013
Smyrna fue al cuarto de Takeshi, para avisarle de la cena. Golpeó un par de veces la puerta, pero no oía respuesta alguna.
“¿Takeshi? ¿Me oyes?”
Volvió a golpear, y esperó unos segundos.
“¿Takeshi?”
Nada. Volvió a golpear.
“Si no contestas ahora, entraré.”
Nada.
Smyrna sujetó el picaporte, y lo bajó lentamente. Procedió a abrir la puerta con precaución, para no generar alboroto.
Cuando vio dentro, pudo ver a Takeshi, con sangre fuera de su boca. Corrió a ayudarlo
“¡Takeshi!”
Lo sostuvo entre sus brazos, y vio que él no reaccionaba, pero respiraba y gemía, además de estar convulsionando.
“¡Takeshi, vuelve, vuelve!”
Vio que en su frente brillaba aquella marca,
“¡¿Qué te ocurre?!”
Lo sacudió un par de veces, a ver si respondía. Pero fue inútil. Entonces, tomó a Takeshi entre sus brazos más fuerte.
Liberó una de sus manos, y puso uno de sus dedos sobre la marca. Takeshi dejó de sacudirse, y comenzó a respirar un poco más pausado.
Lentamente, abrió sus ojos, para encontrar la mirada de Smyrna.
“¿Eh...?”
“¿Estás bien?” Preguntó ella.
Takeshi tenía la mirada perdida. Pareciera que había visto un fantasma.
“Respóndeme...”
Takeshi giraba la cabeza, mirando a su alrededor.
“Smyrna...”
“Takeshi, ¿estás bien?”
Él levantó su mano, y trató de enfocar su vista en ella.
“Responde, por favor...”
“Smyrna...”
“Aquí estoy. Aquí estoy.” Dijo, y lo abrazó fuertemente.
Takeshi respondió al estímulo, rodeándola con sus brazos.
“Smyrna...”
“¿Puedes ponerte de pie?”
Takeshi no reaccionaba.
“¡Respóndeme!” Le gritó Smyrna, sin saber qué hacer.
Dejó a Takeshi sobre la cama, hizo sonar la campanita, y se sentó a esperar.
Como prometido, en dos minutos y algo, apareció una de las criadas. Esta tenía cabello negro, y era un poco más alta que la otra.
“Soy Syria, señora. ¿Qué sucede?”
Smyrna señaló a Takeshi, sin decir nada.
“¿Necesita ayuda con eso?”
Smyrna asintió.
Juntas lo llevaron al baño, donde le limpiaron el rostro, y lo ayudaron a cambiarse.
Cuando terminaron, sentaron a Takeshi, y esperaron que reaccione.
“¿Qué pasó, señora?”
Smyrna estaba bastante agitada.
“No sé... fui a buscarlo para comer... y estaba así, en la cama...”
“¿Toda esa sangre?”
“Ya estaba...”
“hmm. Ya veo.”
Smyrna podía sentir otra vez aquella nefasta aura, ahora aumentada. Le daba algo de náuseas.
“¿Está bien, señora?”
Smyrna asintió.
“Sí... Puede irse. Déjeme con él...”
Syria asintió, se puso de pie, realizó una reverencia, y se marchó.
Ahora, Takeshi miraba la nada, pero por lo menos movía sus manos.
“Takeshi... ¿Qué paso?” Preguntó Smyrna, afligida. “Respóndeme...”
“Ella...”
“¿Quién?”
“Ella...”
Smyrna contemplaba a Takeshi, desconcertada. En un intento por ayudarlo, colocó su mano sobre la frente de él, cerró los ojos, y trató de limpiar su mente.
Takeshi pareció reaccionar a esto, porque, tras unos minutos, comenzó a reaccionar más con el ambiente.
Finalmente, tosió lo que pareció ser un coágulo, y eso pareció devolverle la cordura.
“¡Ah!” Gritó Takeshi. “¡Duele!”
“¡Takeshi!”
Tosió un poco más, y Smyrna lo asistió.
Luego de eso, Smyrna limpió el suelo, y Takeshi se sentó.
Smyrna se sentó a su lado.
“¿Qué ocurrió, Takeshi?”
Takeshi se tomó un segundo para pensar su respuesta.
“Nada... Estoy bien.”
“No seas así.” Dijo Smyrna, enojada. “Claramente, algo ha pasado. Dímelo.”
Takeshi negó con la cabeza.
“Descuida, Smyrna...”
“¿Me lo dirás esta noche?”