010
‘Todavía no abriré mis ojos. Uh, sobreviví’ Pensó Takeshi. ‘Estoy recostado... sobre algo bastante suave. Es como estar acostado sobre una nube, o un trozo de cielo.'
Abrió sus ojos lentamente, y pudo ver a Smyrna, viéndolo desde arriba, sonriendo.
“¡¿Eh!?”
“¡Ta-Takeshi!” Exclamó Smyrna. "De-despertaste...”
‘¡Estoy acostado sobre el regazo de Smyrna! No puede ser, no puede ser, ¡no puede ser! Esto es genial... ¡es algo completamente nuevo para mí!’
“¿Estás bien?” Preguntó Smyrna, viendo las distintas expresiones que hacía Takeshi. “Espero no te hayas hecho daño...”
“Smyrna, ¿Estoy...?”
Smyrna se sonrojó.
“S-sí... ¡O-oh, e-espera! ¡¿N-no te gusta?! En, ese caso—
“Smyrna, cálmate. Ah, tan retraída como siempre... no dije que no me gustara. Se siente increíble, pero... ¿por qué lo haces?”
Smyrna se sonrojó aún más.
“Eh... pues... ¡quería que te relajes! Y qué mejor... que esto, digo. ¿No les gusta a-acaso a ustedes los chicos?”
“Ciertamente, sobre todo si es de una chica tan linda como tú.”
La vergüenza de Smyrna alcanzó nuevos niveles, y de los nervios abofeteó a Takeshi.
“¡Aw!”
“¡T-tonto! ¡¿Qué cosas dices?!”
‘¿Me excedí?’ Pensó Takeshi.
‘Oh, no, ¡le golpeé! ¿Habré ido muy lejos? N-no... ¡cálmate, Smyrna, cálmate!’ Pensó Smyrna.
“Eh... discúlpame.” Dijo Takeshi. “Creo que me apresuré bastante.”
“Discúlpame a mí.” Respondió Smyrna. “Mi reacción fue... desmedida...”
Takeshi sonrió.
“Está bien.”
Smyrna contempló la escena otra vez. Había triunfado, ¿pero a qué costo?
“Eh... Takeshi...”
“¿Sí?”
“¿Qué pasó?”
“Pues, primero que nada, ¿cómo viniste? Lo último que oí fue un viento, y me desmayé. Pensé que iba a morir.”
“¡Jamás!” Exclamó Smyrna. “So-sólo... dije que te protegería, ¿recuerdas? Sentí algo cuando te fuiste con el abad, por eso... estuve vigilándote.”
“¿Cómo?”
“P-por nuestro pacto.”
“¿Pacto?”
Smyrna tomó la mano de Takeshi, y tocó el anillo que le había dado.
“Este anillo te marca como el recipiente de mi pacto. Según él, estoy atada a defenderte, por los medios que sean necesarios, como mis votos me lo indican. Un ejército donde yo soy general, oficial y soldado. Así es el amor de la Luz...”
Takeshi se sonrojó.
“Sentía... que el pecho se me acalambraba... Y supe que algo te pasaba. Te localicé con el anillo... y llegué hasta aquí, donde Thessalia iba a matarte...”
“¿Y ella?” Preguntó Takeshi.
Smyrna volteó su cabeza, y se tapó la boca con su mano. Unas cuantas lágrimas brotaron de sus ojos.
“¡Hice lo que debía, ¿s-sí?! ¡Juré protegerte, Takeshi!”
“Ey, ey, Smyrna... no he dicho nada, tranquila.”
“Solamente... espero no me mientas, Takeshi. Thessalia no estaba equivocada... tienes esa aura de la bestia, que te marca... ¡pero yo confié en ti, Takeshi! ¡Confié en tu mirada, en tus manos, en tus palabras! ¡Te di mi corazón! Si llegas a traicionarme, te juro que—
Takeshi tomó la mano de Smyrna, y la apretó.
“Smyrna... no te miento, ¡de veras! Si tan solo yo supiera que es todo esto...”
Smyrna se serenó un poco. Dio tres respiraciones hondas, seguidas de una en que vació sus pulmones por completo, y luego volvió a respirar normalmente.
“Como te dije... tú tienes toda mi confianza, y también... todo mi apoyo. Ha-haré lo que me digas. Siempre. Mi lealtad es incuestionable...”
Miles de ideas cargaron la mente de Takeshi. Más que una oportunidad, era una responsabilidad.
“Smyrna...”
Ambos quedaron en un hondo silencio, sin decir nada. Como si las palabras se hubieran agotado del diccionario. Smyrna miraba hacia adelante, y Takeshi cerró sus ojos.
“Takeshi...”
Smyrna comenzó a acariciar el cabello de Takeshi, pasando suavemente su mano por su cabeza. Takeshi cerró sus ojos, suavemente, incapaz de contener la emoción que le provocaba.
“Siempre estaré para ti, ¿sí?”
“No quiero que nada te pase por ello, Smyrna.” Dijo Takeshi, en voz baja. “Me importas a mí también.”
“Takeshi... no te preocupes por mí. Mi juramento importa más que nada. La palabra... es lo único que tengo...”
“Smyrna...”