Mi otra yo

18-Terror y dolor

Luego de que terminaran de grabar y retocar el disco, lo dieron por terminado. Habían hecho un increíble trabajo, por lo que todos esperaban aprobar el trimestre. Una vez que estuvieron todos de acuerdo Manu lo guardó en su mochila para entregarlo al día siguiente.

—Bueno, creo que ya es hora de irnos—comentó Mica observando su reloj—Ya son casi las diez y tengo que cenar.

— ¿No quieren quedarse a mirar una película? —preguntó Marcos.

—Nosotras sí—contestó Coral.

Cecilia la miró con algo de odio, pero decidió no empezar una pelea allí mismo.

—Le preguntó a mamá y te digo—dijo Mica marcando en su celular.

—Yo igual, ¿Cenamos acá? — preguntó Mandy.

—Podemos pedir unas pizzas si les parece bien.

—Sí, eso sería genial. Me quedo— sentenció Mica

—Yo también. — contestó Mandy con una sonrisa.

—Buenísimo, ahora llamo para pedirlas— dijo Manuel yendo hacia la cocina.

— ¿Qué película tienen ganas de ver? — preguntó Marcos ya tirado en un sofá.

— ¿Tienen Netflix? —preguntó Mica.

—Sí.

—Me dijeron que La noche de la Expiración esta buena, o también Siniestro.

—Coral y yo ya vimos La noche de la Expiración, miremos la otra—pidió Ceci.

—Por mi está bien— dijo Mica tomando asiento al lado de su amiga.

—Por mí también—contestó Mandy sentándose al otro lado.

—Bueno, ahora la busco.

Coral estaba sentada al lado de Marcos, distraída con su teléfono fijándose si habían actualizado alguna de sus novelas. Se había sentado allí sin pensarlo, porque la realidad era que no veía a Marcos como algo más que un amigo. Le indignaba que su hermana pensase que le estaba tirando los tejos cuando lo único que hacía era tratarlo como siempre había tratado a todos sus amigos.

Manuel volvió al living y anunció que había pedido dos mozzarelas y una capresse. Tardarían veinte minutos en llegar, por lo que mientras esperaban decidieron ver un capítulo de Juegos Mentales, una serie que encontraron. Manu se sentó en la otra parte del sillón en L en el cual estaban sentados Marcos y Coral. Estaba algo celoso, pero ya había hablado con su hermano y este le había dicho que se quedara tranquilo, que solo eran amigos, por lo que intentó no poner ninguna cara al notar la cercanía que ambos tenían.

La pizza llego veinte minutos más tarde y se las devoraron en menos de diez. Una vez que terminaron acomodaron todo otra vez como estaba y le dieron play a la película, no sin antes buscar unas frazadas por si alguno tenía frío.

Tras unos cuantos minutos, muy largos para Cecilia y Manu, quienes estaban al pendiente de Marcos y Coral, llego una parte de muchísima tensión y suspenso. Coral era muy miedosa, por lo que se cubrió con su propio brazo y apretó su mano muy fuerte con la de Marcos. Esto provocó que los otros mellizos hirviesen de celos. Marcos no tuvo mejor idea que esperar el momento justo y asustar a su amiga.

—¡Boo!— gritó Marcos haciendo saltar a Coral de su lugar.

Esta dio tal salto que terminó en el suelo, provocando la risa de todos los presentes.

—Pero si serás carbón. — se quejó un tanto enojada Coral. — Ahora te jodes porque me siento con tu hermano.

—Marica.

—Idiota.

Ambos lo decían con cariño, por lo que ninguno se ofendió. Coral hizo lo que dijo y se sentó al lado de Manu. La película volvió a un momento de mucha tensión, por lo que Coral, quien no tenía tanta confianza con Manuel, decidió apoyarse sobre el en vez de tomarle la mano.  Este aprovecho la situación y paso su brazo por los hombros de su amiga, haciendo que esta se acurrucase más sobre él.

Al terminar la película Mica y Mandy se fueron a su casa enseguida, quedando así Marcos, Cecilia, Coral y Manu en la sala sentados en el sofá.

—No tengo ni un poco de sueño. — confesó Marcos estirando los brazos.

—Yo tampoco. — lo apoyó Cecilia.

—Podemos ver otra película. — propuso Manu.

—Yo si tengo algo de sueño, ¿Podemos ver algún capítulo de algo y ya? — preguntó Coral.

—Pero si serás aguafiestas. — bufó su hermana.

—Tiene sueño, es entendible. — la defendió Marcos.

—Bien, pues miremos un capitulito. — sentenció una enojada Cecilia.

Se sentó de brazos cruzados en el sofá con el ceño fruncido. Marcos se sentó a su lado y la empujó un poco tratando de animarla.

—Vamos, no seas así. Te dejaremos elegir ¿No es verdad chicos? — preguntó Marcos mirando a los demás.

—Sí. — contestaron al unisón Manu y Coral.

—Bien, pero de todos modos sigo molesta. — contestó tomando el control de la tele.

—¿Y si te traigo unos nachos con queso? — preguntó Marcos con intenciones de alivianar las cosas.

—¡Si, yo quiero! — dijo una hambrienta Coral.

—Me estaba preguntando a mí, y sí, quiero. Gracias— contestó Ceci con una mirada de fuego hacia su hermana.

Vieron un capítulo de una serie llamada Bones, en un ambiente de bastante tensión. Ceci estaba sentada con Marcos, compartiendo un plato de nachos, mientras que Manu y Coral hacían lo mismo en el otro sillón. Una vez que terminaron Coral ayudó a los chicos a guardar y ordenar todo y se despidió de ambos con un beso en la mejilla. Cecilia se fue antes, sin siquiera decir adiós.

 

Una vez que Coral entró a su casa con su copia de llave, pudo escuchar como su hermana sacaba cosas de su armario. No dejaba de golpear las puertas del mismo, por lo que subió rápido las escaleras para decirle que hiciera menos ruido. En cuanto puso un pie en el segundo piso vio gran parte de su ropa tirada en el pasillo. Saltando los montones que había llegó hasta el cuarto de su hermana, quien seguía sacando cosas furiosamente de sus cajones.

—¡¿Pero que se supone que estás haciendo?!— pregunta Coral en el tono más bajo que puede para no despertar a nadie.

—Me deshago de tu mugrosa ropa ¿Qué no es obvio? — le contesta Cecilia enfurecida.




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