Mi Primer Amor-es

Prólogo

Me gustaba visitarlos como a cualquier niña le gusta visitar a sus abuelos. Eran la imagen perfecta de lo que es la vida; el la quería y ella muy a su manera también lo hacía. Solían despertar muy temprano, ella preparaba el desayuno y el ponía agua a hervir para el café de ambos, unos días salían a la puerta principal para tomar otro café después del almuerzo, el leía el periódico, ella miraba a su alrededor a la gente pasar, otros días tenían una pequeña discusión después del desayuno, aún así ella le tenía lista la comida y la cena y el llegaba a darle mimos ó intentaba hablarle chiple para que no estuvieran enojados, la pregunta que lo solucionaba todo "¿Quién la quiere mi viejita?". Dormían en camas separadas, en habitaciones separadas. Ella era una gran mujer, cariñosa y tierna con sus nietos, la mejor cocinera que he conocido, era grosera y un poco brusca cuando ya tenía demasiado alcohol en su cuerpo, sus vicios eran el cigarrillo y los juegos en los que solía perder todo el dinero que tenía a su alcance, mentía para quedar bien ella y para conseguir dinero que poder seguir perdiendo. Él era un gran hombre, excesivamente bondadoso, tierno, amable, humilde, respetuoso, gracioso y divertido con sus nietos; a su vez , el podía imponer orden con la mirada, te atrapaba con sus historias de cuando era joven o simplemente tenía toda tú atención contándote cómo estuvo su semana, algo tan común lo convertía en algo espectacular para contar; era imposible no amarlo, tanto, que me compadezco de quienes no tuvieron el placer de conocerlo; pero no para ella, ella si no pudo amarlo.

Ella lo veía como el viejo que le quitó su juventud y por quién pasó sus años trabajando dentro de las cuatro paredes de su hogar. El la amaba a pesar de saber eso y a pesar de todo lo que ella había hecho en esos años de matrimonio, su engaño, su descaro de llevar a otro hombre a su hogar, las veces que le gritó que lo odiaba y le deseaba la muerte, el que gastara el poco dinero que tenían en sus juegos, la amaba a pesar de ver como se descontrolaba cuando el alcohol excedía su cuerpo, a pesar de que lo llegó a golpear y denunciar con acusaciones falsas, lo pisoteo , lo humilló incontables ocasiones; sin embargo el no se atrevía a dejarla sola por nada, le seguía amando y respetando, seguía en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separó.

Falleció. Lo mató la soledad, la indiferencia de quién creía era el amor de su senil vida, esa falta de respeto y coherencia; sobre todo, lo mató ese amor no correspondido. El día de su entierro ella suplicaba en sollozos y gritos ahogados por su perdón, por no poder parar de llorar.

No entendía lo que ellos tenían, no entendía porque él seguía ahí a pesar de que sufría con el rechazo e indiferencia de ella; la única vez que se le vió llorar a aquel viejo fue cuando dijo "Ya me quiero morir, solo soy un estorbo para ella".

En fin... Amar y ser amado es la única realidad de este mundo...

-Por él y para él.




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