Era miércoles por la tarde y todos se encontraban reunidos en la casa de los mellizos, decididos a comenzar y finalizar el proyecto del disco. Manuel y Coral habían dado vueltas respecto a las canciones y todavía no conseguían llegar a un acuerdo de temática secundaria y de forma de escribir, la frustración de ambos comenzaba a crecer. Por su lado Marcos y las chicas habían estado practicando diferentes temas, de momento coordinaban de maravillas. Ceci ya tenía hechos unos dos bocetos para la portada del CD, pero ninguno la convencía del todo.
Mientras las chicas seguían cantando, Ceci decidió ir hacia donde estaban sentados su hermana y Manuel para consultarles cual les parecía mejor. Vio en ambos la cara de agotamiento y pensó que era momento de un receso para todos. Aplaudió para llamar la atención de todos y gritó: DESCANSO.
—No era necesario el grito. —contestó Mandy un tanto divertida.
— ¿Quién quiere galletas y malteada? — preguntó un contento Marcos.
—Yo por favor. — contestó Coral levantándose de su asiento. —Te ayudo.
— ¿Banana con leche o agua?
—Leche. —contestaron todos al unisón.
Marcos y Coral se dirigieron a la cocina de la casa mientras que las chicas ayudaban a Manuel a acomodar la mesa del comedor para poder merendar. Marcos sacó la leche de la heladera y Coral separó unas seis bananas.
—¿Cómo van con esas canciones? —preguntó Marcos mientras metía las bananas en la licuadora.
—Pésimo, no logramos ponernos de acuerdo. Yo quiero escribir sobre los corazones rotos y sobre la distancia, y él quiere escribir sobre—Marcos la interrumpió antes de que pudiera terminar.
—Sobre amor.
—Exacto.
— ¿Y por qué no escribís vos una canción sobre eso y el escribe sobre lo suyo? Llegaríamos a las tres canciones que prometimos. Además, al fin y al cabo es sobre sentimientos en general, no tienen por qué ser todas sobre lo mismo.
—Me duele decirlo, pero creo que tienes razón.
—¡Hey! — se quejó Marcos frunciendo el ceño de forma divertida.
— ¿De dónde saco los vasos?
—Están en aquella alacena.
Llenaron seis vasos con malteada de banana y pusieron lo que sobraba en una jarra de vidrio, la cual quedo llena casi hasta arriba. Habían hecho un poco bastante de más. Marcos agarro dos tarros con galletitas y ayudo a Coral a acomodar los seis vasos sobre una bandeja. Llevaron las cosas hasta el comedor, donde ya estaban todos acomodados.
—Al fin. — dijo una hambrienta Mica lanzándose sobre el primer vaso que Marcos apoyo sobre la mesa.
Todos rieron por la desesperación de la chica y tomaron cada uno un vaso, dejando la jarra en el centro de la mesa. Todos tomaron su licuado y comieron en silencio, tenían hambre.
—Esto está muy rico. —dijo Ceci bebiendo un último sorbo. —¿Puedo repetir?
—Solo si nos muestras lo que has dibujado. —contestó Marcos.
—Bien, ahí traigo los bocetos, mientras tanto servirme.
Fue hacia el living y agarró los dos dibujos. Uno tenía un gran corazón rojo en el centro y las letras del nombre del disco en Cursiva, suavizando todo y dando una sensación un poco más de ternura que otra cosa. El segundo era todo lo contrario, tenía un corazón en colores grises con grietas en él, el fondo era una pared de ladrillo vieja y desgastada y las letras eran toscas y muy angulosas. Volvió al comedor y los apoyo frente a Marcos, para luego sentarse en su sitio y seguir bebiendo la malteada.
—La verdad es que ninguno me convence del todo. — dijo Cecilia luego de beber un poco.
—A ver, pásalos para acá. —pidió Mica.
Los dibujos giraron hasta llegar a manos de Mica y Mandy.
—Están lindos. —dijo la primera.
—A mí me gusta este. — dijo Manuel mostrando el de la letra cursiva.
—A mi este. — dijo Coral levantando el otro.
—Voy a seguir intentándolo igual, no me gustan del todo.
Una vez que terminaron cada uno volvió a lo suyo. Coral hablo con Manu sobre lo que le había dicho Marcos y él estuvo de acuerdo, así que ambos se pusieron a escribir. Mientras tanto Ceci hacia un nuevo boceto. Esta vez decidió arrancar con un fondo color crema, dibujo tres corazones en forma de triángulo y a dos los unió con una pequeña línea, que luego pinto de rojo. Los corazones los relleno de un fucsia opaco y luego se encargó de, en otra hoja, empezar a probar tipografías para el título. Ese dibujo si le había gustado. Mientras tanto, Manuel y Coral escribían muy inspirados sus canciones. Marcos y las chicas estaban hablando, así las chicas descansaban un poco la voz y el los dedos. Después de escribir con cinco tipos de letras distintas se acercó a las chicas y les preguntó cuál les gustaba más. Las chicas se decidieron por una que era imprenta curvada, mientras que Marcos prefirió una más agraciada, con estilo algo medieval o de cuento de hadas.
—Genial, gracias.
Se dirigió ahora hacia donde los chicos se encontraban escribiendo. Vio que Coral ya había terminado una canción, a la que había titulado “122 km”. La que estaba escribiendo en el momento en que se acercó a la mesa se llamaba “Aquella noche”. Miró a Manu y este estaba terminando de pasar en el limpio una canción que había titulado “Si te invito a bailar”. Sonrió, le gustaban los títulos.
—Chicos ¿Qué letra les gusta más? — preguntó Ceci dejando el borrador entre los dos chicos.
—Esta. — dijeron ambos al unisón señalando la misma que había elegido Marcos.
—Buenísimo, ¿Les falta mucho a ustedes?
—No, yo ya terminé. —contestó Facu
—Yo estoy por terminar esta. Si quieres dásela a Marcos cuando le lleves la tuya. — ofreció Coral alcanzándole a Manu la de 122 km.
—¿Ciento veintidós kilómetros? —preguntó Manu en cuanto la agarró.
—Fue su amor de verano, quedó enganchadísima. — contestó Ceci recordando aquel amor de su hermana.
—Es verdad, el muy maldito besaba malditamente bien y me dejo con las ganas cuando se volvió a su ciudad. Obvio que no pudimos mantener la relación.