018
Takeshi recibió de parte de Palmyra un mensaje de Irene: Que fuera a verla a su habitación.
Como Palmyra no podía acompañarlo, buscó por toda la casa la habitación de Irene, y dio con ella después de unos buenos veinte minutos (quizá el doble).
Golpeó un par de veces la puerta.
“¡Adelante!”
Takeshi pensó por unos segundos.
‘¿Estará arreglada? ¿Para qué me citó? ¿Y qué si está en ropa interior? ¡No puede ser! ¡Relájate, Takeshi, relájate!’
“¿Estás ahí?”
“¡Eh... sí!”
“¿Por qué tardas tanto?”
“¡Abriré! ¡Espero estés vestida y eso!”
Cerró sus ojos, dio vuelta su cara, y abrió la puerta. Luego, entró rápidamente, y la cerró.
Finalmente, abrió los ojos. Irene llevaba puesto un vestido de una pieza, color blanco, y unos zapatos con taco blancos. Y lo estaba mirando algo enfadada.
“¿Y bien? ¿Terminaste?” Dijo ella, con ese enfado en su voz.
‘¡Se ve hermosa! ¡Maldita sea!’
“¡Sí!”
“Si te digo ‘adelante’, significa que pases. No que estoy en ropa interior o algo, ¿por qué me tomas?”
“Eh... disculpa, es que, en las novelas que yo leo...”
Irene se aterrorizó.
“¡No puede ser!”
“¡¿Qué cosa?!”
“Lees... ¿esas cosas?” Preguntó Irene, con cierto tabú.
“¿Qué cosas?”
“Literatura... erótica.” Dijo, con suprema vergüenza.
“¡Para nada! ¡Para nada! Lo que leo se llaman... novelas ligeras.”
“¿Novelas... ligeras?”
“Sí. Novelas ligeras.”
“Suena bastante... foráneo.”
“Pues... el concepto es simple: Novelas producidas en varios volúmenes, escritas simples, para ser leídas por todos. La receta perfecta del éxito.”
“Como seeea.” Dijo Irene, aún sorprendida por aquel término. “Te había llamado, para preguntarte qué haríamos hoy.”
Takeshi se mostró un poco sorprendido.
“¿Qué... haríamos?”
“¡Claro!” Dijo Irene, con emoción. “Pues... pensaba llevarte a que conozcas un poco de la ciudad... ¡sólo un poco! ¡No será mucho tiempo, descuida!”
Takeshi estaba muy asombrado para este punto.
“Podríamos ir... ¡a la cafetería! Hay una muy bonita, justo en frente del parque de los tulipanes, eh...”
“Irene... ¿me estás invitando a salir?”
Irene se sonrojó al punto de parecer hierro siendo forjado. Sus mejillas alcanzaron el punto de fusión.
“¡Eh!” Aquella pregunta de Takeshi la tomó por sorpresa. “Bueno, este, yo...”
“Me encantaría ir contigo...”
Irene bajó su cabeza, y dio un hondo suspiro.
“Oh... está bien, cierto que tienes que ir con Syria, ¿no? ¡Ah! Tienes compromisos con la hermana Smyrna, ¿no? ¡Está bien! Sé que eres un hombre ocupado y todo... hmmm, ¿no te llamó mi tío? Ah, sí, debe ser eso, no, ¡espera! También quizás—
“¡Irene!” Exclamó Takeshi. “Me encantaría que tengamos una cita, pero el muy maldito de tu tío nos pegó a Geraalt. Estará difícil.”
Irene asintió, desilusionada.
“Ah... cierto...”
“¡Descuida!”
“Es que... en dos días tengo la presentación ante el consejo... y después de eso no tendremos mucho tiempo...”
Takeshi suspiró.
“Seguramente hallaremos tiempo. Si deseas, puedo acompañarte a la presentación.”
Irene se llevó su mano a su rostro.
“Me encantaría... pero, lamentablemente, Geraalt es mi guardia... aunque ahora ya no sé. Quiero, sinceramente, sacármelo de encima.”
“Puedes hablarlo con tu tío.”
“Sí... veremos. Pensaba usar el ‘buscar pruebas’ como pretexto para que saliéramos. Pero bueno.”
Tomó un gran sombrero blanco, y se lo puso sobre la cabeza.
“¡Irás realmente vestida para salir!”
“Ah... qué remedio.”
“Esa es la expresión de tu tío.”
“Debería usarla más seguido, ¿no crees?”
“¡No, por favor!”
Irene rio.
“Ya, vamos yendo.”
Salieron de la habitación de Irene, y bajaron.
Ya en el Jardín, Geraalt los estaba esperando.
“Bien. Vamos.” Dijo Irene.”
“Señora Irene, yo—
“No me hables, Geraalt. No estoy de humor.”