tal parece que le gusta salir y contar todo.

-No, eso paso, no porque quisiera, tuve que fastidiarle mucho para que me contara un poco de ti.

--¿Pero porque?

-Ya sabes, solo es curiosidad, las veces que nos hemos visto son contadas, y se muy poco de ti.

--Tienes razón, solo nos hemos visto tres veces con hoy y las otras dos veces fueron por coincidencia.

-Te equivoca, no solo son tres veces.

--Como, pero si solo son tres, recuerdo bien las veces que nos hemos visto, fue esa ves en la fiesta de bienvenida y…--Qué vergüenza, casi menciono lo que paso aquella vez—sí, esa noche y la noche de cuando fuimos con Eliza al centro de la ciudad y contando hoy ya son tres.

-No, no solo fueron tres; pero no importa. ¿Por cierto, que no se supone descansas de sábado a domingo?

No solo fueron tres las veces que nos hemos visto, que quiere decir con eso, que yo sepa solo han sido tres veces, pero porque dice que no es así, no puedo recordar otra ocasión….




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