Mi Destino [saga Arévalo #11]

Capítulo 2

Bajé la mirada y pude apreciar su cabello atado con una cinta de cuero, su espalda ancha.

Él iba caminando, guiando a su caballo. Le había dado las indicaciones donde estaba la casa de papá.

Mi mente era un caos total, ese hombre era diferente a los que había visto en el pueblo, su mirada de un verde esmeralda, era totalmente fría.

Mordí mi labio inferior por que estaba haciendo algo impropio, revisarlo con la mirada de la cabeza a los pies.

Cuando se vislumbraba la casa, él se giró y sus orbes verdes me miraron.

— ¿Puede caminar para llegar hasta su casa? — rápidamente negué, por un instante no sentí el dolor por ir examinándolo.

Él frunció el ceño pero siguió hasta la casa.

En el porche estaba Tshilaba, su mirada era indescifrable, no demostró sorpresa como esperé que lo hiciera al verme llegar con un total desconocido.

Ella se puso de pie y avanzó hacia nosotros.

— ¿Pasó algo? — su mirada estaba fija en Ishna witca.

— Cayó del caballo y tiene lastimada la rodilla.

— ¿Es grave?

Ishna witca negó.

— No la he visto y no la he curado, ya sabe sólo el esposo puede ver esas partes.

Hasta ese momento mi abuela clavo su mirada en mi, me sentí extraña ante su escrutinio, jamás me había visto así.

— En una emergencia así, pudo hacerlo, ayudeme a bajarla, necesito de su ayuda Señor... — Ishna witca rasco su nuca para luego encogerse de hombros.

— Ishna witca.

Tshilaba asintió.

— Por favor señor Ishna witca ayudeme a llevarla a su habitación. Los hombres no están en  casa y no tengo quién me ayude  — fruncí el ceño y miré a mi abuela que me ignoró, cuando salí a cabalgar, estaba papá, el abuelo y tío Jared estaba llegando a la casa ¿Dónde irían?

— Eh... — antes que él pudiera responder mi abuela subió los escalones y abrió la puerta para que él pudiera pasar conmigo en brazos.

Ishna suspiró y se acercó para ayudarme a bajar, su rostro duro me causaba un poco de miedo así que iba rígida en sus brazos.

Subió las escaleras hacia mi habitación,  una vez ahí él me depósito en mi cama, Tshilaba llevaba la palangana con agua para lavar mi herida.

Levantó el dobladillo de mi vestido ante los ojos de Ishna witca, mi instinto me hizo taparme, pero me abuela en ese momento soltó un jadeó y puso su mano en su frente.

— ¿Está bien? — Ishna witca preguntó.

— No... yo le tengo fobia a la sangre, siento que voy a desmayarme — miré a mi abuela confundida, estaba segura que no me había golpeado la cabeza por que yo recordaba que ella nos limpiaba las heridas a los gemelos y a mi, podíamos derramar toda la sangre del mundo y ella no se inmutaba  — Por favor limpiela, se lo suplicó  — abrí la boca para objetar que yo podía hacerlo, pero Ishna tomó el pedazo de lino y lo sumergió en el agua, centro su mirada en mi rodilla y se acercó.

Miré a Tshilaba que nos observaba con una ceja enarcada. Se había recuperado rápidamente de su "fobia". Solté un jadeó y me encontré con la mirada de Ishna, mi cuerpo temblaba visiblemente.

— ¿Qué hizo? — mi boca temblaba y él estaba quieto como una estatua  —Sentí una descarga como si un rayo hubiera golpeado mi cuerpo, cada fibra de mi cuerpo está siendo aún sacudido por el impactó.

Bajé la mirada y vi que su mano aún seguía sujetando mi rodilla y la otra coservaba el paño de lino en su mano.

Se levantó de un salto y me miró con furia.

— ¿Qué clase de brujería es está? — sus ojos eran dos pozos profundos  — Han usado una magia oscura, esto  — me apuntó  — Fue una maldita unión, mi alma se unió a la de ella.

Abrí la boca sorprendida miré a mi abuela y ella solo escuchaba a Ishna witca con los brazos cruzados.

— ¿Te hemos dado de beber algo? — él negó  — ¿Hemos recitado alguna extraña oración?  — volvió a negar  — Hasta el día de hoy, te conocemos y aquí no hay ninguna magia oscura.

Ishna se pasó la mano por el cabello y miró a mi abuela.

—Soy mestizo, tengo antepasados chamanes, esto no es normal. Mi alma fue succionada para encontrarse con la de ella.

— ¿De qué hablas muchacho? — yo negué, pero todo apuntaba que era verdad... Ishna witca era mi alma gemela.

Yo no le pertenecía a Tobías como él me aseguraba, jamás sentí lo que sentí con sólo el toque de Ishna witca.

Él me miró por un momento.

— Lo supe desde que te vi caer del caballo, que serias un problema, pero no escuché a la razón y aún así te ayudé, pero déjame decirte que ninguna magia oscura tendrá poder sobre mi, está es la ultima vez que la veo señorita Zulema.

Se giró y salió como alma que se la lleva el viento.

Bajé mi rostro y dejé que las lágrimas salieran solas. Se había marchado y nunca más lo volvería a ver.

Mi abuela pasó su mano por mi cabello.

— Él regresará  — negué por que Ishna witca me acababa de conocer y me tachaba de brujería, él no volvería y no había forma de rehacer mi vida con alguien más, salvo que me casará sabiendo que lo hacía con alguien que no era mi alma gemela.

— ¿Quién era ese hombre? — levanté el rostro y miré a papá, él vio mis ojos bañados en lágrimas y corrió hacia mi para estrecharme en sus brazos.

— Dime que pasó princesa, lo mataré si algo te hizo.

— Harry no matarás a nadie  — mi padre acariciaba mi cabeza mientras mi abuela le hablaba con autoridad  — Él es el alma gemela de Zulema y ella está experimentando los estragos de la separación.

Mi padre se levantó y miró a Tshilaba.

— ¿Es él? — mi abuela asintió.

— Recuerda lo que te dije cuando la niña nació, no te metas Harry.

Papá apretó los puños y me miró para luego hacerlo con mi abuela.

—No estoy preparado Tshilaba, se que iba a pasar cuando ella cumpliera 18 años, pero es mi pequeña.

 




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