Mi otra yo

19-Invitaciones

La mañana siguiente Coral se levantó devastada, no había logrado conciliar bien el sueño y su corazón todavía se encogía con lo que le había dicho su hermana la noche anterior. Nunca había visto a su hermana tan desquiciada, y menos que menos, jamás la había tratado de ese modo. Como pudo se levantó, si vistió y bajó a desayunar. No tenia ganas de nada, solo quería quedarse en su cuarto encerrada llorando. Había enviado un mensaje por Facebook a sus amigos, pidiéndoles de por favor verse esa tarde para poder descargar un poco y que le ayudaran a afrontar esa situación.

Por su lado Cecilia se arrepentía un poco por haber insultado a su hermana de esa forma, pero también estaba harta de ver la conexión que había entre ella y el chico que le gustaba. Se levantó con mucha energía, predispuesta a dar todo lo que fuera necesario para que Marcos cayera rendido a sus pies. Se puso la pollera y la camisa, de la cual dejo los primeros dos botones desabrochados, dejando ver un poco de su busto. Se maquilló como lo hacía para ir al viejo instituto, con base, rímel y delineador. Después de estar tantos días sin usarlo se sintió un tanto cargada, pero todo tenía que salir perfecto. Y un poco de incomodidad en la cara no iba a arruinarle el plan.

El desayuno y el viaje en coche fue completamente silenciosos. Coral estaba sumergida en sus auriculares y su música triste, mientras que Cecilia repasaba mentalmente todo lo que ya sabía a la perfección sobre coqueteo. Quería a Marcos con ella lo antes posible.

Ambas tuvieron sus respectivas clases y sonó el primer timbre del recreo. Marcos se acercó a Coral y le preguntó si estaba bien, ella le dijo que si, que le restara importancia y saliera al recreo, que ella iría a la biblioteca un rato. Marcos supo que su amiga mentía, sin embargo, no quería presionarla, así que le hizo caso y salió al patio. En cuanto vio a su hermano le contó la situación y este le dijo que iría a intentar hablar con ella.

Marcos se quedó en el patio hablando con Dylan y los demás. Giró la cabeza para darle una mirada general al patio y se encontró con una deslumbrante Cecilia caminando en su dirección. Debió admitir que se veía mucho más sexy así, y que el maquillaje, aunque era excesivo para el colegio, le sentaba de maravillas.

—Hola Marcos— saludó depositando un beso en mi mejilla—Chicos— dijo haciendo un saludo con la cabeza a los demás.

—Ella es Cecilia, la melliza de Coral. — la presentó Marcos por si acaso las confundían.

Marcos había aprendido a diferenciarlas principalmente por su altura, ya que Coral estaba más cerca suyo que su hermana. Por otra parte, Cecilia estaba mucho más dota que su hermana en lo que a busto y labios respectaba, y eso era algo que se veía a simple vista.

—Bueno, como les decía. Este fin de semana haré fiesta en mi casa por mi cumpleaños. Mis padres no estarán así que trataré de montármelo a lo grande. — dijo una emocionada Lara.

—Yo puedo ayudarte si quieres. — ofreció Coral, quien tenía mucho oído de sus amigas que se montaban las fiestas en su anterior ciudad— se un poco de fiestas.

—Ni si quiera estas invitada aún. — dijo una evidente fastidiada Emma.

—Emma, no seas grosera, por supuesto que está invitada. — sentenció Lara mirando mal a su amiga. — Y no nos vendría nada mal un poco de ayuda externa, así que sí, por supuesto.

Lara estaba aceptando porque realmente lo que ella buscaba era montarse la fiesta del siglo, y quien mejor para eso que una extranjera. Quizás sus fiestas serian diferentes, y con eso bastaba para dar de que hablar por meses en aquel pueblo. Cecilia lo estaba haciendo de buena voluntad, y porque también quería ser participe de un evento tan importante como lo era ese.

Por su parte Coral se encontraba en uno de los sillones de la biblioteca, tratando de escribir un poco para sacarse de encima la pesadez que llevaba. Estaba escribiendo en su teléfono, porque no llevaba consigo ningún cuaderno. No estaba acostumbrada a escribir fuera de casa, pero en ese momento realmente lo necesitaba. Manuel tardó un poco en dar con ella, pero cuando por fin lo hizo se dirigió enseguida hacia donde ella se encontraba.

—Hola Coral— saludó haciendo que levantara la vista del teléfono— ¿Puedo? — preguntó señalando el espacio libre del sillón.

—Sí, claro. Tu hermano te dijo que estaría aquí ¿Verdad? — preguntó Coral bloqueando su teléfono.

—Sí, me dijo que te vio mal. ¿Quieres hablar de lo que te está pasando?

—Verdaderamente no— suspiró— Preferiría olvidarme del tema y sentirme bien, aunque sea por un rato.

—Pues bien, quizás te alegre saber que este fin de semana es el cumpleaños de Lara

Coral lo miró con cara de Estas bromeando ¿Verdad?

—Yei, mi mejor amiga. — contestó ella rodando los ojos.

—Mensa, que habrá fiesta, por eso te lo digo. Vi que disfrutaron bastante la noche de la Matiné, así que supongo que te lo pasaras bien también.

—No se si estaré de ánimos para ir Manu.

—Vamos, no seas así. ¿Te perderás la oportunidad de bailar con este irresistible espécimen? — preguntó Manuel levantándose y haciendo una pose musculosa.

Eso logro sacar una sonrisa en Coral, quien lo miró divertida y luego negó con la cabeza. Su amigo la había echo sonreír, y ella se sintió un poco mejor al saber que contaba con gente que realmente se interesara por que estuviera bien. Se levantó y salió de la biblioteca junto con su amigo, el timbre había sonado.

 

Volvieron a casa luego del colegio y ambas almorzaron en silencio y por separado. Coral subió su comida a la habitación, Cecilia almorzó en el comedor mientras conversaba por mensaje con Lara, ultimando detalles de la fiesta. Le había comentado a Micaela y Mandy respecto a la situación y ellas no podían creerlo. Estaban sumamente ansiosa y expectantes respecto a la fiesta, y Cecilia había logrado convencer a Lara de incluirlas en la organización para que todo sea más ameno y fácil. Lara por su parte, estaba feliz de poder festejar su cumpleaños con una gran fiesta, pero la preocupaba mucho el posible destrozo que pudiesen causar las personas con los objetos y muebles de su casa. Cecilia le sugirió que si el clima estaba lindo podía hacer una pool party, que comenzara cerca de las 6 y terminara a la madrugada. Así podría mantener toda la fiesta en el jardín y no dejar la casa echa un destrozo. Lara le dijo que lo pensaría y que vería el pronóstico. La fiesta era en dos días, por lo que todavía tenían tiempo para organizar. Dando por finalizada esa conversación se metió a sus chats de Facebook y vio que tenía un mensaje de sus amigas hablando sobre ir a los bolos. Ella aceptó encantada, hacia mucho que no jugaba.




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