008
Una ventisca helada envolvió la escena, y empujó a Thessalia para atrás. Smyrna, quien había conjurado, se llegó hasta Takeshi.
“Prometí que te protegería, Takeshi.”
Extendió su mano, e invocó una lanza de hielo.
“Ah, hermana Smyrna. Qué raro, una novicia traidora. ¡Tus votos no te permiten luchar contra miembros de la congregación!”
Smyrna la miró seria y fijamente.
“Que la Luz me perdone, entonces. Pero, los votos dicen, proteger y dar la vida en sacrificio. Y, además, él es el recipiente de mi pacto. No pasarás, Thessalia.”
Thessalia gruñó, y dio una patada al suelo.
“Qué triste. Smyrna, ¡cuidas de un adorador de la bestia!”
“No, Thessalia. Takeshi no es un adorador. Estoy segura...”
“¡¿Cómo puedes estarlo?!”
“Porque confío en la pureza de sus ojos.”
“¡Smyrna! ¡¿No recuerdas lo que esos bastardos le hicieron a tu gente?! ¡Él es tu enemigo!”
Smyrna llevó su mano a su pecho, y soltó unas cuantas lágrimas; pero se mantuvo firme.
“Mi fe es clara, y mi voto es firme, Thessalia. ¡No pasarás de mí!”
“¡Morirás, entonces!”
Thessalia levantó su espada, y apuntó a Smyrna.
“¡Ataquen! ¡Ahora!”
Sus lacayos se abalanzaron contra Smyrna, pero ella mantuvo su posición.
“¡Rhamnales!”
Thessalia invocó una enredadera que se dirigió a Smyrna.
“¡Gelida!”
Smyrna invocó un cristal de hielo, que cortó a la enredadera.
Viendo sus ataques frustrados, Thessalia se lanzó cuerpo a cuerpo contra Smyrna.
“¡Te mataré, traidora de la Luz!”
Y comenzó a atacar frenética y en una sucesión de ataques rápidos. Smyrna los desviaba, con la ventaja defensiva que le proveía la lanza. Pero, además de los ataques de Thessalia, tenía que defenderse de los lacayos. Al final, conjuró un hechizo.
“¡Ningor!”
Y alejó a todos los enemigos de ella, quienes cayeron al suelo. Todos menos Thessalia, quien fue empujada unos metros más lejos, pero pudo contener el ataque con su espada.
“Ríndete, Thessalia. La lanza me da una ventaja contra ti. No puedes vencerme.”
Thessalia limpió la tierra de su rostro, y soltó una carcajada llena de ira.
“¿En serio crees eso? ¡Eres una necia, Smyrna! ¡Yo te mostraré la ira de la Luz!”
Thessalia levantó su espada a los cielos luego de aquella invocación. Su espada fue cubierta de un brillo áureo, y pronto fue envuelta en una llama dorada. A Thessalia salieron alas de su espalda, y con ellas subió a los cielos.
“¡Fiat Lux!”
Preparó su espada para un golpe final, y cayó en picada, para asestarle el golpe a Smyrna.
Smyrna cerró sus ojos y desmaterializó su lanza. Juntó sus manos en plegaria, y pronunció un pedido:
“Esta es la oración de mi pueblo. Dadme justicia para obrar, amor para ayudar, ¡y fuerza para defenderlo todo!”
Un torbellino helado envolvió a Smyrna y a Takeshi, y comenzó a hacerse más concentrado y denso.
“¡Yo te protegeré, Takeshi!”
Smyrna miró al cielo, donde la imagen de Thessalia cayendo con su espada le arrebató la luz del sol. Invocó otra vez a su lanza, y la apuntó hacia ella.
“¡Ultima Ningor!”
El torbellino que la envolvía se concentró en la punta de su lanza. Smyrna bajó su lanza hasta casi el suelo, y extendió sus piernas, bajando su cuerpo, para soportar un impacto de gran magnitud. Finalmente, lanzó su lanza, como una jabalina, hacia Thessalia, quien no esperaba ese ataque. Y fue tan potente, que se incrustó en el costado de esta, y la partió en dos.
Thessalia cayó para un lado, mientras que sus miembros fueron a dar en otra parte.
Smyrna desmaterializó su lanza, otra vez, y contempló la escena.
Se arrodilló, y juntó sus manos, una vez más, en oración.
“Perdóname por lo que he hecho. Una vez más, mi alma de pecadora sale a la luz.”
Invocó un cristal de hielo, y se cortó un tajo en las venas de la muñeca de cada brazo. Se levantó, y se dirigió al cuerpo mutilado de Thessalia. Esta estaba en profunda agonía, pero aún no moría.
Smyrna se arrodilló a su lado. Acercó sus manos a Thessalia, y se las ofreció.
“Bebe.” Le dijo. “Esto te salvará.”
Thessalia, en un shock hipovolémico, dejó que las gotas de sangre que emanaban de Smyrna recorrieran su rostro. Su mirada, clavada en la nada, indicaba que ya estaba pronta a su partida.
‘No podrás salvarlos a todos.’ Smyrna recordó las palabras de uno de los lacayos de la diosa, la noche en que ocurrió todo.
“Me rehúso a aceptarlo.” Dijo, con lágrimas en sus ojos. “Thessalia, bebe ahora mismo.”
Acercó sus manos a la boca de Thessalia, para facilitar que ella beba, pero al contacto con su sangre, su cuerpo comenzó a arder.
“Su cuerpo... está rechazando mi sangre...”
Smyrna tomó la cabeza de Thessalia entre sus manos.
“¡Thessalia! ¡Thessalia! ¡Respóndeme!” Gritaba ella.
Finalmente, acercó su rostro al de Thessalia. Inspiró, y juntó sus labios a los de ella, dándole de su aliento. Una luz candente brilló entre ellas, y Thessalia parecía mejorar. Pero pronto aquella luz se apagó, y los ojos de Thessalia se opacaron. Ahora era definitivo.
Smyrna la apoyó contra su pecho, y comenzó a llorar.
“Te dije que no te acercaras... ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?”
La depositó suavemente en el suelo, y se puso de pie. Sanó sus muñecas, y, aún entre lágrimas, recogió a Takeshi, y le dedicó una sonrisa.
“Prometí protegerte. Me alegro que estés bien.” Dijo, y puso una mano sobre su pecho.
Lo cargó, y lo puso a salvo. Luego, se sentó a esperar que despierte.