014
‘Te estuve esperando.’
Takeshi pudo ver como Smyrna se acercaba, desde el otro lado del jardín.
‘No viniste...’
Podía ver su cara de decepción.
“Hey, Smyrna, no te precipites...”
Smyrna se acercó al gazebo.
“Dijiste que hablaríamos...”
“Hey, ya, ya. Cálmate.”
“¡Preferiste seguir con tu coqueteo a hablar conmigo!”
“¡¿Smyrna?!”
“¡¿Por qué?!”
“Acaso... ¿estás celosa?”
Smyrna se sonrojó.
“………”
“¡¿Qué?!”
Smyrna apretó sus puños y sus dientes.
“Mentiroso.”
“¡Espera, estás celosa en serio!” Exclamó Takeshi, jocoso. “¡No puedo creerlo!”
“¡¿Qué dices?! ¡Idiota!”
“Wow. Eres una persona completamente distinta cuando estás en esa actitud, Smyrna. Hasta me das miedo.”
“Eres un mentiroso, Takeshi. ¡¿Ahora cómo puedo confiar en ti?!"
"Creo... que estás exagerando.”
Smyrna pareció bastante afectada por aquellas palabras.
“Ya, Smyrna. ¿Estás calmada?”
“No volveré a confiar en ti...” Dijo Smyrna, en un tono oscuro.
Takeshi se cruzó de brazos, y bajó su cabeza, suspirando.
“Ven. Abrázame.”
Smyrna negó con la cabeza, aunque, viendo luego la cara de Takeshi, aflojó un poco.
“No quiero estar enojada contigo...”
“Ni yo contigo, Smyrna.”
Ella se acercó lentamente a Takeshi. Tímidamente, lo rodeó con sus brazos, en un pequeño abrazo. Takeshi sonrió ante el bonito gesto de ella.
Luego, ella le dio una bofetada.
“Eso es... por jugar conmigo...”
“¡Duele!”
Smyrna se sentó a su lado.
“¿Y bien...?”
“¿Qué cosa?”
“¿Qué te ocurrió... en la habitación?”
“Ah, eso. No sé como explicarlo, o si me creerás.”
“Cuéntamelo.”
“Bien. Resulta—
Al momento que Takeshi intentó mencionar algo, comenzó a sentir un zumbido en el oído. Como un tinitus repentino.
“¡Aw!”
Smyrna lo miró preocupada.
“¿Pasó algo?” Preguntó ella.
“N-No... Es solo que...” El sonido se hizo aún más molesto. “¡Eso! ¡Déjalo!”
“Takeshi... ¿pasa algo?”
“¡Estoy aturdido!”
Finalmente, tras unos segundos, el sonido fue disminuyendo, hasta menguar por completo.
Takeshi se tomó un rato para recuperar el sentido.
“Perdona, Smyrna... no puedo decirte con exactitud. Pero había una voz, unas manos, y una llave.”
“¿Una llave?”
Takeshi analizó.
“De hecho... la tenía en mi mano. ¡Eso es!”
“¿Qué cosa?”
“¡La llave! Si estaba la sangre... entonces quizás... sólo quizás, la llave se haya materializado cuando volví al mundo real.”
“Takeshi... ¿qué llave...?”
Takeshi se puso de pie.
“Bueno, Smyrna, creo que me iré a dormir. Mañana, si mi teoría resulta cierta, te la mostraré. Descansa." Dijo, y se apresuró a correr.
Smyrna suspiró, decepcionada.
“Ah... Takeshi. Si tan sólo tú supieras...”
Y caminó de vuelta hacia la mansión.
Takeshi subió corriendo las escaleras, y entró a su habitación en tiempo récord. Buscó entre las colchas y las almohadas la llave. Removió de arriba abajo, hasta que la encontró.
“Tal como la del sueño...” Dijo, atónito. “La llave de la casa...”
La tomó entre sus manos y miró alrededor, como cerciorándose de que nada ni nadie fuera a aparecer súbitamente, en consecuencia.
Luego, guardó la llave dentro del cajón de su mesita de noche.
Se oyeron tres golpes a la puerta.
“Señor, ¿puedo pasar? Soy Syria.”
“Eh... claro. Adelante.”
Syria abrió lentamente la puerta, entró a la habitación, y la volvió a cerrar. Traía una bandeja, con un juego de té.
“Vengo a traerle su té de la noche, señor. ¿Usted está bien? Quedé preocupada luego de... su accidente.”