En mi familia siempre fuimos unidos, conocí muchos lugares de los que recuerdo. Mi padre era mi mayor tesoro, y yo, su pequeña princesa. No fue hasta que descubrí que nos iba a abandonar.
Mi madre me sostenía con fuerza mientras lloraba y gritaba "Papá" él se alejaba cada vez más, mi frágil corazón se rompió en mil pedazos cuando corrí tras él. Su auto acelero dejándome tirada en medio de la carretera. Devastada, ese sentimiento no lo merecía. Solo tenía doce años. Él es mi mundo, amo a mamá, pero papá siempre fue y será mi favorito.
Mamá se encerraba en su habitación a llorar, escuchaba como destruía las cosas en ella, mientras gritaba cuanta grosería dirigida a mi padre; me cuestionaba que tal vez no fue la mejor mujer o la mejor mamá y por esa razón papá se fue.
Venia a visitarme cada dos meses:
-Ven mi princesa. - Beso mi mejilla para después hacerme cosquillas. La inocencia que tenia en aquel entonces, la extraño. Yo era feliz con solo verlo.
Siete meses después, él se fue caminando. Lo seguí, llego a una casa hermosa, mejor que la mía. Toco la puerta, se arreglo la corbata y sujeto bien el ramo de rosas que compro en el camino. Saco un anillo y lo coloco en su anular derecho. Salió una mujer hermosa, el vestido blanco que tenia puesto mostraba bien sus curvas, ni una sola cicatriz, ni arruga, piel de porcelana y su aura es encantadora, supongo que era más joven que mamá.
¿Mamá era el problema?
¿Yo tuve que pagar por ella?
La tomo entre sus brazos después de entregarle el ramo, la beso, detalle bien a la mujer y ella tenia el mismo anillo que papá se había puesto, pero a su medida. ¿Están casados? Ignore esa pregunta, es mi padre, él no haría eso sin contarme.
Fue cuando la vi, esa niña mayor a mi, lo abrazo con fuerza.
-¡Papá! - Sonreía con pureza y él, la abrazaba con tanto cariño.
-Mi princesa hermosa. - Respondió él.
Entonces su apodo, mi apodo. Fue por ella quien me cambio, ella es linda, pero no merece el amor de mi padre.
No ella.
Salí corriendo, regresando a casa le conté todo a mamá, fue como si le hubiese echado leña al fuego. Su odio por mi padre creció demasiado.
-Él nos abandono por otra familia, quiero que eso te quede muy claro, ¿Entendiste bien, Clara?
-No, ellas tienen la culpa. Ella, esa maldita pequeña me robo a mi padre.
Desde aquí cambie mucho, mi forma de vestir, tenia que ser mejor que ella, en todos los sentidos. Fue mi manera de enfrentar mi dolor y la acepto. Una mejor versión de mi, estará dispuesta a recuperar a mi padre y a destruirlas o quitarles todo lo que poseen.
Eso lo juro.
Me tomo años, tenia que crecer, averigüe en que colegio estaba, donde vivía ya que se mudo, que hacia en sus tiempos libres, quienes eran sus amigos. Fue una completa obsesión con ella, tenia que ser mejor. Hice una pizarra oculta en mi habitación donde ocultaba toda su información, me desconecte completamente de la vida con mamá. La verdad es que no quiero saber nada de ella.
Me transferí de colegio, al contarle la noticia a papá, su rostro cambio a colores. Ya se todo, pensé. Sin importar que pase, yo, seré la única princesa de papá y le demostrare que cometió un error al elegirlas.
Fue la primera chica que busque, llegaba tarde muy pocas veces, no era buena en las notas, su fuerte es el arte y un poco las matemáticas, tiene una manera perfecta de pensar, puede que sus notas estén mal, pero sus respuestas a cualquier pregunta eran infalibles, únicas y eso lo detestaba. Aunque me ahorro el trabajo, esta vez ella había errado y tenia que entrar.
-No es cierto, profesora. El arte, es un trabajo con disciplina, conocimiento, responsabilidad y sobre todo, debes tener las herramientas necesarias para ejecutarlo. - Respondí al levantarme del puesto, orgullosa de mi respuesta.
-¿De qué te sirve tener todo eso si, no tienes pasión? - Respondió sin siquiera levantar su mirada, Dayan.
Los demás estudiantes, incluso la profesora nos estaban observando. Sentí las miradas de aprobación, de burla. Mire a mi alrededor, al lado de ella estaba un chico; Pablo, tal vez comience con él. Tenia una risa mientras sostenía la manga del buso que tenia Dayan sobre sus hombros.
-Responde. - Volvió hablar.
Aprete mis labios, pero no estoy dispuesta a ceder tan fácilmente esa victoria.
-Sí, la pasión es importante. - Admití, cruzando mis brazos - Pero sin técnica, sin conocimiento, esa pasión se desperdicia. Puedes sentir todo lo que quieras, pero si no se sabes cómo expresarlo correctamente, no importa en realidad. Absolutamente nadie entenderá lo que intentas decir.
Hablo con Pablo, pregunto por la hora, creo, ya que él miro su reloj. Se levanto lentamente y se acerco al caballete. Solo tomo una sola pintura, negra. Con movimientos precisos, agiles, llenos de emoción, ya que la desgraciada sonreía, comenzó a pintar. Un árbol, sombras, hojas cayéndose, una silueta; eso hizo rápidamente e hipnotizando a cualquiera que la viese.
-Mira esto. - Observaba su pintura con orgullo, muchos se levantaron, ya que las sillas resonaron con su movimiento. - A esto me refiero, la técnica te da herramientas, sí, pero tú pones la pasión, el amor, la importancia de la obra, para finalmente crear algo maravilloso para ti.
Es perfecta su pintura, se notaba lo que quería decir. El árbol, es de aquí y es su lugar favorito de toda la institución.
-Solo es habilidad. -Respondí rápidamente - No significa que todos necesiten trabajar así. Algunos de lo más grandes artistas han logrado sus obras gracias al dominio de la técnica, y no todos estaban consumidos por la emoción.
-Posiblemente, aún no había nacido cuando ellos hicieron sus obras, y aunque no las hubieran echo con pasión, para muchos de nosotros, la tiene. La emoción de poder entrar en sus mundos con su arte, de saber el ¿Por qué? ¿Qué los inspiro? Eso es un gran deleite, para mi como espectadora. Y sé con seguridad, que cada obra significaba algo apasionante para cada autor.