Mi otra yo

7-Compras

Coral

Antes de decir cualquier idiotez fui salvada por Marcos, quien me sonrió.

— ¡Hey!

—Hola— saludé tímidamente.

— ¿Y tú eres? — me preguntó con algo de desprecio la morena.

Con que jugaban rudo, pues bien, ya más tarde se lo verían. Ambas iban con los primeros tres, ¡Tres! Botones de su camisa desabrochados, dejando ver parte de su corpiño. Desagradable. Llevaban el pelo suelto y estaban bastante maquilladas. La morena llevaba un pantalón gris que le quedaba súper ajustado, mientras que la rubia tenía la pollera tan corta que si se agachaba seguro se le verían las nalgas.

—Donde están nuestros modales hermano—dijo Manu a Marquitos. — Ella es Coral, es nueva.

—Un gusto muñeca, yo soy Dylan— el rubio tomó mi mano y la besó.

Estuve a punto de retirarla con asco y recordé las reiteradas ocasiones en las que había visto situaciones así de Cecilia. Batí un poco mis pestañas.

—El gusto es mío— le dediqué una sonrisa.

—Yo soy Lara— dijo la rubia. — Y ella es Emma.

Ouch, ¿Respondía con un un gusto, un placer? ¿O simplemente lo dejaba pasar? Antes de poder decidirlo ellos continuaron con su charla, la cual seguí atentamente.

—Como decía, nos ofrecieron Bibelton para organizar una matiné, de nueve a cuatro, ¿No es grandioso?

—Es genial, ¿Necesitan ayuda en algo? — preguntó Dylan.

Una matiné. Pensaba que a eso ibas cuando tenías entre 12 y 15 años, no más que eso. No pude evitar inquietarme y pregunté.

—¿Aquí no se hacen fiestas?

—Estamos hablando de eso— respondió Lara rodando los ojos.

—No, me refiero a fiestas fiestas. Ya saben, mucho alcohol, pileta, una casa infestada de gente.

—Esto no es una película— dijo Marcos.

—No tenemos de eso niña Hollywood.

Me ofendí con ese comentario y me salió lo que dije desde dentro.

—No vengo de Hollywood, ignorante. Y para tu información, no lo tienen porque así lo quieren.

Se hizo un silencio bastante incómodo. Ja, toma esa perra. Volteé un poco la cabeza y pude ver a Ceci sobre el césped charlando alegremente con sus amigas. Ella tenía amigas y yo un par de tontas, que bien.

—Da igual. ¿Ustedes nos ayudan chicos? Hay que pegar posters por la ciudad y la escuela— preguntó Lara.

—Claro, ¿porque no? — dijo Marcos levantando los hombros.

La campana sonó y suspiré internamente.

—Nos vemos luego.

Saludé con la mano y me dirigí hacia donde estaba Ceci. Traté de caminar como ella solía hacerlo, probablemente me estaba saliendo súper mal.

—Eso ha sido un desastre, son unas tontas— me quejé en cuanto llegué a su lado.

—Pues es lo que hay hermanita, falsedad por todos lados.

—Qué asco.

—Por cierto, te enseñare a caminar como lo hacía yo, pero evita caminar como recién.

— ¿Estuvo tan mal? — me mordí el labio con pena.

—Puedo haber sido peor— dijo levantando los hombros. —Nos vemos a la salida.

Mi hermana me sonrió y se fue junto con sus nuevas amigas. Bien gracias por la compañía. Entré al salón y esperé a que Manuel entrara para poder tener con quien conversar. La clase que tocaba era Geografía, la única materia que me costaba aprender. Me parecía sumamente aburrida y bastante inútil, aunque lo último probablemente lo decía solo para justificarme. Unos minutos después entraron Manu y Lara. Emma tenía que ir con mi hermana. Tomé el celular y le mandé un wpp.

Yo: Va contigo Emma?

Ceci: Quien es Emma? Ya tengo que dejar el celular, me retaran.

Yo: la morena de ojos verdes que se encontraba en la mesa de fuera.

Visto 10:43

Ahí acabo nuestra conversación. Me molestó bastante, porque vamos, ser inteligente no significa no hacer algo malo de vez en cuando. Yo siempre le respondía al instante y me las ingeniaba para que no me viesen. Decidí perdonarla por ser una principiante en eso y apunté en mi block de notas Enseñar estrategias para celular.

— ¿Tienes el libro? — preguntó Manuel sacándome de mis pensamientos.

—No, solo tengo una carpeta.

— ¿Quieres que vayamos por todos los que necesitas hoy por la tarde? De paso pego los carteles que me dará Lara.

—Me parece bien. Además, debo comprar el uniforme.

El profesor entró y todos se pararon, menos los de la fila de atrás. Yo igual me paré, me da igual donde me siente, es una muestra de respeto hacia el profesor y no soy una irrespetuosa en absoluto. Manuel me miró confundido, mientras que Lara me miraba como si fuese un bicho feo. La ignoré y volví a tomar asiento.

—Necesito que se dividan en grupos de cuatro, a partir de la semana próxima comenzaremos a exponer Argentina. El tema es libre y tienen que exponer mínimamente dos afiches. Armen los grupos y vengan a anotarse.

La clase enseguida comenzó a dispersarse y a ir de banco en banco. Miré a Manuel y me miraba con cara de acosador. No pude evitar reírme, porque se veía realmente gracioso.

—¿A qué se debe esa cara? — pregunté todavía riendo.

—Cuando vas a hacer un trabajo con tu compañero de banco haces esa cara, o por lo menos eso creo.

—Creo que tiene que ser más así.

Subí un poco los hombros, cerré los ojos como chinita e hice una sonrisa diminuta. Enseguida estalló en carcajadas.

—Dios, ya saca esa cara, me dará un ataque.

— ¡Hey! — lo golpeé en el hombro.

—Eres la primera chica que me hace una cara tan tonta.

—La tuya estaba peor, estabas en plan—pues vos chillona e imité su cara— Te quiero dar duro contra el muro.

Los dos empezamos a reírnos a carcajadas, el aula era un despiole así que no nos llamaron la atención, pero varios voltearon a ver de qué nos reíamos.

—¿Qué carajos es eso de Duro contra el muro? — preguntó Manu recuperando un poco de aire.

—Ya sabes, te pongo contra el muro y te doy, es bastante explicita la frase.




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