Mi Pequeña Galaxia

25. LLUVIA

Dayan Morcant

Fueron meses difíciles, baje de peso y mi estado mental empeoró, Aarón estuvo por momentos conmigo, lo echaba de casa cuando quería estar sola.

Recuerdo que en una noche, mi día fue muy tranquilo, feliz, mantuve una sonrisa natural, aunque sentía un gran vacío. Es algo inexplicable, mi cuerpo respondía a veces y solamente me quedaba mirando un punto fijo, así mis ojos generaban lagrimas y mi corazón se hacia añicos.

Al estar en aquella habitación encerrada, en un rincón, postrada sobre mis rodillas, anhelando que algo o alguien viniera a ayudarme, pero también con el miedo del que dirán. ¿Me juzgarán? Porque pasa el tiempo tan lento cuando estoy en estas situaciones. ¿Y si le digo la verdad a alguien? Me sentiría menos, saber que alguien sabe como soy en verdad.

Lo único que me queda es llorar y llorar.

Sin ningún remedio o alguna cura, pedía a gritos dentro de mi ayuda, mi voz nunca salía, mi cuerpo temblaba, mi respiración se alteraba sin hacer ningún ruido, como si ella misma me matara y quisiera que nadie me encontrará.

Necesito Paz..

Aquel rincón era mi protección, mi lugar seguro, por lo menos ahí sentía que no todo pesaba tanto, que soltaba aquella pesa, que ha estado todo este tiempo destruyendo me. Esas cadenas, preciosos hilos de metal que he estado buscando desde hace tiempo.

Al analizar mis piernas delgadas, mis brazos, mi abdomen; podía ver como se notaban mis costillas, como mis ojos estaban borrosos, que ya no brillan con la misma intensidad. Todo de mi desapareció.

¿Cómo pude haber confiado tanto en él?

Para que solamente viniera a destruirme, para que solo me utilizara, solo era una pintura en aquel recuadro de aquel artista. La cual forjaba con el lienzo mi vida, muchas palabras se repetían en mi cabeza: "No lo necesitas" "Tienes que ser fuerte" "No le cuentes a nadie" "No te van a entender, te van a juzgar" "Ocultas todo" "¿Para qué confiar en ellos, si siempre se van?" "¿Para qué quedarles excusas?" O así las llaman ¿No? Sé que mi mundo ya no tiene oxígeno y quería confiar, aunque se me hacía imposible tantas cosas por las que he pasado, tantos logros porque sé que he logrado muchas cosas. Gracias a este dolor, sí las gracias, porque si no hubiera sido por él, Aarón tampoco hubiera estado aquí.

Yo seguía tumbada no sabía qué hacer, si levantarme y luchar o liberarme y sobrevivir, fue cuando dentro y lo único que hizo fue abrazarme, ni siquiera hablo, aunque tampoco necesitaba palabras y lo único que me importa son los hechos.

Me subió sobre su regazo y me abrazo, sentí algo de esperanza en su abrazo aunque.. solo fue una ilusión.

No entiendo porque mi mente me perturba, porque a veces me engaña y me muestra lo que amo tanto; pero todo me produce náuseas, cuando veo que no es verdad, solo es una alteración de mi mente, para hacerme sentir un poco mejor. Mi corazón me despierta y me dice que "Aquí estoy" claro que quiero verlo, claro que necesito un abrazo, ya no está, yo lo alejé porque necesitaba tranquilidad, necesitaba reconstruir me sola o eso pensaba, ahora lo único que quiero es que no me vea, ser invisible.

Pero esta vez mi mente no me engañé, él abrió la puerta con fuerza claramente teniendo cuidado, me miró con esos ojos llenos de amor, esos que sé que me darían la esperanza, pero el miedo y el dolor son aquellas cadenas en el rincón que me sujetan.

Me cargó en sus brazos y me llevó a la tina, abrió lentamente el grifo y dejó mis manos libres para sujetarme.

¿Por qué lo hace?
¿Que lo impulsa a seguir conmigo?

Detallaba lentamente su rostro, buscando algunas respuestas a muchas preguntas que me decía hasta que lo vio y me miró fijamente a los ojos y me dijo:

-¿Por qué? ¿Por qué dejaste que él hiciera eso en tu cuerpo? ¿Por qué seguiste? ¿Por qué nunca me contaste? Dame una razón. - Dijo con su voz quebrada empezando a cepillar mi pelo.

Baje la mirada detallando como el agua arrastraba el maquillaje, aquellos moretones en mis muñecas, brazos, cuello y pecho aparecieron de nuevo, haciéndome ver que en realidad estoy mejor aquí, que con él.

-Porque aún sabiendo lo que pasaba, ¿lo seguías aceptando?

-Ni yo lo sé, era como un juego entre la mente y el corazón, donde impulsivamente lideraba mi corazón. Los sentimientos y la racionalidad no se conocían, dónde permití el dolor para seguir amándolo, para no sentirme frágil en su presencia. Para demostrar que su tiempo conmigo valía la pena y lo peor es que ahora yo fui la que terminó destruida. Yo fui su sanadora y él mi cazador.

-¿Yo fui su sanadora y él mi cazador? Tú adoptaste el rol de curarlo, de entrega, quien da y él, del quien toma, persigue y como ultima instancia, destruye.

Sus palabras me desgarraban lentamente.

-Y lo peor es que te perdiste en este proceso.

Él tenia toda la razón.

Me perdí.

-Quiero ser mejor que esto.

-Lo harás, pero no lo hagas sola, estoy aquí ¿Lo olvidas?

-Lo intenté, intenté amarlo con todo, lo hice; pero lo único que recibía de él, eran rechazos, palabras hirientes, golpes, mi amor por él fue tan grande, que cuando sabia que me lastimaba, me decía: "Él no es perfecto, valorar lo, porque como tú, él ha pasado por miles de cosas"

Mis lagrimas seguían cayendo, con mas intensidad ahora. Hablando con él, siento que aquellas noches de tormenta se van de mi mente.

-Le entregue todo, le mostré mi cuerpo, desvestí mi alma para él, todo, todo yo se lo di.

Me envolvió en una toalla sin quitarme la ropa mojada y me abrazo fuerte.

-Lo intenté y fallé..

-Tú no fallaste, aprendiste.

-¿Pero a qué costo? ¿Por qué un costo tan elevado?

-No lo sé.. yo tampoco lo sé.

Nos quedamos allí, cada lagrima liberaba algo dentro de mi, y era un recordatorio del vacío, del dolor, de un amor desgastado y la traición. Pero este abrazo, por muy pequeño que fueses me daba satisfacción, no era el consuelo, quizá no era suficiente.




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