El sol proyectaba su brillo en los lentes de una deslumbrante muchacha de tez pálida. Su boina blanca y su cabello corto y negro danzaban al ritmo de la brisa, al igual que su elegante vestido de color rojo. Un rubor delicado coloreaba sus mejillas mientras me observaba desde la cima de la colina que lleva a mi trabajo. Me encontraba hechizado, totalmente cautivado por su belleza. Una melodía romántica resonaba en mi mente.
Con gracia, la misteriosa dama giró sobre sus talones y se alejó con una lentitud que parecía casi coreografiada, hasta que su figura ya no fue visible para mí. Me quedé inmóvil, absorto en el momento.
¿Quién es ella? Su ropa, su rostro... me resultan extrañamente familiares. Y este sentimiento en mi corazón... duele, pero ella es una desconocida.
Me encogí de hombros, desechando mis pensamientos. Al final, no eran más que fantasías. Me di la vuelta y continué mi camino hacia mi trabajo de oficinista en una prestigiosa empresa de Tokio.
Lo tengo todo, ¿entonces por qué...?
Pero mientras caminaba, sumido en mis pensamientos, escuché unos pasos acercándose. Unas manos delicadas tocaron mi hombro.
"Oye..."
Me di la vuelta. Era la chica de antes. Al ver su rostro, mi corazón latió con fuerza, como si finalmente me hubiera reencontrado con alguien que conocía desde hace mucho tiempo.
Entonces, ambos preguntamos al unísono.
"¿Cómo te llamas?"
FIN
"¡Esto es completamente absurdo!" grité, levantándome de un salto de mi asiento y golpeando con ambas manos el escritorio que tenía enfrente.
Alicia, mi amiga de coleta castaña y ojos llenos de lágrimas, me miró con una mezcla de confusión y emoción. "¿Qué te pasa, Mateo? Ese final es realmente conmovedor. Es, de hecho, uno de los mejores finales de las películas de anime de amor que he visto", dijo, secándose las lágrimas mientras la banda sonora de la película sonaba en el fondo.
"No entiendo", contesté, aún enojado. "Después de todo lo que hizo para salvarla, ¿simplemente olvida todo? No tiene sentido. El hechizo que utilizó para viajar en el tiempo tenía el precio de recordar todo y reducir su vida en un treinta por ciento". Me volví a sentar, intentando calmarme.
Para ser honesto, las escenas, la música y las animaciones de la película habían tocado mi corazón. Sin embargo, siempre me ha molestado cuando las tramas de las historias dejan huecos argumentales inexplicados. A menos, por supuesto, que sea un isekai genérico.
Sofía, siempre pensativa y seria, intervino. "En la novela ligera se explica que si la otra persona descubre que se viajó al pasado, puede anular esa condición cambiándola por olvidar lo sucedido", explicó.
Hice una mueca. "Anular un detalle tan importante... ¿En qué tomo sale eso?" pregunté, sintiendo que algo no cuadraba.
"En realidad sale en un tomo recopilatorio de Side Stories. Salió después de la película", respondió Sofia.
"¡Entonces el autor se dio cuenta de su error y simplemente trató de parcharlo con eso!" exclamé, indignado.
Es común que en algunas adaptaciones se corten cosas para ahorrar tiempo, pero eso era simplemente inaceptable. A veces sospecho que los autores lo hacen intencionalmente para ganar más dinero con los Side Stories y OVAs...
Alicia, quien había estado callada, finalmente habló. "Bueno, debo ir a dejar el proyector a la sala de profesores", dijo mientras desconectaba los cables. Yo me levanté para ayudarla a enrollar la cortina provisional que habíamos colgado frente a la puerta del club.
Era miércoles, la semana después de la expo Anime. Habíamos vuelto a la rutina del club, aunque Gabriel solo había venido el lunes y desde entonces no se había presentado.
Probablemente estaba ocupado buscando trabajo. Si pudiera hacer algo para ayudarlo, lo haría. Pero, por desgracia, aún era pobre. No al grado de vivir en la calle, pero definitivamente no podía permitirme el lujo de ayudarle a pagar la universidad...
Me sentía mal. Gabriel, que sí tenía un sueño y estaba dispuesto a luchar por él, se enfrentaba a un obstáculo enorme. Mientras tanto, yo, que no tenía ninguna motivación en la vida, parecía no merecer el apoyo que tenía.
Alicia, con una determinación sorprendente, se encargó de cargar el proyector y la cortina sola, rechazando mi ayuda con un orgulloso "No soy tan débil".
Eran las doce del mediodía, y las clases se habían suspendido por una interminable junta de profesores. Pero, como siempre, se nos permitía pasar el resto del día en nuestro club. Esa era una de las libertades que apreciaba de esta escuela. En otras instituciones del país, ni siquiera permitirían a Alicia llevar su falda por debajo de la rodilla, o a mí tener el cabello un poco largo. En mi secundaria, me obligaban a mantener un corte militar para poder entrar, y todas las chicas debían usar faldas largas y cabello recogido. Era como si la mayoría de las escuelas estuvieran dirigidas por dinosaurios.
Había oído que el director de nuestra preparatoria era también el CEO de una empresa de cursos online, por lo que había implementado enfoques progresistas en la escuela. No sé cómo convenció a las autoridades para que permitieran tal libertad en una institución pública, pero lo logró.
Por supuesto, tuve que hacer un examen de ingreso así como todos los estudiantes de está preparatoria.
Volví mi mirada a Sofía, que estaba de pie frente al estante de mangas, inmersa en sus pensamientos y tratando de decidir cuál escoger.
"Creo que ya los leíste todos", comenté.
"Es cierto... ¿Tal vez debería irme a casa?", dijo, con un tono pensativo.
"¿Qué tal si seguimos con la novela visual?", sugerí.
"Tienes razón, pero hoy no tengo muchas ganas", contestó, sacándome la lengua de forma juguetona. Ese gesto me hizo reír.
Sofía me gustaba, o más bien, había llamado mi atención desde el primer día que la vi. Pero hasta ahora, no éramos más que amigos, y ella tenía novio.