Mi otra yo

20-Bolos

Las maquinas escupían bolos cada un minuto, tiempo que les llevaba volver desde la canaleta del fondo a donde la gente escogía su bolo para lanzar. Había de diversos colores y pesos, acordes a cada persona. Mica y Brandom se encontraban por encima de Cecilia y Mandy por diez puntos. Ninguna de las dos había hecho chuza, y varias veces se les había ido el bolo por la canaleta.

Coral llegó con los muchachos al lugar y no la dejaron pagar, eligieron cancha y dejaron sus abrigos sobre la mesa. Los equipos eran Coral y Manu contra Marcos y Demian. Coral se percató enseguida de que su hermana se encontraba en el mismo lugar. Se estaba carcajeando y disfrutando como si nada de lo de la noche anterior hubiese salido de su boca. Eso molestó y dolió a Coral, quien decidió ignorarla y concentrarse al máximo para dar un buen partido y ganar junto con su compañero.

Marcos, que también notó la presencia de Cecilia gracias a su carcajada, saludó desde lejos, haciendo que Cecilia sonriera como tonta. Para luego desfigurar su cara por completo en cuanto vio a su hermana. Coral estaba conversando con Manu respecto a la mejor técnica para poder hacer una chuza, así que no se percató de la fulminante mirada que su hermana le dedicó. El que si se dio cuenta fue Marcos, quien después de acercarse y darle un beso a las chicas y a Brandom decidió aclarar la situación con Cecilia.

—La idea era que vinieses con nosotros, pero no estabas, queríamos sacar a tu hermana un rato. La vimos bastante triste esta mañana y se nos ocurrió que esto sería una buena idea.

Cecilia contó mentalmente hasta diez antes de contestar. Además de todo lo que había hecho su hermana ahora andaba de pobrecita por los rincones, queriendo llamar la atención de su chico de esa manera. Eso la colmaba más que el día anterior, y quería ir a decirle de todo en ese preciso momento. Pero no quería montar un escándalo en un lugar público, así que decidió guardárselo para después.

—Debe ser porque extraña a los amigos. —mintió. — No van a poder hacer mucho realmente.

—Nosotros también somos sus amigos, y queremos que este bien.

Demian llamó a Marcos porque era su turno. Él se despidió de Cecilia y quedaron en hablar luego. La palabra que había empleado Marcos había bajado un poco la rabia de Cecilia, sin embargo, la atención que estaban brindando a su hermana le irritaba por demás. Marcos notó que la idea de que Coral estuviese con ellos había molestado enormemente a Cecilia. Y traro de imaginarse que podía haber pasado entre las dos chicas para que una estuviera tan triste y la otra tan enojada. Luego de hacer su tiro y derribar cuatro pinos se dirigió a Coral.

—¿Estas así por algo que ocurrió con tu hermana?

—Perdona Marcos, pero no quiero hablar de esto ahora. — contestó Coral levantándose para ir a tirar un bolo.

Escogió uno rosa que pesaba cinco kilos, introdujo los dedos en los espacios y se acerco a la línea. Repaso mentalmente los consejos que le había dado Manuel y se dispuso a lanzarla. La bola chocó contra cinco pinos y los derribo. Miró la pantalla para ver cuantos puntos había sumado y apareció una animación. Era un bolo blanco lanzando y pisando la línea roja cuando lo hacía. Ella miró para abajo y efectivamente había lanzado adentrándose a la cancha.

—Fue un excelente tiro, pero la próxima intenta empezar de más atrás— la alentó Manuel pasando por su lado.

—Lo siento, te advertí que era muy mala. — contestó riendo un poco.

El había agarrado un bolo amarillo, que pesaba siete kilos. Se posiciono frente a la cancha y se preparó para lanzar. Mandy lo miraba desde su cancha, le parecía muy atractiva la forma en la que se preparaba para lanzar. Sin sacarle los ojos de encima vio como este lanzaba y derribaba 8 de los 10 pinos de un solo tiro.

—Es muy bueno. — dijo a nadie en particular.

—Hey chica, es tu turno. — Cecilia vio hacia la dirección que estaba viendo su amiga. — Y asegúrate de limpiar la baba antes de lanzar. No sea cosa que te resbales.

El comentario hizo reír a todo el grupo, incluso a Mandy, quien además se puso colorada. Ambos mellizos le atraían, sin embargo, sabía que su amiga estaba loca por Marcos, así que había decidido dejar de mirarlo. De todos modos, el amor que sentía hacia ambos era algo plantónico y estaba segura de que jamás se fijarían en ella. Suspiró y se preparó para lanzar su bolo. El bolo avanzó sobre el lado derecho del campo, y justo antes de llegar a los pinos se desvió por la canaleta.

—Perdón Ceci. — se disculpó con su compañera. — Esto no es lo mío.

—No te preocupes, si vamos debajo es por culpa de las dos. — contestó mientras abrazaba a su amiga. — Podría pedir algo de ayuda. — le ofreció mirando a los mellizos.

—No seas cruel, sabes que moriría de vergüenza. — contestó poniéndose roja con la idea.

Micaela y Brandom habían tirado y habían derribado todos los pinos. Iban con ventaja de veinte puntos sobre las chicas. Festejando cada final de vuelta con un beso en los labios seguido de un abrazo.

—Si en esta no sumamos más de seis puntos iré por ayuda. — advirtió Cecilia a su amiga. —  Así que te los encargo.

Lanzó y derribó tres pinos, dejando así a Mandy con la responsabilidad de tirar tres más si no quería que fuera por Manuel. Mandy en el fondo deseaba ser buena en el juego y aprender, le gustaba mejorar siempre en todo lo que hacía. Pero la idea de que Manuel le diera unos tips la aterraba de vergüenza. Hizo su mejor esfuerzo y lanzó. En un inicio el bolo iba bien direccionado, pero cerca de mitad de pista se empezó a desviar hacia la canaleta. Mandy dijo que no mentalmente unas quinientas veces deseando que el bolo le hiciera caso y retomara su camino original. Tres puntos fue el resultado de esa ronda. Cuando volteó para suplicarle a su amiga que no fuera por Manuel ya era demasiado tarde. Ceci se encontraba volviendo con él hacia donde estaba su grupo.




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