Aun estábamos compartiendo con mi familia en nuestra pequeña finca, estaba aburrida ya que en el día anterior no había dormido nada y creo que por eso mi mente estaba ocupada. Empezaron a repartir el almuerzo y me senté en el piso porque tenía calor y tampoco quería verle la cara a nadie, cuando me sirvieron me recordaron que ese mismo año entraría a noveno, no me gustaba la idea ya que no estaría con los mismos compañeros por un cambio de grupos en mi colegio.
Cuando terminé de comer entre rápidamente a mi cuarto y cerré la puerta, me lancé a mi cama y solo sentía como mis parpados se cerraban hasta que, así, caí dormida. Desperté a las seis, ya iban a servir la cena; pero no tenía hambre, me había acostado tan llena que creo que fue eso lo que me hizo dormir enseguida. Solo guarde mi comida sin que nadie se diera cuenta ya que una regla de la casa era, no guardarla, no me importaba mucho esa regla; Pero aun así, a veces la cumplía, cómo otras no.
Ese mes de enero se fue volando y llego la fecha estimada para el inicio de las clases. Cuando llegue a mi primer día de inducción, mire a todo el mundo mal, no quería saber nada de nadie y estaba otra vez encerrada en mi propio mundo. No soy muy social la verdad, jamás me ha gustado interactuar con nadie, no por pena o por miedo, solo no me gustaba ver como muchas personas se hablaban con hipocresía. Después de terminar mi inducción me dirige al salón indicado donde estaría a partir de ahora.
Me encontré con mi grupo de confianza y quedamos en encontrarnos en el descanso en nuestro lugar, me despedí de ellos y borré aquella sonrisa que había en mí. Llegue al salón y estaba muy lleno de personas que gritaban, no hablaban, y eso era horrible para mi temperamento y oídos; Mi sentido auditivo es muy delicado escuchaba muy bien cuando susurraban y para mí era bueno como malo, sentir esos ruidos me molestaba y me acerque al salón que quedaba en frente del mío. Allí me recosté y esperé, la coordinadora ya había pasado y nos dijo que esperáramos a nuestra docente ya que se le había presentado algo. Y me encontré a mi mejor amigo Esteban, venia hablando con más personas y sabía que no podía romper su récord de llegar tarde.
Se acerco a mí y entablamos una conversación de que cinco del grupo anterior fueron distribuidos y yo fui una de esos, solo por hacer más grande los grupos. Seguimos hablando por un buen rato y la profesora aún no había llegado, le pedí que se fuera no quería que lo regañaran por mi culpa. Él acepto, aunque en mi interior sabía que se iría a otro lado, en eso se quedó un amigo de él Alejandro, el cual teníamos en común, no habíamos hablado mucho siempre era hola, bien gracias y chao. Tampoco es que quisiera entablar una conversación, había algo en el que no me gustaba.
Así nuestra conversación se hizo más larga de lo normal, eso era raro para mí, aunque amaba lo tierno y pequeño que era, no me caía bien, en eso volvió Esteban y se lo llevó con él, no sé si le incomodaba porque siempre que me veía con Alejandro lo alejaba y yo solo me iba. Cuando regrese a mi salón ya la profesora estaba adentro, solo tome mi asiento y empezó con la introducción de su clase. Aquellas horas pasaron muy rápido y siempre me iba con Esteban dejándome a la mitad del camino a casa.
Después de empezar a caminar a casa me conto que Alejandro se había retirado, pero no me dijo la razón, no les voy a negar que se me hizo raro. Nos despedimos y seguí mi camino, mi casa quedaba retirada de mi colegio o secundaria, jamás me gusto vivir cerca de lugares donde quería ser libre y sí, mi vida era una prisión cuando estaba en casa, los padres sobreprotectores ven peligro por todo lado. Los entendía a veces, era su hija y no querían que me pasara nada malo. Al llegar a mi casa me dirige a mi cama, teníamos que mudarnos a un pequeño apartamento que era nuestro y no me gustaba la idea de no tener privacidad.
Tampoco es que tuviera algo con que distraerme apenas tenía un diccionario y el trabajo con mi abuelo, desde pequeña supe que si quería algo debía conseguírmelo con mi propio esfuerzo, ya tenía tres años trabajando con él así que eso también me mantenía distraída. Y llego el día de la mudanza, estaba estresada ya que me tocaba casi todo, ya que mis padres trabajaban mucho. Después de terminar el aseo y ver como las pocas cosas consumían mucho espacio, me recosté en el piso, sentía el frio que emanaba y me gustaba como se sentía, como si algo descansara en mí.
Al día siguiente volví a la escuela, estaba algo contenta porque ya mi teléfono lo pude arreglar después de haberse apagado sin ninguna causa. Como tenía el internet de colegio empecé de nuevo a configurarlo después de haberlo formateado. Terminaron las tres primeras clases y yo seguía abriendo mis cuentas hasta que recibí un mensaje, se me hizo raro ya que pocas personas lo hacían y sabia quienes era por la notificación determinada que les tenia a cada uno con su tono, no ingrese porque no me daba confianza.
Encontré a Esteban en el descanso hablando con una señora algo serio ya que sus caras representaban eso, no quise preguntar, ni acercarme así que decidí irme de allí. Fui a mi área favorita, la naturaleza, podría criticar casi todos los ambientes de aquel colegio, pero su área natural era mi mundo para estar sola. Solo tenía veinte minutos para estar allí, mi parte favorita era detrás de un árbol, nadie podría encontrarme allí y no tenía que ver o escuchar a nadie. Solo Esteban sabía que podría estar allí y eso me relajaba. Como era una zona poco común hacia tonterías para distraerme.
Sonó la alarma y empecé a caminar sin que nadie me viera, cuando llegué a mi salón ya habían iniciado la clase, mi excusa fue que estaba en el baño por una emergencia, si muchos pensaron.. esta chica tiene el periodo pero no me importaba. Terminaron las últimas tres clases y me fui al árbol que se encontraba fuera de mi colegio para esperar Esteban, nunca apareció y yo me fui. Llegue tarde a casa, pero nadie estaría allí a esa hora.