Jeane Mccain
mayo
"Cómo el viento me creía hasta la oscura realidad de mi vida, todo en cuestión de segundos paso a hacer una gran tormenta llena de monstruos.. y su reina era yo. No sabía que de mí salían aquellos pensamientos, sentimientos; fue cuando sentí cómo carcomían mi cuerpo poco a poco, mi alma, haciendo desvanecer el ultimo rastro que amaba, perdiendo el interés de mis gustos; un día lleno de felicidad era lo que más anhelaba; ahora solo quiero que esta noche sombría este en calma, junto a la hermosa luna que esta encapsulada.
Esa pequeña galaxia rota se quedo conmigo, fue mi culpa, por pensar que si podía abrir mi mundo ante uno de ellos, debí cuidarme más y lo sé, debí seguir protegiéndome con aquella personalidad, con aquella mascara que tenia siempre.
ES MI CULPA
ES MI CULPA, SIEMPRE LO ES..
Siempre que trato, fallo o me fallan. Es cansador ver cómo la gente que un día amaste tiene completamente el poder de destruirte con pocas palabras, Incluso ÉL."
Esto lo escribió Dayan.
-¿Puedo preguntar quién es "él"?
-No quiero decirlo.
-Llevamos apenas cuatro sesiones, Dayan.
-¿Puedo saber cómo están los demás?
-Pablo, está mejorando mucho; Aarón, ya escribió en el árbol.
-Hasta que decidió que escribir.
-Dayan, quiero que te levantes. - Se levanto y agarro con fuerza su brazo por detrás, sus venas se notaron y sabia que se estaba lastimando. Me levante y la abrace - No es tu culpa.
Se alejo bruscamente y me miro con odio.
-Déjese de tonterías, se que la muerte de mi hermano no es mi culpa.
-No hablo de eso.
-¿Entonces de qué? - Solté una bocada de aire y me acerque.
-Sé que te tocaron, sé que fue alguien cercano... o tal vez fueron desconocidos. Pero nada de esto es tu culpa. Cambiaste tu forma de vestir porque te hicieron creer que todo era por cómo ibas vestida.
-Cállate. - Murmuró agachando su mirada. Su voz quebrada la delataba aún más. Su cuerpo rígido le impedía volver a la realidad y enfrentarla.
-No es tu culpa. - repito suavemente - Y tienes que creerlo. No te estoy pidiendo nombres, ni que los denuncies, solo te pido que empecemos a sanar.
-¿Sanar? - Empezó a reír amargamente, Pero un eco doloroso que apenas parecía humano - ¿Sanar? ¿Sanar qué? - Su pecho subía y bajaba rápidamente - Nada de eso muere Jeane, te quiero, pero no sigas, por favor. No tienes ni idea de lo que es sentirse sucia, asqueada, saber cuales son las partes que tocaron y como lo hicieron. El no poder decirlo por miedo, el no gritarlo, tú no sabes nada. Está piel es solo un disfraz, porque esta piel ya no me pertenece, no la quiero, cada maldito toque, quema de una manera horrible por dentro.
Intente acercarme, pero negó con su cabeza, su mirada perdida me decía todo, estaba recordando todo y destruyéndose poco a poco, aunque eso me lo confirmo sus ojos.
-Es duro, pero.. tienes que enfrentarlo.
-Dejemos esta sesión para otro momento, tú no sabes nada. - Sus ojos llenos de lagrimas que no caían - ¿Y enfrentarme a qué? ¿A permitir que me toquen aún sintiendo miedo? ¿A qué me miren y no saber si quieren hacerme daño? ¿Hombre o mujer son una amenaza para mi? Si. Desgraciadamente todos son iguales. - Su voz se quebró - Esto no se enfrenta. Se sobrevive.. o te consume lenta y dolorosamente.
Extendí mi mano y la rechazo con un manotazo.
-Solo dejemos esto para otro día. No quiero faltarte al respeto, Jeane. - Llena de dolor se sentía el aura de sus palabras, ella estaba apunto de desahogarse en su propia angustia.
-¿Por qué no lo enfrentas?
-Solo déjalo, Jeane.
-Dime.. dime, es lo único que necesito escuchar de tu boca.
-¡PORQUE ME DA MIEDO! - Sus lagrimas flotaron, su voz se desgarro mientras seguía hablando, temblaba su cuerpo, como si estuviese consumido por la ira, el miedo y el odio, y eso esta apunto de romperla - ¡TENGO MIEDO DE CERRAR LOS OJOS Y VERLOS OTRA VEZ!
Comenzó a llorar desesperadamente, aún no dejaba que me acercara y no podía hacer nada.
-Ya no quiero seguir, por favor. - Dijo en un hilo de voz - tengo miedo de que todo vuelva.. que mi mente me traicione trayendo todos los recuerdos sus caras ¡Sé que no abusaron sexualmente de mi, pero es el.. el mismo dolor! Cada maldito segundo es una batalla para no romperme, para no caer en la locura y perder lo poco que queda de mi.
Su respiración era rápida, sus palabras descontrolados, un mar de confusión y angustia.
-Los maltratos que sufriste no son tu culpa. - Me acerque.
-Pero son míos. - Sus palabras como susurros quebrados, mientras sus manos se cerraban en puños - Déjame decidir, o dejo que consuman cada parte de mi, o que ya no quede nada de mi, o si.. si simplemente.. - Su voz se apagó.
Se abrazó con fuerza a sí misma, un gesto que la mantenía unida, como si estuviese a punto de desmoronarse por completo.. y eso es algo que no quiere hacer.
-No hay salida, Jeane. Nunca la he encontrado. Solo puedo elegir como me destruyen, rápido o lentamente. Y la verdad es que no sé qué duele más.
Tomo sus cosas y salió con prisa.
-Lo siento, Dayan. Será un proceso lento y doloroso. Porque enfrentarás a tus demonios y cada vez que los enfrentas, el siguiente será peor que el anterior.
Termine por el día de hoy, al llegar a casa Alejandro estaba con Clara, abrazados y sonreí al verlos. A pesar de que somos de diferentes padres nos llevamos muy bien, y él, ha aprendido a tener más responsabilidades con ella. Sé que traman algo, pero prefiero no meterme en sus cosas.
Algún día deberán aprender que cada acto, conlleva una consecuencia, sea buena o mala.
Los espío muy pocas veces, y hoy que está ella, debí decirles que pararan.
-No deberías meterte en nuestras cosas, sabes por lo que ella paso y tienes de amiga a su enemiga.