Mi Pequeña Galaxia

27. OTOÑO

Dayan Morcant

-Te dije quieta, princesa.

-Baby.. (............) - Dije mirándolo fijamente.

-Repite eso de nuevo.. dilo.

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Al despertar, me sentía cansada y con mucho frío, apenas podía recordar donde estaba. Me senté buscando la cobija, estoy sola.. No sé como llego la almohada a mi cara, supuse que la lanzo cuando escuche su risa.

-Buenos días, preciosa. - Seguía en un trance de despertarme, sonreí y me besó

-Ya hice el desayuno. - Acaricié su mejilla, y beso mi palma.

-¿Por qué estoy casi desnuda? - Bostece - Desnuda.. - Tape mi cuerpo con la almohada y lo mire perpleja.

-Así dormiste anoche, después de besarte, seguimos un rato tocando y conociendo nuestros cuerpos, te acurrucas te en mi pecho y no recuerdo nada, así que creo que me dormí.

-Que vergüenza..

-¿Vergüenza? Ya no deberías tener pena, esos chupetones en tu cuerpo me gustan, y créeme, lo estabas disfrutando muy bien, tus sonidos te delataron, además yo también tengo... ¡Eres una enana atrevida! - Hizo pucheros cruzando los brazos mientras hacia su drama.

-Te hice solo uno.. eso es injusto. - Solté la almohada y me arrodille mirándolo.

Sus ojos analizaron rápidamente mi cuerpo y sus hoyuelos aparecieron en sus mejillas; se dio vuelta, tenia varios chupetones en sus hombros. Se veían también en él.

-Yo también pensé eso, hasta hace poco que me fui a bañar. - Se acerco acorralando me contra la cama - Ya traigo el desayuno, quédate juiciosa. - Nuestros labios se conectaron y se fue sin más.

-¿Cómo fue qué terminamos así? - Dije mirando al techo, creía que estaba sola, pero este hombre es rápido.

-Es tu culpa. - Comenzó a acomodar la bandeja llena de comida con cuidado.

-¿Mi culpa? - Lo mire mal, dame paciencia, que déjà vu.

-Si, yo no te mande a estar tan hermosa y elegirme. - Parecía un cachorrito, seguía haciendo pucheros tiernamente.

-Entonces ahora tengo la culpa.. - Metió un pedazo de pan en mi boca, asintiendo.

-Oye nena, ¿Salimos más tarde?

-Hoy tenemos que ir a mirar el lugar para nuestro negocio.. - Detalle su cuerpo - Recuerda que necesitamos un buen dinero para seguir con nuestras vidas. Además quiero que compremos nuestras cositas poco a poco o bueno lo que hace falta, casi todo lo has comprado tú. - Sonrió y me besó.

-Si, después de eso podríamos ir a un lugar. - Sé que noto mi mirada, agarro mi mano y me hizo tocar su pecho.

-Mm.. bueno. - Le di la comida en la boca.

-¿Qué fue lo que susurraste anoche? - Dijo agarrando el vaso con jugo de naranja.

-¿Qué? - Lo mire confundida.

-Me gusta el sonido que haces mientras te marco, pero ayer dijiste algo y no entendí nada. Algo de Baby (..............) y no escuché más.

-No recuerdo mucho.. - Sonreí levemente, sé perfectamente que fue lo que dije.

-Ay ajá, esa carita la conozco.

-Mm.. por eso a veces me siento ultrajada, me conoces demasiado bien. - Me sonroje apenas sentí su mano en mi cuello.

-Termina de comer, tenemos muchas cosas por hacer hoy.. y después me repites lo de anoche ¿Okey? - Beso mi mejilla, aún sosteniendo mi cuello.

-Si señor.. - No podía dejar de mirarlo, ay señor. Sonrió mirándome.

-Ahora quiero que tapes tú cuerpo, ya que pronto será mío de nuevo, pero la próxima vez completamente. - Susurro con una voz ronca. Lo mire perpleja y sonreí tiernamente.

Se acostó en la cama mirándome, sonreía cada vez que me analizaba. Está embobado.

-Baby.. - Me acerque y le di un golpecito en el pecho. - ¿No piensas comer? ¿Quieres qué te castigue?

-Castígame.. sería muy lindo ver cómo lo haces, cuando soy más alto, más dominante, más fuerte y tú tipo. - Maldita sonrisa que amo y me controla, sabe como provocarme. Siento que dice ¿Tienes miedo o no eres capaz?

Ríe con ternura; me disocie, sentí la relajación en mi cuerpo, como desapareció mi sonrisa y como mi mente me teletransporto a otro lugar, mis ojos ya no están con él, mientras sus dedos acariciaban mis manos, un recuerdo doloroso atravesó mi pecho, llevándome de regreso a aquel día en que Alejandro me tocó y él llegó a salvarme:

Claro que fue doloroso, mi mente gritaba por detenerlo y mi cuerpo no respondía. Su expresión solo me produjo miedo y cuando llegó Aarón, la esperanza volvió, con un poco de fuerza. Pero aún sin moverme, fue cuando entonces:

Limpio mis mejillas cuando estaba en shock, él había sacado a Alejandro de la habitación, su respiración era mi paz, mi estabilidad. Ver como analizaba mi cara, cuando agarro mi mentón con suavidad y se inclinó. El calor y el sudor de su cuerpo me hicieron volver, su aroma me hizo anclarme a este mundo y no quiero irme. La fuerza de ese momento me hizo hacerle hablar, pero él me calló con un beso, no fue cualquier beso. Sé con seguridad que él también está teniendo una lucha con este hecho.

Pero no lo rechacé, apreté un pliegue de su camisa y lo acerque aún más. Su tacto.. no me produce miedo. El agarre que mantenía en mi cintura, no me hacía temblar. Él profundizaba el beso, y yo, estaba sumisa ante su presencia. Me subió sobre él y fue la primera vez que analice su cuerpo completamente con mi tacto. La primera vez que sentí que valía la pena al lado de alguien.

Él y yo estábamos entrelazados.

Hasta hace poco lo confirme.

Mi cuerpo estaba con él, mi mente con el dolor, y yo.. eligiendo qué camino debo tomar. Me estremecí para volver, él me sacudió y fingí una sonrisa falsa.

-Ha pasado tanto tiempo, desde que estaba sentada con mi familia, tres años, tres. - Amaría que ellos estuvieran conmigo.

-Ellos se lo perdieron.. levántate, necesitamos sacar muchas cosas. - Negue con la cabeza - Ay linda, vamos además te daré comida.




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