Mi hijo, el hijo del mar

Revelaciones

— Es una superstición tonta, sólo es una roca que se destruye al entrar en la atmósfera — dijo la princesa.

Ina habló con voz misteriosa.

— La magia está en todos lados, sólo hay que saber verla con los ojos del alma — vio hacia el mar — ¿Sabes que le pedí? — la joven la miró molesta — que puedas enamorarte de mi niño. Bueno — levantándose — me voy, que tengas una buena noche — la joven se quedó sin saber que decir.

Ya pasado el mes, la extraterrestre no había podido matar a su prometido, estaba confundida con sus sentimientos hacía él, pero temía enfrentarse a su padre, cuando se enojaba, le tenía miedo.

Ina fue al pueblo a entregar el pedido, y los novios quedaron a la espera de la nave que los pasaría a buscar, el joven la invitó a caminar, se hacía de noche rápidamente, Ibig aceptó, en el paseo se sentaron en un mirador.

— Quiero que sepas que aparte de que conocieras a mi madre, quería que supieras como soy — la miró a los ojos — te amo desde el primer momento que te vi — baja la vista, sonrojado — durante este tiempo sé que has cambiado, cuando llegaste eras arrogante, menospreciabas todo — ella sólo permaneció callada — crees que no me di cuenta de tus miradas con tu padre — buscó algo en su bolsillo — te quiero dar esto, siempre ha estado en la familia de mi madre, quiero que sea tuyo — le entregó una runa.

Ella siguió guardando silencio.

— Si no me quieres como yo a ti, igual nos casaremos, pero no se consumará nuestra unión, no podría obligarte a estar conmigo si no me amas. Si más adelante conoces a alguien que llegue a tu corazón, nos separaremos para que puedas unirte a él, sólo quiero verte feliz — en la oscuridad del lugar ella dejó caer la daga que tenía escondida en su ropa, y lo miró tranquila.

— Es que yo ya amo a alguien.

— Entiendo — él sintió que su alma se destrozó — cancelaremos el matrimonio, y tendrás mi bendición para que te unas a quien anhela tu corazón — bajo la cabeza.

— Tontito, eres tú de quien estoy enamorada — le tomó la mano y lo besó.

La nave fue buscarlos, mientras terminaban de preparar todo para irse, a solas en la habitación del padre de Ibig, éste estaba furioso con su hija porque su novio seguía vivo.

— No puedo matarlo papá, lo amo.

— Esas son tonterías, debes pensar en tu pueblo. Si él muere seré el rey de todo.

— Por eso la hizo ir conmigo a la Tierra, para que me eliminará — Dagat apareció serio de atrás de la puerta.

— Al principio fue así, pero no pude hacerte daño, te amo de verdad, por favor créeme — lo miró a los ojos, desesperada.

— Te creo — le sonrió y la puso detrás suyo para poder enfrentar al tirano, que los apuntó con una pistola, los hizo apartarse y cerró la puerta.

— ¿Qué le hiciste? — gritó furioso Sunog — desde siempre la prepare para que fuera la pareja perfecta para mí, sin corazón ni sentimientos, y en un mes destruiste mi trabajo.

— ¿QUÉ DICES? ERES SU PADRE.

— No, ella es la hija del anterior Rey, yo era el General de su ejército, logre hacerle creer que el Pueblo del Agua eran un peligro para nosotros, pero al tiempo se dio cuenta de todo, cuando quiso terminar con la guerra tuve que matarlo — su mirada destiló odio — igual tarde o temprano tenía que morir. Tomé el poder, la reina no tuvo más remedio que someterse a todos mis deseos — sonrió malicioso — para que no te matará de recién nacida — miró a la jovencita — cuando hace un mes le dije que iba a repudiarla para casarme contigo, trato de matarme, por eso la tiré del balcón.

— Mamá... — ahora Ibig entendió porque su madre tenía esa expresión de tristeza siempre, que se volvía de miedo cuando se acercaba quien suponía que era su padre.

— Yo fui quien mató a tus padres jajajajaja — rió Sunog hacia el joven.

— Eres un maldito — luchó para quitarle el arma, mientras la princesa no reaccionaba, estaba en shock por todo lo que averiguó.

Al ruido de la lucha, llegó la guardia, Ibig los escuchó pero no hizo nada, cuando Ina le gritó ella por fin volvió a la realidad, trató de abrir la puerta, su supuesto padre le disparó dejándola moribunda, luego aprovechó que Dagat trató de ayudarla, y también lo hirió de muerte, pero antes que los rematará, los otros lograron entrar.

El Rey del Fuego tomó a Ina como escudo.

— Aléjense o la mataré — amenazó.

— Por favor... que no le... haga daño — ordenó a los soldados, el Rey del Pueblo del agua, moribundo.

La madre del joven se dio vuelta rápidamente y le tomó la cara con las manos al ser oscuro, recitó una letanía oscura, rápida, tan antigua como el planeta mismo, en la frente de la mujer se formó el dibujo de una hoja, el hombre empezó a envejecer rápidamente, a los minutos hasta sus huesos cayeron hechos polvo. Luego ella corrió hacia los jóvenes que estaban muriendo, se arrodilló a su lado, comenzó a recitar una entonación parecida a la anterior, pero más lenta, entre sus manos apareció una energía luminosa, que entró en los cuerpos de su hijo, y su prometida, y sanó las heridas de ambos.



#17815 en Fantasía
#7048 en Personajes sobrenaturales
#3772 en Magia

En el texto hay: amor complicado, misterios, muerte

Editado: 16.02.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.