Mi mejor decisión

Diez. DESCUBRIMIENTOS.

—No debes preocuparte, Gisela, lo superaremos, sé que fui un imbécil y lo lamento, te prometo que no volverá a pasar, pero no asumas esta actitud.

Gisela asintió, Christopher le dio un beso y dijo que estarían bien. Ambos permanecieron en silencio, mientras Gisela intentaba mantener la distancia, para no torturar a Samir, Christopher insistía en acercarse.

—Te veo más tarde cariño —se despidió dejando un beso, para salir del auto.

Christopher levantó la mirada y leyó el nombre de la prestigiosa clínica que le habían recomendado, con su móvil golpeó su mano libre.

«Estamos a un paso del poder Christopher, finalmente tu sacrificio valdrá la pena, tendrás el poder, serás más que un empresario, que un hombre reconocido por sus falsas acciones benéficas, tendrás el control» Pensó emocionado y decidiéndose finalmente a entrar al lugar.

—Samir, tenemos que hablar, no puedes irte, no me dejes, yo te necesito.

—Lo dijiste bien, me necesitas, soy tu comodín Gisela, hoy pasaré mi renuncia. Nada de lo que hagas o digas me hará cambiar de opinión, me cansé, lo tuyo no es amor, es conveniencia, mereces a tu esposo y lo que tienes.

Gisela se quedó en silencio, prosiguieron su destino.

—¿Que quieres hacer con el empresario ese? Ya te dije, no lo puedes tocar, él está enamorado de la mujer, no es más, no hará nada que afecte tus planes, por lo que logré investigar, está casada con él, lo suyo con Christopher era interés, es mejor no hacerte más enemigos, olvídate de ese pelagatos y concéntrate en lo importante Eulises.

—Tienes razón, lo que no entiendo es por qué no me mencionó su procedencia, no lo hubiera tratado de ese modo.

—Es el quién no quiere formar parte de ese legado, es el hijo bastardo de Maurycy Glinski. Dejemos esos asuntos y volvamos a lo importante, una vez Christopher confirmé haberse realizado la vasectomía, avísame para proceder, y deja al pelagatos en paz, por lo menos por ahora, no pueden hacer nada, por más que deseen.

Los hombres se sirvieron un par de tragos y volvieron a sus asuntos importantes.

Alice había salido corriendo, Matt la esperaba en silencio mientras la escuchaba vomitar. Alice había escuchado lo que había dicho Matt, quería evitar la conversación, decidió ducharse, Matt había salido de la habitación, aprovechó para subir el desayuno ya preparado, Matt tocó y Alice ya vestida y preparada para esa conversación, abrió.

—¡Alice!, ¿cómo estás?

—Bien, Matt, bien —respondió sin mirarlo al rostro.

—¿Me escuchaste verdad, Alice?

—Matt, ¿por qué? ¿por qué me lo dices ahora?

—Alice, no lo estaba diciendo para que lo supieras, Alice lo siento, no pensé que me escucharías, no quería que te enteraras de este modo.

—¿Desde cuándo, desde cuando sientes esto por mí?

—Desde siempre Alice, me negué aceptarlo, estaba molesto, dolido, no quería saber del amor y cuando me decidí, tú ya estabas enamorada de Christopher. Alice no te preocupes yo s…

Alice se acercó y lo besó. Matt cerró sus ojos y devolvió el beso con la pasión de la magnitud de su amor.

—Lo siento Matt —dijo hundiendo su rostro en el pecho de Matt—. No puedo corresponderte, Matt, mereces un amor tan bueno como tú y, yo, yo... Matt no puedo ofrecerte ese amor, es tarde, estoy destruida, no quiero arrastrarte conmigo.

—Déjame ayudarte a sanar, Alice permíteme reconstruir tu corazón, permite que mi amor te sane.

—Dios, Matt, eres tan bueno, tan noble, me encantaría amarte, me gustaría decirte que sí, Matt, pero mereces más, tú, mereces un amor bonito y mi corazón ahora está tan destruido, no sé cuanto me tome estar bien, ahora tengo tantos problemas, te echo parte de ellos, no quiero seguir haciéndote parte de esto, Matt yo te quiero, pero no puedo amarte, ¿Puedes perdonarme?

Matt la miró con tristeza, se acercó y la abrazó.

—No tengo nada que perdonarte, Alice lo entiendo, mírame por favor…

—Matt lo siento —dijo con los ojos llenos de lágrimas.

—No llores hermosa, lo entiendo, está bien, Alice solo promete que no vas a alejarte, quiero seguir apoyándote, quiero cuidar de ti y de tu bebé, estoy seguro de que será una miniversión de ti, mírame… Alice promete que el saber mis sentimientos no será razón para que te alejes.

—Lo prometo, Matt, te quiero tanto, me gustaría poder amarte.

—¿Qué hay de permitirme intentarlo? No me digas que sí, pero déjame ganarme tu corazón, si sientes que lo estoy logrando, me haces saberlo, pero si no lo logro, no tienes que preocuparte.

—Está bien Matt, no dudes que serás el primero en saber si llego a enamorarme de ti, Matt, gracias por entenderme, significa tanto que quieras apoyarme aun cuando no puedo verte del modo en que esperas.

—No lo agradezcas, Alice hace parte del amor sano que estoy dispuesto a ofrecerte, soy feliz si tú lo eres, estaré bien, si tú lo estás, esperaré si tú me lo pides. No te sientas mal, si llegas a notar mi interés, no sientas que estás haciendo mal, que aunque deje notar mi amor, con mis actos, no será con la intención de que me veas de otro modo, No quería que lo supieras así, Alice, soy consciente del momento por el que estás pasando y no quiero abrumarte con mis sentimientos.

Alice abrazó a Matt y le pidió disculpas, Matt le dio un beso en la coronilla.

—Desayuna, tenemos cosas que hacer, viajar para dejar todo en orden, iremos a que conozcas el lugar en que vivirás, tendrás que desplazarte para cuando empieces a estudiar, yo podría recogerte y antes de que digas algo, serás la administradora, hará parte de tus pagos.

Alice lo miraba y escuchaba con atención, se lamentaba por no poder amarlo, aquel era el padre perfecto para su bebé.

«Mereces más que un amor a medias, Matt, eres tan bueno que mereces que haga un esfuerzo por amarte, pero no puedo darte ilusiones; sin embargo, espero llegar amarte» Pensaba mientras lo miraba sonreír.

—Matt tienes la sonrisa más hermosa que haya visto antes.




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