Zulema
Lloré como cuando era una niña y tenía pesadillas, el abrazo de papá me reconforto, pero no como cuando era pequeña.
Él estaba tenso así que decidí callarme y no seguir más, no quería hacerlo sufrir.
Mamá entró con una bandeja con mi comida favorita, pero me rehuce, lo único que acepte fue la taza de chocolate caliente y lo hice por que ambos estaban tristes.
Decidí conversar, pero sentía mi pecho sangrar y hubiera jurado que el frente de mi camisón estaba manchado de tanto sangrar.
Mamá cepillaba mi cabello, mientras me contaba como había sido su día.
Papá me miraba con tristeza y conociéndole sabía que él preferiría llevar mi dolor antes que yo sufriera.
Como decía tía Jimena, yo era el ojito derecho de mi padre.
Bostece por que necesitaba que ellos se fueran a dormir. Se veían cansados. Sentía tristeza al imaginar cómo serían mis días sin mi alma gemela.
Ishna witca
Sentía la furia recorrer mi cuerpo, empuje la ventana y suspiré al darme cuenta que estaba abierta.
Entre como un vil ladrón, caminé hacia la cama y me detuve al verla dormir... me quedé sin aliento al verla... ella estaba dormida y su cabello rojo como el fuego estaba regado por toda la almohada.
Cuando la conocí su cabello me fascinó por eso miré el momento justo cuando cayó del caballo... estaba atontado mirando el cabello más bonito que había visto.
Pasé la mano por mi cara y no sabia que hacer, yo debía estar ya en otro pueblo y ni seguir aquí, pero desde que me marché sentí como una fuerza me jalaba hacia ella, el viento me susurraba su nombre, los árboles cuando se mecian repetían "vuelve".
Esto no era normal.
Me acerqué sigilosamente tratando de no despertarla, me senté junto a ella y sentía que mi ser estaba completo con sólo estar junto a ella.
Pasé mi dedo índice sobre su mejilla de porcelana. Ella era perfecta.
Sacudó la cabeza esto no era normal... yo no tenía tiempo para esto... necesitaba seguir mi camino y avanzar.
No sé cuánto tiempo pase sentado junto a ella. Contemplandola, era algo sumamente extraño entre los dos, toque su rodilla y una fuerza grande nos había invadido, envolviendonos para hacernos uno solo.
Suspiré y me levanté debía seguir mi camino. La miré nuevamente y sentí una presión en el pecho de sólo pensar que me alejaría de ella. Escuché movimiento en la casa ya la gente que trabajaba en la gran casa estaba despertando. No podía manchar la reputación de Zulema, no era bien visto que un hombre estuviera en la habitación de una joven soltera.
Salí por la ventana y la tristeza se había instalado en mi pecho, debía avanzar, debía seguir no podía perder el rastro del grupo de hombres que seguía.
Zulema
Abrí los ojos lentamente, me habían dejado dormir más tiempo eso era señal de que papá y mamá estaban preocupados.
Me estire en la cama y cuando me senté apartando mi cabello del rostro, recordé el sueño.
Ishna witca acariciando mi mejilla. Cerré los ojos al saber que eso no pasaría, él debería estar lejos sin pensar en mi.
Me levanté y me lave, iría a dar un paseo por el pueblo.
Cuando bajé sonreí al ver a Tadeos en la sala conversando con la abuela. El me miró con una sonrisa y se levantó.
— Pequeña, este día iremos a dar un paseo al pueblo.
Sonreí por que esos eran mis pensamientos.
Cuando llegamos al pueblo, miré el movimiento de la gente ir y venir, Tadeos me extendió su brazo y yo metí el mio. Era reconfortante poder salir con él sin ir bajo la vigilancia de nadie. El pueblo sabía de nuestro lazo sanguíneo y de que Tadeos era un hombre con principios.
— ¿Cómo te sientes? — medite la pregunta y analicé mis sentimientos.
— Es extraño, pero no siento tanto dolor como antes de dormir, soñé con él y lo sentí tan cerca.
Tadeos me miró con tristeza.
— Lamento lo que está pasando Zulema, encontrar a tu alma gemela el mismo día y perderla debe ser duro.
Desvíe la mirada y asentí.
— ¿Tú ya la encontraste?
Tadeos negó y siguió avanzando.
— Quizás no es tiempo aún, cumpliré 19 años.
— Yo ya la encontré — declaré con tristeza.
— No hablaremos de eso más, la idea es distraerte Zulema. Almorzaremos en el pueblo y luego iremos de compras — puso los ojos en blanco —Mira como te quiero prima que me sacrificare en pasar la tarde viendo vestidos.
Sonreí y lo miré a los ojos, sentí una opresión en el pecho al recordar a Tobías y pesar que con él si hubiera sido feliz. Sentí un cosquilleo en la nuca como si alguien nos estuviera viendo.
Miré hacia todas partes, pero la gente iba y venía. Me encogí de hombros y seguimos caminando con Tadeos.
Ishna witca
— ¿Señor? — no respondí sentí la furia recorrer mi cuerpo, ese cabello lo reconocería en cualquier parte, iba risueña con el tipo ese.
Deseaba partirle la cara, pero era algo irracional para mi, ella no me pertenecía... aunque lo que sentí el día de ayer fue como una unión... un lazo inquebrantable entre nosotros.
— ¿Llevará el sombrero? — me quedé en silencio al ver como ella miraba alrededor... había sentido mi mirada.
Pero no insistió en averiguar y siguió su camino con el hombre.
Apreté con fuerza los puños por que yo tenia cerrado el corazón, el dolor había hecho estragos en mi, pero está chica con solo tocarla había puesto mi mundo de revés.
Sin mirar al sombrerero le di la moneda y tomé la caja que me extendió.
Este día me marcharía y esa chica cabello de fuego quedaría en el olvido.
En la madrugada.
Furioso volví a entrar por la ventana, no podía marcharme. Sentía que el mundo se vino abajo cuando estaba por salir del pueblo... no podía seguir así.
Me acerqué a su cama y la miré dormir plácidamente... yo ni eso había logrado.