Mi embarazo. Mujer asintomática. Inari Masga.

Estilo de vida

Hablando un poco más profundo respecto de mi vida, soy una mujer de veintiun años, tras medio año de relación, me casé con un hombre separado que tiene dos hijos de su anterior matrimonio, por lo que desde que me casé asumí el papel de ama de casa y madre de familia, apoyando a los pequeños en sus actividades y deberes escolares del jardín de niños, dado a que él obtuvo la custodia; a pesar de la diferencia de edad y de las opiniones familiares, nuestra forma de ser y de actuar embonó bien, llevándonos a una buena relación matrimonial.

Como mencioné, desde el primer día me fui envolviendo en las actividades cotidianas del hogar; en algunos lugares es común encontrar que los jóvenes formen su familia dentro del hogar de sus padres, por lo cual mi marido había regresado a la casa de sus padres al separarse; su hija mayor asistía al segundo grado de kinder y el pequeño acababa de cumplir los tres años. Después de dejar a la mayor en la escuela, se procedía a desayunar, para mi choque cultural, su desayuno era el mismo platillo que se comía el día anterior, es decir, la comida se preparaba en gran cantidad con la intención de que durara dos días, y si había la posibilidad, el desayuno se complementaba con algo recién preparado. Luego de recoger a la niña se preparaba la comida y se disfruta de una convivencia familiar, dado a que pasado el mediodía regresaban la mayoría de la familia, los que trabajan o estudiaban, en contexto, mi niña, los sobrinos, mis cuñados y mis suegros, mi marido cuenta con un horario variable, así que no frecuenta participar en las convivencias.

En el punto familiar, las convivencias en su mayoría son charlas de lo acontecido en el día, los próximos planes, bromas y en algunos casos, problemas por resolver. En los primeros días, me tomaban como centro de las bromas, por una parte, burlándose de la abismal diferencia de culturas, luego, la cuestión de que él ya tenía hijos y yo no, seguido por la diferencia académica y finalmente, lo delicada de salud que soy. En pocas palabras, polos opuestos.

Básicamente el choque cultural ha sido nuestro mayor influyente en nuestra relación, desde el punto de vista familiar, alimenticio, académico, económico y social, incluyendo las metas y aspiraciones.

No pasó mucho tiempo después de haber llegado cuando me enteré de la noticia.




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