Mi mejor decisión

Siete. SALIDA.

—Te prestaré todo el dinero que necesites Alice, pero me gustaría saber cuáles son tus planes.

—Darle a Christopher, lo que desea, Matt no se detendrá si no hago lo que quiere, tengo un plan, es la solución al problema que él ha creado.

—¿Qué significa eso, Alice, que quieres decir con darle lo que desea, vas a abortar?

—No, eso nunca Matt, ya tomé mi decisión, mi bebé va a nacer. Claro si ese es su destino.

—Lo es Alice, tu bebé está destinado para grandes cosas. Lo sé, ¿quieres contarme tu plan o prefieres que no lo sepa?

Alice miró a Matt y se le fue encima con un abrazo, le dio un beso en la mejilla.

—Por supuesto que voy a contarte, solo no te escandalices, Matt —dijo con una sonrisa maliciosa en medio de su dolor.

Matt la abrazó fuerte, para él era más que un abrazo de amigos, su alma se reconfortaba.

—Ya dime de qué se trata tu plan Alice y por supuesto espero jugar algún papel en ese plan, ya sabes que cuentas conmigo para lo que necesites.

Alice sonrió, se puso de pies, cuál niño que busca ser consentido después de un berrinche, hizo gestos mímicos, que le causaron risa a Matt, Después de haber hecho sonreír a su amigo, Alice le reveló que pretendía usar medios ilegales. Explicó que usaría los servicios con que había conseguido de manera ilegal su residencia.

—¿No estarás hablando en serio, o sí? Alice, dijiste, no harías nada que pudiera afectar a tu bebé en el futuro.

—Solo esto Matt, es necesario, créeme que funcionará, ese hombre y sus secuaces son de la misma calaña, que el idiota de Christopher, por dinero hacen lo que sea, no será gran cosa conseguir que me falsifiquen unos exámenes, en dónde indique que perdí al bebé por algún trauma o algo parecido, le daré a Christopher lo que desea y mi bebé y yo podremos estar bien. Matt dejaré la floristería, seguramente como tú dijiste la clausurarán, no sé qué haré después de esto, pero ya se me ocurrirá algo, Matt no voy a deshacerme de mi bebé y mucho menos a darme por vencida. Matt creerás que estoy loca, pero siento que tener a mi bebé, será sin dudas mi mejor decisión.

—Alice no lo estás, no te preocupes, tu decisión es correcta y cuentas con mi apoyo, pero lo que quieres hacer es peligroso, ¿crees que el tipo te creerá? Si estuvo dispuesto a destruir lo que sabía tanto significaba para ti, no creo que se quede de brazos cruzados sin cerciorarse de la veracidad de la información.

—No te preocupes Matt, sé que saldrá bien, te digo que estos tipos saben hacer su trabajo, confía en mí, ahora solo necesito el dinero, sus servicios son tan costosos como seguros, mira cuanto pude hacer sin que supieran de la falsedad de mi residencia.

—Está bien, cuenta conmigo, estaré contigo en este proceso, Alice, sé que no quieres sentirte en deuda, pero tengo u lugar a 4 horas de aquí en donde podrías quedarte y sí, para que no resulte incómodo no será gratis, es una casa de campo que heredé, la uso como hospedaje para turistas, ese tipo nunca iría por esos lugares y tú podrías hacerte cargo.

—Matt, eres un ángel y esta vez acepto, no será por mucho, sé que una vez le dé a Christopher lo que desea, me dejará en paz. Mi hijo y yo podremos continuar y todo esto habrá sido solo una mala experiencia, una lección a mi jodida ingenuidad.

Alice se tumbó en la cama, poniendo su cabeza en las piernas de Matt, quien estaba sentado.

—Matt, tus ojos son hermosos, no me había fijado antes, pareces tener dos colores… ahh, seguramente estoy diciendo tonterías, no me prestes atención, Matt te quiero mucho, dormiré un poco y me levantaré para continuar con los planes.

Alice se movió y se incorporó en la cama, abrazó su almohada, Matt se sentó a su lado y le acarició el cabello hasta que la vio cerrar sus ojos.

—Hasta más tarde Matt, te quiero mucho.

—Hasta más tarde Alice, descansa, te amo preciosa, todo va a estar bien —susurró Matt cubriéndole la mitad de su cuerpo con una sábana.

Matt se retiró, fue a ese lugar secreto y contó el dinero que sin peros pretendía poner a disposición de Alice, aunque no esperaba que se lo regresara, él sabía que ella se esmeraría por devolverle cada peso, ya lo había hecho antes.

Christopher había llegado a casa, había buscado a su esposa, al no encontrarla, decidió beber un poco más antes de ducharse, sacó toda la información que poseía de Alice, encontró una foto, sonrió sin explicación al verla, al recordar lo nerviosa que solía ponerla. Christopher sostenía la foto en una mano y una copa de whisky de centeno en la otra.

«Fuiste especial, pero lo arruinaste, eres diferente a todas, Alice, lo eres, pero tengo que hacer esto, es necesario, ya me lo agradecerás»

Christopher guardó todo y se fue a la ducha, dejó que el agua callera hasta sentirse ahogado, pero esa sensación no desaparecía, intentó y consiguió opacarlo, salió de la ducha decidido, y habiendo dejado que el agua se llevara la poca piedad que luchaba por florecer en su corazón cegado por la ambición, por la sed de poder.

Christopher regresó a su oficina en donde se encerró bajo seguro a la espera de que su esposa llegara, reunía todas las evidencias, en tanto en una llamada indicaba a su hombre de confianza, como proceder.

Christopher interrumpió la llamada, para ver el mensaje que había recibido, Alice había conseguido dormir menos de una hora, envió un mensaje que logró sacarle una enorme sonrisa de felicidad a Christopher. Alice había llamado a los hombres, su número sé lo sabía y guardaba como si fuera su contacto de emergencia, esa gente siempre respondía, siempre tenía tiempo y una solución inmediata, siempre y cuando hubiera dinero de por medio.

«Lo sabía, sabía que entrarías en razón, eres demasiado lista, sabía que entenderías que es lo mejor, me has escogido a mí, seguramente podremos olvidar esto y continuar con nuestra aventura»pensó después de haber leído el mensaje donde Alice le decía que él ganaba, que haría lo que él pedía.




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