009 Decepción y al reencuentro

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La pelea entre Irene y Alyssa se había alargado más de lo que ellas esperaban. Al final, Alyssa no podía penetrar la defensa de Irene, ni igualar el poder de su espíritu. Ni tampoco podía Irene atrapar a Alyssa, o asestarle un golpe definitivo.

Alyssa e Irene habían caído, luego de un choque bastante fuerte, en el que Irene invocó una ráfaga para golpear a Alyssa, pero esta logró bloquear el golpe con su daga.

“Ríndete de una vez.” Dijo Irene, entre jadeos. “Ríndete, y no te haré nada.”

“¡Ah~! ¡Qué cosas~!” Respondió Alyssa, recuperando el aliento. “¡Quiero más, más, más~! Cuando termine contigo, ¡iré a por aquel hermoso joven que trajiste~!”

Irene frunció el ceño, y se puso de pie.

“Todavía no sabemos tus intenciones, qué es lo que quieres, nada. De todas formas, y a juzgar por tu actitud, veo que tienes mucho que ver con Erasmus.”

“Ah~ sí, Erasmus. Es delicioso, ¿no lo crees? Un hermoso trozo de carne~”

“Ya, deja con eso. Me das asco.” Dijo Irene, sacudiendo el polvo de su ropa.

Alyssa volvió a hacer ese gesto, de pasarse la lengua por la mano.

“¡Mmm~! ¡Qué delicioso el sabor de la pelea~! De todas, formas, y aunque me pese, he de decir, que mi trabajo por ahora está hecho. Ah~ una pena que no he podido matarte, pero mis instrucciones eran detenerlos y hacer tiempo hasta que mi amo, Erasmus, pudiera escapar con el cetro~” Pasó su lengua por sus labios. “De todas formas, ¡no te preocupes! Los buscaré a ti y a tu amigo de vuelta para jugar, ¡Lo prometo~!”

“¡Espera, maldita!” Irene lanzó una ráfaga hacia Alyssa, pero ella la desvió con su daga, y dio un salto hacia uno de los edificios.

“¡Adiós, Kirilyan~! ¡Ha sido delicioso jugar contigo~!”

Y luego escapó.

Irene, furiosa, se sentó en un cantero.

“¡Maldita! Se nos escapó, Flint.”

“Disculpe, mi señora, pero es que, ¡ha sido complicado!”

“Está bien, Flint. Acepto yo toda la derrota. Para cuando te llamé, ya era muy tarde. Disculpa.”

“De todas formas, mi señora, no todo está perdido, ¿verdad? Hemos obtenido información valiosa.”

Irene dejó escapar una pequeña sonrisa.

“Heh, sí. No todo está perdido. Tenemos pruebas para darle al tío.” Apretó sus puños. “Aun así, me da mucha rabia saber que tienen el cetro del viejo Aram. Imaginar los usos oscuros y desviados para los que lo usarán... ¡me revuelve el estómago.” Y golpeó el cantero.

“¡Mi señora! Si bien se ve muy linda enojada, no quiero que se arrugue su bonito rostro.”  Irene se sonrojó. “Volvamos a la mansión. Y recuerde, que en unos días tiene la presentación como heredera de la casa Kirilyan. Debe relajarse y estar tranquila.”

“Sí... tienes razón, Flint. Solamente espero, que Takeshi haya llegado sano y salvo a la mansión...”