Mi nueva historia de la vida en otro mundo (volumen 1)

023 Lealtades

023

 

Lentamente, Smyrna fue abriendo sus ojos. Encontró con su mirada a Innokentios, que leía un libro al lado de su cama.

Él se percató de que ella abría sus ojos. La miró con una cálida sonrisa.

“Ha despertado, hermana. Enhorabuena.”

Smyrna solamente contemplaba a Innokentios, sin decir palabra.

“¿Se encuentra mejor?”

Smyrna solamente asintió con la cabeza.

“Bien. Quería expresarte cuán impresionado estoy por sus habilidades. A ver, no es que no me lo esperara, pero, me sorprendió. Tiene mi más profundo respeto, hermana.”

Smyrna pareció relajarse al oír estas palabras, incluso avergonzarse un poco.

“Quería ofrecerle un trato.”

Sus ojos se abrieron como dos huevos fritos.

“Quisiera que formara parte de la casa Kirilyan. Quiero que sea mi embajadora.”

Smyrna se incorporó, reclinándose en su cama. Ahora tenía toda su atención puesta en Innokentios.

“Hermana, sus habilidades, su presencia, usted es perfecta. Sería un honor si formara parte de mi casa.”

Smyrna contempló en su mente las posibilidades.

“Señor... mis lealtades son para con lo divino. No puedo...”

“Hermana, usted no está al tanto de las actividades de la casa. Puede formar parte de algo más grande que nosotros. Si tan solo supiera, de las afiliaciones de nuestra casa para con la divinidad...”

“¿En qué andan?”

“Me temo, hermana, que más información no le puedo, dar. Pero, si se une a nosotros...”

‘Si no me das la información te la sacaré, de una forma u otra.’  Pensó Smyrna.

“¿Y Takeshi?”

Innokentios quedó perplejo.

“Ah, hermana, ¿por qué trae a colación a Takeshi?”

“Confío en él... la divinidad me encargó de protegerlo. Mis lealtades son, al final del día, para con él...”

“Estoy más que seguro que Takeshi estará de acuerdo, hermana.”

“Necesitaré oírlo, entonces.”

“Está bien. Cuando Takeshi llegue, haré que hable con usted. Por ahora, descanse, hermana.”

Innokentios se levantó, tomó la bandeja con el juego de té, y se marchó, cerrando la puerta tras de sí. Smyrna recostó su cabeza, e intentó dormir.

A eso de dos horas luego, llegaron Syria y Takeshi. Syria se despachó para hacer sus deberes, y Takeshi se sentó en el sillón de la sala a reflexionar sobre su salida.

‘Fue increíble’   Pensó. ‘Nunca antes había salido con una chica, ¡y fue demasiado divertido!’

Echó su cabeza sobre el respaldar, mientras ponía una cara de idiota, y se desparramó en el sillón.

“¿Esa es manera de sentarse en la sala de estar de una casa como esta?”

“¡Eh!” Exclamó Takeshi sorprendido. Logró ver a Innokentios, acercarse hacia él, con su típico paso lento.

“¿No crees que deberías mostrar un poco de respeto? Te he conseguido una cita, hombre, y así me lo pagas.”

Su voz no era de regaño, sino claramente jocosa, con humor.

Takeshi se acomodó rápido, sentándose debidamente. Innokentios tomó asiento a su lado.

“¿Cómo la pasaste?” Preguntó Innokentios.

“Aparentemente, hay una fruta que huele a pie, horroroso, pero sabe genial.”

Innokentios mostró una leve sonrisa.

“Esa fruta es típica del sur. Si, he de admitir que es algo quimérica. Su olor no se compara al ambrosíaco sabor que tiene. Creo que todo lo bueno, lo delicioso, todo eso tiene una cáscara fea y un hedor nauseabundo antes de llegar a la dulce, dulce pulpa, ¿no crees?”

Takeshi asintió.

“Sin duda.”

Innokentios sonrió, y corrió su cabello, preparando su sermón.

“Bien, yo también lo creo así. Y, hablando de cosas fétidas y suaves recompensas, creo que ahora toca tu parte de hablar de engorroso deber.”

Takeshi suspiró.

“Ah. Aquí vamos.”

“Hablé con Irene, sobre su presentación. Como bien sabes, dejé de confiar en Geraalt. Entonces, le pregunté si quisieras acompañarla en su lugar, y ella accedió.”

“¡Increíble!” Exclamó eufórico Takeshi, pegando un salto desde su lugar.

“Esa no es toda tu tarea, de todas formas.” Interrumpió Innokentios. “Necesito que hagas algo por mí.”

“¿Qué será?” Dijo Takeshi, recobrando la compostura, y tomando asiento otra vez.

“Necesito que convenzas a Smyrna, que la reclutes para mi casa. Quiero darle un puesto, pero dijo que aquello dependía de lo que tú dijeras. ¿Estás de acuerdo, Takeshi? ¿Quieres formar parte de la casa Kirilyan?”




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