Mi destino después de una noche

Alboroto en la empresa.

-Hola, ¿porque tan decaído amigo?

--Ah, hola, Víctor. No tengo que decirlo, supongo que ya lo sabes.

-Sobre que, no tengo ni la menor idea, bueno sí, si tengo idea pero quiero oírlo de ti. Quiero saber por qué razón hiciste que la fastidiosa de Alexa no saliera de su habitación desde que regreso. Lo unico que se, es que tú la rechazaste al instante.

--Lo imagino, pero no todo es como lo dijo, yo solo quería que no nos apresuráramos tanto, ella me gusta mucho, pero son muchas las cosas que no se y si, sé que tal vez pido mucho, pero ella me importa y quiero hacer las cosas bien, quiero pedirle ser mi novia, es lo que más quiero, pero no tan pronto.

-Vaya que tiene toda la razón, eres un completo idiota. Lo siento amigo, pero esta vez sí que arruinaste las cosas.

--Lo sé, no tienes que decirlo, sé que arruine todo, por eso es que quiero arreglar lo que hice mal, pero Alexa no quiere verme, le marque anoche, pero no respondió, le envié un texto, pero no tengo respuesta. Ya no sé qué debería hacer, ni siquiera tengo su dirección.

-Bueno, supongo que debería ayudarte, pero…

--Pero…

-Prométeme que no volverás a hacer llorar a Alexa. Tal vez sea una fastidiosa, alguien que se las arregla para hacerme pasar por malos ratos, tal vez sea todo eso, pero es mi prima, y es alguien a quien quiero mucho, ya que no solo somos primos, somos como hermanos hemos vivido casi toda nuestra vida juntos y por esa razón no puedo aceptar que la hagan llorar como ayer. Pero como eres un buen amigo y sé que eres alguien quien vale la pena para ella y además el amor de su vida, pues tendré que ayudarte.

--Me ayudaras, pero como.

-Conocerás su casa, te llevare ahí, pero tienes que hacer muchas otras cosas, y amigo ya es hora de que aceptes que también la amas. Solo un idiota enamorado estaría tan deprimido como lo estas ahora, ¡Por dios! Mírate a un espejo, estas hecho un desastre.

--No tienes que decirlo, lo sé.

-Solo eso, mírate, ¿si quiera te viste a un espejo después de levantarte? Tienes unas ojeras enormes, tu cabello hecho un completo desastre, ni siquiera has encendido el ordenador.

--Lo hare ahora, solo déjame un rato más.

-OK, solo un rato, pero tienes que ir y arreglarte ese cabello.

--De acuerdo. Gracias.

-Somos amigos, sé que tú también harías lo mismo por mí. Me retiro, tengo que ir a entregar estos documentos.

--¡Cierto! Se me estaba olvidado, espera un segundo, también tengo que ir a ver al jefe de departamento.

-¡¿También?!

--Si, ayer me envió por correo, que necesitaba los documentos hoy mismo, me dijo que eran muy urgentes, que tenían que ser entregados hoy.

-Fue lo mismo conmigo, es algo extraño. Bueno apresúrate, que sabes bien que no me gusta ser impuntual.

--Ya voy, solo dame un segundo. Listo vamos.

-Perfecto. Pero Dani, ¿de verdad no sabes nada?, según yo sé,  le agradas mucho al director, ¿de verdad que no te ha dicho nada?

--No, solo dijo que tenía que dejar todo listo, solo eso.

-Bueno, pues supongo nos tendrá que decir si es algo muy importante. ¡Hey mira!

De la nada Víctor me dio un empujoncito, y señalando con la mirada a cierta dirección, Era Ed, el compañero de Ventas, venía muy apresurado, como si alguien le siguiera.

-Oye, Ed. Que sucede, porque tan agitado.

-Ah, ¿son ustedes chicos, también van con el Director?

--No, vamos con el jefe de departamento, ¿tú vas con el director?

-Sí, me ha dicho el viernes que revisara todo lo de ventas, al parecer a ustedes también les dieron una tarea similar. Bueno me tengo que ir.

-Detente ahí, Ed dinos que está pasando,  porque todo el mundo está como loco, sabes acaso porque todo este caos, toda la mañana he visto como todo el mundo va de arriba abajo, y están los documentos, que se supone eran para el jueves. Dime, ¿sabes algo?

Cierto, no me había fijado en aquello que mencionaba Víctor, y realmente era así, todo el mundo estaba tan agitado, los compañeros que hoy tenían el día libre vinieron, y estaban los documentos que nos pidieron de urgencias, ciertamente, todo estaba extraño.

-¿¡No lo saben!?

--Qué cosa, -¿sobre qué?— Contestamos los dos, haciendo saber que no teníamos ni la menor idea de lo que estaba pasando.




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